Desde la declaración del confinamiento, la moneda argentina se cotizaba a 85 por dólar, y menos de dos meses después ya se necesitan 138 pesos para comprar un billete de la moneda norteamericana.
El peso argentino profundizó esta semana su acelerada devaluación entre el temor a la implosión económica del país en medio de la crisis del coronavirus y las dudas acerca de si Buenos Aires entrará una vez más en cesación de pagos.
Las fuertes restricciones en el mercado cambiario -los argentinos no están autorizados a comprar más de 200 dólares por mes- no impidieron que el peso perdiera mucho de su valor desde que el gobierno de Alberto Fernández decretó la cuarentena obligatoria a partir del 20 de marzo: aquel día, la moneda argentina se cotizaba a 85 por dólar, y menos de dos meses después ya se necesitan 138 pesos para comprar un billete de la moneda norteamericana.
Así, el dólar en el mercado clandestino cuesta hoy el doble que en el mercado oficial, donde se cotiza a 68 pesos, aunque son pocos y a cuentagotas los que pueden acceder a esa cotización legal. Los argentinos se preguntan si la pérdida de valor del peso se profundizará y temen una espiral inflacionaria, que es la consecuencia que históricamente han tenido las devaluaciones en la tercera economía de América Latina.
“En Argentina el dólar siempre está barato”, dijo a EL MUNDO Mauro Williams, especialista en Asuntos Públicos y de gobierno. “Es una cuestión de expectativas, el dólar es el refugio de aquellos que no quieren quedarse sin sus ahorros. Nunca hay que hacerse la pregunta de si conviene comprar dólares o no, vivimos en una sociedad que se desprende de sus pesos apenas los recibe”.
La obsesión de los argentinos por el dólar es proporcionalmente inversa al aprecio que le tienen a su moneda nacional: desde el regreso de la democracia en 1983 hasta hoy, el peso perdió diez ceros en un país que vivió dos hiperinflaciones y que hoy sufre una inflación superior al 50 por ciento anual. En una semana, el 22 de este mes, vence el plazo que el gobierno argentino le dio a los acreedores privados para canjear sus bonos. Hay temor en el mercado de que la Argentina vuelva a caer en cesación de pagos, como ya sucedió en la crisis de 2001.
Según Clarín, la devaluación de peso es “el correlato de una emisión desbordada -que reclama la crisis del coronavirus ante la falta de otros recursos-, un humor inversor denso que presiente un default y teme por la recuperación post-pandemia, y finalmente un contexto en el que Brasil ya devaluó su moneda un 40 por ciento en 2020 y llegó a los seis reales por dólar”.
Brasil es uno de los principales socios comerciales de la Argentina, pero la relación entre ambos países pasa por horas bajas, ya que Fernández y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, no se hablan.