Los datos del ministerio de Economía certifican un enfriamiento en las entradas de capital foráneo.
La consultora Kreab publicó recientemente un barómetro en el que mide los principales factores de riesgo de la economía española. La política se sitúa, una vez más, en cabeza: el 83% de los inversores muestra su preocupación por la inestabilidad institucional y otro 43% cita la situación catalana como factor desestabilizador.
En la misma línea van las estimaciones de incertidumbre de política económica que ha elaborado BBVA Research a partir de la metodología que emplearon Corinna Ghirelli, María Gil, Javier J. Pérez y Alberto Urtasun en un trabajo publicado por el Banco de España. Dicho trabajo muestra que el actual panorama es el de mayores dudas desde 2012, cuando nuestro país estaba al borde del “rescate”.
Sería absurdo pensar que todos estos factores son irrelevantes para la inversión extranjera. De hecho, los datos de 2019 confirman que, en efecto, se está produciendo una cierta desaceleración en las entradas de capital foráneo, hasta el punto de que los datos para enero-septiembre de 2019 fueron un 35% peores del promedio registrado en el mismo periodo de los cuatro años anteriores.
El peor dato en seis años
En los tres primeros trimestres del curso 2015, España recibió inversiones extranjeras valoradas en 17.002 millones. Un año después, en 2016, los nueve primeros meses del año se cerraron con unas inyecciones de capital valoradas en 17.559 millones.
El acumulado para el mismo periodo de 2017 fue aún más elevado, puesto que se produjeron entradas por un monto de 18.006 millones. Finalmente, el 2018 fue un año extraordinariamente bueno para la inversión extranjera, con un repunte de 38.362 millones. Estos datos, facilitados por el ministerio de Economía, contrastan con las cifras para el curso pasado, cuando los tres primeros trimestres del año 2019 constataron una fuerte moderación de la inversión extranjera, que se redujo hasta los 14.793 millones de euros, reflejando una fuerte caída frente al promedio de 22.732 millones que arroja el periodo 2015-2018. Incluso si excluimos del cálculo el año 2018 y tomamos solo como referencia los ejercicios 2015, 2016 y 2017, encontramos que el descenso es del 16%.
En perspectiva histórica, hay que remontarse seis años atrás, a 2014, para encontrar un dato de inversión tan malo como el de enero-septiembre de 2019. Una nueva muestra de que la situación económica española camina hacia un entorno más complicado.