El Tesoro vende deuda por valor de 80.000 millones desde el 1 de marzo.
El mercado de deuda se ha convertido en un termómetro para medir el impacto de la crisis sanitaria en la economía. A la actividad de los inversores en el mercado secundario se suman en las últimas semanas las operaciones realizadas en el primario tanto por emisores públicos como privados. Aquí el Tesoro español ha sido especialmente prolífico. Entre emisiones a corto, medio y largo plazo España ha captado 65.850 millones de euros en mes y medio, 55.552 millones desde que se declaró el estado de alarma.
A las subastas que estaban programadas se añaden dos colocaciones sindicadas con las que ha vendido 25.000 millones. Es decir, el 38% del total de lo adjudicado desde el 1 de marzo. Realizó la última de ellas esta misma semana con la venta de un bono a 10 años.
La intensidad en la apelación al mercado forma parte de la estrategia del Tesoro para captar recursos con los que poder hacer frente a las necesidades de financiación derivadas de la crisis económica del Gran Confinamiento, que dispararán el déficit hasta rozar el 10%, según el FMI. Desde que el Covid-19 fue declarado pandemia, el organismo que dirige Carlos San Basilio ha acelerado las emisiones de deuda y en lo que va de año lleva vendidos 117.177 millones de euros, el 59,6% de la emisión bruta prevista, en principio, para el conjunto de 2020 (196.504 millones). Por su parte, la emisión neta estimada a inicios de año era de 32.500 millones, pero finalmente llegará hasta los 100.000, según Goldman Sachs.
Avalancha de bonos
Esta hiperactividad ha venido acompañada de un incremento en el coste de financiación de las nuevas operaciones, un reflejo del aumento de las rentabilidades en el mercado secundario, donde el bono español a 10 años ha pasado del 0,3% de finales de febrero al 1%. El coste teórico se ha triplicado a ese plazo. Esta alza ha llevado a que referencias como las letras a nueve meses y a un año hayan regresado a rentabilidades positivas. Es decir, el Tesoro deja de cobrar por vender deuda a ese plazo.
El pasado 14 de abril, el Tesoro emitió 5.752 millones en deuda a 12 meses a un tipo de interés del 0,16% frente al -0,489% de la puja anterior. Volvió a pagar por la deuda a este plazo, algo que no sucedía desde febrero de 2016. Una semana después, el 21 de abril, captó 2.525 millones en letras a nueve meses. En esta referencia, los tipos pasaron del -0,395% al 0,039%, registrando rentabilidades positivas por primera vez desde septiembre de 2015.
Junto a las letras, también entró en positivo deuda a medio plazo. Así, los bonos a tres años colocados el 19 de marzo y pagarán un 0,077% frente al -0,397% que cobraba, según los datos de la subasta anterior, o los bonos a cinco años vendidos el 2 de abril al 0,276%, desde el -0,243% previo.
Ademas, las rentabilidades a otros plazos se han disparado desde comienzos de abril, coincidiendo con la paralización de la economía. En las subastas celebradas en las últimas cuatro semanas el resultado ha sido el mismo: tipos más altos. La buena noticia es que no ha caído la demanda. Como se pudo comprobar en la emisión sindicada del miércoles, el coste a 10 años subió al 1,36% frente al 0,525% de la efectuada en enero, pero este es inferior al 1,45% que pagó en enero de 2019. La demanda registró un récord de 96.500 millones, tanto para un emisor público como privado y para una sola referencia. Este apetito se dejó sentir en la sindicada realizada por el Tesoro italiano realizada un día antes y en la que la demanda alcanzó los 110.000 millones para dos tramos: a 10 y 30 años.
“La demanda en las sindicaciones italiana y española fue fuerte, pero obedece en gran medida a la nueva y atractiva prima de emisión y a la intervención del BCE”, señala a Bloomberg Antoine Bouvet, estratega sénior de ING. El BCE ha acelerado la adquisición de activos tras activar el programa de compra de emergencia por valor de 750.000 millones, pero esto no es suficiente para contener las rentabilidades. Las fatídicas perspectivas y los problemas de la zona euro para llegar a acuerdos dan lugar a tipos mayores.
Emisiones. El Tesoro está acelerando sus colocaciones con el objetivo de disponer de margen para elevar el objetivo de emisión y captar recursos con los que enfrentar las consecuencias económicas. El resto de los países del Viejo Continente ha desplegado una estrategia similar. Ahora su objetivo pasa por disponer de una caja potente para financiar los gastos en un momento en el que el gasto público va a ser mayor y la generación de ingresos, menor.
Vencimientos. Los vencimientos de la deuda en 2020 alcanzan los 165.811 millones en 2020 (véase gráfico). En los tres primeros meses del año se han amortizado 48.429 millones.
Mínimos. A pesar del incremento de las rentabilidades y de que la prima de riesgo haya subido a los 154 puntos básicos, máximos desde el Brexit, el interés medio de la deuda en circulación se situó en el 2,133% a cierre de marzo, entorno de mínimos históricos. La mala noticia es que ese precio supondrá un suelo que no volverá a tocarse, previsiblemente, en muchos años.