El desastre que esconde la EPA de abril

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Se han publicado los datos de avance de la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR) y la Encuesta de Población Activa (EPA) referentes, en ambos casos, al primer trimestre del año. Los resultados no pueden ser más preocupantes. Son datos desastrosos, que sólo son el triste preámbulo de lo que está por llegar si el Gobierno sigue paralizando toda la actividad productiva.

De esta manera, el PIB cae un 5,2% en el primer trimestre de 2020, frente al crecimiento del 0,4% del cuarto trimestre de 2019. Lejos queda el crecimiento trimestral del 0,5% que recibió Sánchez al llegar al Gobierno.

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Si lo medimos en tasa interanual, entonces cae un 4,1% frente al crecimiento interanual del 1,8% del cuarto trimestre de 2019, al tiempo que la demanda nacional se hunde, con una contribución negativa al PIB interanual de 4,3 puntos, cuando aportaba 1,3 puntos positivos en el cuarto trimestre de 2019, mientras que el empleo cae un 5% trimestral.

Si analizamos los datos en términos trimestrales, tanto desde el enfoque de la demanda como de la oferta, la caída es generalizada en la práctica totalidad de los agentes económicos, salvo el gasto público, cuyo incremento suaviza algo la caída del PIB.

PIB intertrimestral

El PIB intertrimestral cae un 5,2% frente al crecimiento del 0,4% del trimestre anterior.

  • Demanda:

    • El consumo de los hogares cae un 7,5%.
    • La Formación Bruta de Capital Fijo (la inversión) cae un 5,8%:
      • La inversión en vivienda y construcción cae un 9,6%.
      • La inversión en maquinaria y bienes de equipo cae un 3,5%.
    • La demanda nacional cae un 5,1%.
    • Las exportaciones caen un 8,4%.
    • Las importaciones caen también un 8,4%.
    • Sujeta el PIB el incremento del gasto público, que es el único que crece y lo hace un 1,8%.

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Por el lado de la oferta, también caen todos los sectores, con inusitada fuerza las ramas de comercio, transporte, hostelería y ocio:

  • La agricultura cae un 1,4%.
  • La industria cae un 2,7%.
  • La construcción cae un 8,1%.
  • Los servicios caen un 5,6%:
  • El comercio, transporte y hostelería caen un 10,9%.
  • Las actividades profesionales, científicas y técnicas caen un 8%.
  • Las actividades recreativas caen un 11,2%.
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PIB interanual

El PIB interanual también cae y lo hace un 4,1% frente al crecimiento del 1,8% del trimestre anterior. Cuando Sánchez llegó al Gobierno mediante la moción de censura, el PIB interanual crecía un 2,3%, con lo que ya se producía un deterioro claro de la actividad económica -que Sánchez negaba- antes del coronavirus.

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Demanda:

  • El consumo de los hogares cae un 6,7%.
  • La Formación Bruta de Capital Fijo (la inversión) cae un 6,7%:
    • La inversión en vivienda y construcción cae un 11,9%.
    • La inversión en maquinaria y bienes de equipo cae un 4,1%.
  • La demanda nacional reduce su aportación al crecimiento nacional en 4,3 puntos.
  • Las exportaciones caen un 6,3%.
  • Las importaciones caen también un 7,4%.
  • Sujeta ligeramente el PIB el incremento de gasto público, que sube un 3,6%.

Oferta:

  • La agricultura cae un 2,5%.
  • La industria cae un 2,2%.
  • La construcción cae un 8,6%.
  • Los servicios caen un 4,1%:
    • El comercio, transporte y hostelería caen un 9,7%.
    • Las actividades profesionales, científicas y técnicas caen un 6,1%.
    • Las actividades recreativas caen un 10,7%.

Rentas:

  • La remuneración de asalariados crece un 2,8% interanual, 1,7 puntos menos que el trimestre anterior.
  • El excedente bruto de explotación cae un 9,3% interanual, cuando el trimestre anterior crecía 3,4%.

