Las emisiones de deuda pública se disparan hasta récord por la pandemia de coronavirus.
La pandemia del coronavirus y las consiguientes medidas de reactivación de la economía obligarán a los gobiernos de todo el mundo a inundar el mercado de deuda. Teniendo en cuenta que la economía mundial partía ya de un endeudamiento muy alto, existe cierta inquietud en los mercados en si la crisis sanitaria acabará desembocando en una crisis de deuda. Las claves para evitarlo: controlar los tipos de refinanciación.
Ayer mismo, el Tesoro Público español estimaba una necesidad de financiación bruta para 2020 de 297.657 millones de euros, de los que 185.969 millones se prevé financiar mediante bonos y obligaciones y 111.688 a través de letras. Esta cifra se corresponde con unas necesidades de financiación en términos netos -descontando las amortizaciones del ejercicio en curso- de 130.000 millones de euros, lo que supone 97.500 millones más que el año anterior.
Y España no será un caso aislado. De acuerdo a un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas en inglés) solo en el pasado mes de abril los gobiernos de todo el mundo sacaron al mercado 2,6 billones (con b) de dólares de deuda, batiendo todos los récords hasta el momento.
“Varios clientes y colegas me preguntan sobre la posibilidad de una crisis de deuda como resultado de la explosión de la deuda”, reconoce Yves Bonzon, cio de Julius Baer. La pregunta es obviamente legítima en un momento en que los déficits públicos alcanzarán niveles sin precedentes en tiempos de paz”. El experto del banco suizo recuerda al respecto que “la posibilidad de que la deuda pública pueda ser atendida depende de su coste de refinanciación y no de la muy hipotética capacidad de los gobiernos para pagarla, lo que rara vez ocurre en la práctica”.
“Mientras un gobierno pueda refinanciarse a bajo coste, como ha hecho el de Japón durante años, por ejemplo, y pedir prestado en la moneda que imprime, el riesgo de impago es mínimo”. Volviendo al caso español, el Tesoro presume de que el coste medio de las nuevas emisiones en lo que va de año es del 0,31%, mientras que el coste medio de la deuda en circulación continúa contrayéndose y se sitúa en un mínimo histórico de 2,02%.
“La capacidad de los gobiernos para financiar las transferencias necesarias del balance del gobierno al sector privado es esencial”, continúa Bonzon. “Esto requiere dos elementos: la capacidad de reunir el capital necesario y la aplicación del famoso control de la curva de rendimiento para garantizar que la tasa de refinanciación se mantenga igual o, idealmente, por debajo del crecimiento del PIB nominal”. “Esta es, con mucho, la forma más indolora de contener la deuda pública”.
En el caso de la Unión Europea, el reciente acuerdo alcanzado por la canciller alemana Merkel y el presidente francés Macron para crear un fondo común de recuperación por un total de 500.000 millones de euros (3,6% del PIB de la UE) con cargo al presupuesto de la UE, ha aliviado “inmediatamente los diferenciales de crédito de la periferia europea”. “Si este fondo de recuperación se materializa, será posible finalmente mutualizar el riesgo de crédito soberano de la zona euro”, concluye el experto de Julius Baer.