Yves Mersch advierte de las consecuencias para el sistema financiero de una moneda digital del banco central.
La introducción de una moneda digital entre los ciudadanos por parte del banco central, con la posibilidad de que estos abriesen cuentas de depósito directamente en la institución, reduciendo así el papel de la banca como intermediario, podría conllevar graves consecuencias para el sistema financiero, según ha advertido del representante luxemburgués en el directorio del Banco Central Europeo (BCE), Yves Mersch.
En este sentido, el banquero explica que la razón principal por la que el banco central no ofrece directamente acceso a sus fondos a los ciudadanos a través de cuentas en moneda digital, a pesar de que la tecnología para hacerlo está disponible en gran medida, es que hacerlo “podría tener graves consecuencias para el sistema financiero”.
A su juicio, esta desintermediación conllevaría problemas legales e ineficiencias desde el punto de vista económico, advirtiendo de que en la hipótesis de que los hogares pudiesen convertir sus depósitos en bancos en una moneda digital centralizada en una ecuación de canje 1:1 encontrarían más atractivo contar con una cuenta sin riesgo en moneda digital del banco central que mantener depósitos bancarios.
“Durante crisis sistémicas podría desencadenar pánicos bancarios digitales de una escala y rapidez sin precedentes, magnificando los efectos de tales crisis”, sostiene Mersch.
De otra manera, el ejecutivo del BCE apunta que, incluso en ausencia de crisis, una moneda digital del banco central convertible podría provocar un desplazamiento de depósitos bancarios que llevara a la desintermediación del sector, lo que tendría implicaciones de calado en la estructura del sistema financiero y la capacidad de los bancos centrales para cumplir su misión de transmitir su política monetaria a la economía real.
Asimismo, Mersch señala que en el supuesto de que el banco central tomara depósitos minoristas, también podría tener que otorgar préstamos, con todas las consecuencias resultantes, incluyendo el lanzamiento de líneas comerciales orientadas al cliente, además de asumir la carga del cumplimiento normativo de las facilidades de depósito y préstamo en áreas tales como el lavado de dinero, la protección del consumidor y la confidencialidad.
Algunos sostienen que esto puede reforzar la soberanía monetaria, ya que la desintermediación haría más seguro el sistema financiero y reduciría el riesgo moral de los bancos al disminuir su papel en la creación de dinero, plantea el representante del BCE, para quien la desintermediación “sería económicamente ineficiente y legalmente insostenible”.
Además, una moneda digital del banco central a nivel minorista crearía una concentración desproporcionada de poder en el banco central, sostiene el luxemburgués, subrayando que “estos efectos potencialmente muy adversos en el sistema financiero parecerían superar los beneficios previstos por la introducción de dicha moneda digital centralizada minorista”.
De este modo, Mersch señala la existencia de numerosas cuestiones a discutir respecto de las monedas digitales de bancos centrales, incluyendo las alternativas para mitigar su impacto en el sistema financiero, como su remuneración por debajo de los tipos de mercado o la adopción de mecanismos de remuneración escalonados.
“La ausencia actualmente de un caso de negocio concreto para una moneda digital del banco central no debería frenarnos a la hora de explorar su óptimo diseño para estar bien preparados si alguna vez se tomara la decisión de emitir una moneda digital”, añade el banquero.
No obstante, el luxemburgués asegura que el BCE solamente introducirá una moneda digital si está firmemente convencido de que es necesario y proporcionado para el cumplimiento de su misión de garantizar la estabilidad de la moneda. “Si llega el momento, queremos estar listos, y lo estaremos”, afirma.