Empleo

  • Los ocupados caen un 4,2% interanual:
    • Servicios: -3,5%:
      • Comercio, transporte y hostelería: -6,5%.
      • Actividades artísticas y recreativas: -8,2%.
    • Construcción: -9,8%.
    • Industria: -2,8%.
    • Agricultura: -9,9%.

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  • En tasa trimestral el empleo cae un 5%.

Por su parte, la productividad: cae un 3,6% interanual y el coste laboral unitario crece un 5,8% interanual, elementos que no facilitan una recuperación más rápida y fuerte, pues la perjudicarán con la menor eficiencia y el incremento de costes que de ellos se derivan.

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La EPA más confusa de la historia

Y aunque la propia contabilidad nacional nos ha mostrado el deterioro del empleo, la Encuesta de Población Activa lo confirma con sus datos, también estremecedores. Son, además, los más confusos de su historia:

  • Los afectados por ERTE no están contabilizados como parados, ya que no han pasado tres meses desde que les afectó dicho proceso.
  • Muchos parados han podido ser considerados como inactivos (257.500). El INE los clasifica así al no poder estar buscando activamente empleo debido al encierro decretado.
  • Hay 562.900 ocupados que no han trabajado en la semana de referencia. Son afectados por ERTE.
  • Si considerásemos como parados a ambos, el número de parados se incrementaría en 820.400 personas.
  • De esta forma, la tasa de paro sería del 17,8% en lugar del 14,41%.

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No quiere decir que el INE lo esté contabilizando mal, pues lo hace conforme a la normativa estadística, pero ésta es poco flexible para las circunstancias actuales, ya que está pensada bajo una normalidad que ahora no existe, de forma que en este caso es más real el ajuste que lo normativo de la estadística.

España no puede seguir así

En definitiva, es esencial que la economía se empiece a reactivar ya. España no puede seguir así, con vaivenes y a la deriva y ni mucho menos que las pocas decisiones económicas que se tomen sean de un intervencionismo creciente y de un gasto improductivo y dañino para el tejido productivo, como el establecimiento de una renta clientelar perpetua.

Es urgentísimo que se realicen test masivos a la población para identificar a los contagiados, para que puedan pasar la cuarentena y ser tratados, si lo precisan, y poder dejar que los no infectados trabajen, para reactivar cuanto antes la economía. Del mismo modo, es preciso que se dote de liquidez ilimitada a las empresas para impedir que el tejido productivo se hunda, porque si no se destruye, la recuperación será más rápida y robusta, al tiempo que debería aliviarse a empresas y autónomos con la condonación de impuestos y cotizaciones durante las restricciones. Liquidez de verdad y sin lentitud burocrática como la de ahora. Por último, deben agilizar el pago de las prestaciones de los ERTE, porque hay personas que no pueden ya sostener esta difícil situación económica. Sin embargo, la gestión del Gobierno hasta ahora y su plan de fases anunciado van en una pésima dirección: la del empobrecimiento de los españoles.

Durante siglos, ha habido guerras, pestes, pandemias y epidemias, muchas de ellas más duras que el coronavirus, y jamás se ha cerrado la economía. El Ejecutivo está confiando todo al encierro de los ciudadanos y la consiguiente ruina económica mientras no hace nada por controlar la enfermedad y acabar con los contagios con un mapa epidemiológico. Es obvio que si nuestros antecesores, con menos medios y circunstancias más graves todavía, consiguieron salir adelante sin cerrar la economía, ahora se están haciendo mal las cosas, y en España tremendamente mal.

O el Gobierno se centra, de una vez por todas, en gestionar eficientemente, o si sigue con el “prueba y error” nos puede llevar a la hecatombe, de la que el avance de la contabilidad nacional trimestral y la EPA sólo serían un muy ligero prólogo, pese al importante desastre que ya muestran por sí mismas.

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