Varios informes y expertos apuntan a que los empleos más cualificados podrán tener más opciones de desarrollarse en los entornos online.
“Para nosotros, la cuarentena no ha supuesto ningún cambio porque desde hace mucho nuestros abogados trabajaban en remoto”, comenta un portavoz de un importante despacho de abogados. Consultores, abogados, auditores, profesoras, maestros, asesores y hasta políticos. Hay una larga lista de profesiones que pueden seguir haciendo su labor desde casa. Pero también hay una larga lista de ocupaciones que no pueden llevarse el trabajo a casa: albañiles, camareros, recepcionistas, jardineros, agricultores, empleados de fábricas, operadores de maquinaria, el servicio de limpieza, médicos y hasta quiosqueros.
Está naciendo lo que Lynda Gratton, decana de London Business School, define como un “futuro bipolar”. “Trabajadores del conocimiento (cualificados y bien remunerados) y trabajadores no cualificados que proporcionan servicios a esta élite”, resume Esther González Arnedo, directora del máster de Recursos Humanos de EAE Business School.
La cuarentena forzada por el coronavirus ha dividido a sociedad en dos: los que pueden seguir trabajando ‘on line’, y los que no. Es la nueva normalidad laboral, equipos y trabajadores trabajando a diferentes velocidades. “Por una parte, los profesionales que disponen de medios técnicos suficientes para trabajar con comodidad (portátil con cámara y micro, acceso a wi-fi, etc) y que suelen ser también profesionales que están familiarizados y cómodos en el mundo de las nuevas tecnologías”, afirma González Arnedo. “Por otra parte, aquellas personas con dificultades para acceder a la tecnología y que no están familiarizados con el mundo digital y online”, añade.
Muchas compañías ya tenían jornadas en remoto, pues se permitía a los empleados trabajar uno o dos días por semana desde casa. La novedad es que ahora esas jornadas en remoto se alargarán meses, y quién sabe si para toda la vida. Twitter y Facebook han dicho a sus empleados en EEUU que pueden trabajar en casa de por vida. Es una ola que inundará a todas las ciudades. Antes de la crisis sanitaria, España estaba por debajo de la media de la UE en teletrabajo.
“España está en la parte baja de la distribución, con un 4,8% de ocupados que trabajan habitualmente desde casa, y solo un 3,5% que lo hacen algunas veces”, afirmaba un informe de Fedea. La media de la UE-28 es un 10,8% de los ocupados. “La pandemia podría originar un cierto salto permanente de nivel en la intensidad en el uso del teletrabajo”, añade el informe.Eso supondrá para el mundo de las oficinas un cambio de paradigma. ¿Quién va a alquilar o comprar una oficina si los empleados pueden trabajar desde su casa? “Las empresas pueden ahorrar muchos metros cuadrados de alquiler de oficinas, luz, agua y servicios de mantenimiento”, afirma la profesora González Arnedo.
En Madrid y Barcelona, el metro cuadrado de oficina oscila entre 25 y 35 euros. Una oficina de 1000 metros se pondría entre 300.000 y 400.000 euros al año. Con los empleados en casa, se puede aspirar a oficinas más pequeñas con turnos de visita. Pero claro, la pregunta es si los empleados que trabajan en su casa seguirán tan comprometidos con la empresa. “Las empresas deben hacer un esfuerzo adicional para continuar formando a sus trabajadores y garantizando que siguen comprometidos con la organización”, dice González Arnedo.
El teletrabajo cambiará también las reglas laborales. ¿Es lo mismo trabajar en una oficina con escaleras de incendio que en tu casa? “La empresa debe garantizar que todos sus trabajadores en remoto disponen de los medios técnicos, ergonómicos y de seguridad laboral imprescindibles para realizar su trabajo con comodidad y garantías de prevención de riesgos laborales”, añade González Arnedo. Las nuevas demandas laborales quizá no vayan tanto en aumentos salariales, sino otros beneficios como que la empresa pague una ‘baby sitter”’ (trabajar con niños saltando alrededor es la nueva normalidad de los profesionales), una buena conexión a internet y menos horas de trabajo.
Eso fidelizará a los empleados. “Habrá mayor flexibilidad, pero también mayor riesgo de jornadas mucho mas extendidas si no se regula adecuadamente”, dice González Arnedo. Las plataformas como Zoom, Team, Meet, Mash.me o BlackBoard Collaborate han echado humo porque de repente se han convertido en los canales necesarios para que la rueda laboral no se detenga. El valor de Zoom en enero de este año era de 60 dólares por acción. Hoy se ha triplicado. Todo el mundo ha descubierto la utilidad de estas plataformas pero, en realidad, están en la fase 0 de su desarrollo. Tienen muchos inconvenientes, y uno de los principales es que los seres humanos no pueden descifrar bien la comunicación no verbal.
Un video de World Economic Forum afirmaba que la comunicación online nos agota más porque tenemos que hacer mayor esfuerzo para escuchar o descifrar los gestos de la otra persona. Además, la presencia de la cámara nos intimida hasta el punto de que cuando se conectan muchas personas por pantalla múltiple hay gente que no activa su cámara. Prefiere permanecer de incógnito. A eso se añade que la conexión se atasca o falla, lo cual crea ansiedad. Los silencios hacen la conversación menos empática cuando se habla en remoto. Los videochats en grupo son un desafío cognitivo porque el ojo humano no está hecho para mirar tantas caras a la vez.
Todo indica que en el futuro las plataformas de comunicación en remoto irán mejorando las características de esta comunicación para hacerla más amable, eficaz y empática. Se generalizarán los visores de realidad virtual, los altavoces de mayor calidad, ordenadores con mejores cámaras y algo que nos ayude a ver los matices de la cara, y detectar mejor la voz. Por último, estas plataformas online han tenido un uso inesperado: también se puede despedir en remoto. Esta misma semana, la empresa norteamericana Weight Watchers, especializada en ‘wellness’ y con 17.000 empleados, despidió a cientos de ellos mediante una teleconferencia por Zoom. “¿Estás bromeando?”, dijo, Joanne Patten a su jefe, según relató a ‘The New York Times’. “¿Es así como me vas a despedir después de tantos años de trabajo?”. Fue despedida durante una teleconferencia por Zoom.