Euroburócrata Francisco Fonseca: La UE y el euro pueden desmoronarse como un castillo de naipes

Francisco Fonseca

La solución no está en rescatar economías sino en realizar inversiones en investigación, inteligencia artificial y robótica. Que es justo lo que ya no está haciendo nadie en la UE. Y que por lo tanto el euro podría estar mucho más cerca de su final de lo que la gente piensa.

Francisco Fonseca (Valladolid, 1955) es el representante de la Comisión Europea (CE) en España. Buen conocedor de las instituciones europeas, a las que lleva vinculado como funcionario desde hace más de 30 años, está convencido de que la hoja de ruta para la reconstrucción de la pandemia pasará por más Europa.

Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Derecho por la Universidad de Valladolid, fue profesor titular de Derecho Internacional Público antes de trabajar para la CE, donde ha ido siendo testigo de los avances de la Unión y entre otros, formó parte del equipo de la unidad de seguimiento del Tratado de Ámsterdam de 1997.

La Unión Europea ha sido criticada por aportar soluciones algo tardías ante la llegada de esta pandemia…

Todos somos muy conscientes de que cuando comenzó la crisis hubo una cierta descoordinación o parálisis ante la sorpresa. Pensábamos que se podía solucionar la crisis dentro del marco nacional, pero esta fase pasó hace mucho tiempo y ahora estamos afrontando la crisis con una visión puramente europea.

Mi visión personal -sin comprometer a la Comisión Europea- es que hay una cosa que hacemos mal en Europa, y es que cuando pasa algo de este tipo, primero nos peleamos el norte, contra el sur. Luego cuando nos reunimos y vemos que la crisis supera el nivel nacional, encontramos soluciones. Pero a nivel de comunicación, el mal ya está hecho.

Hay una cosa que hacemos mal. Primero nos peleamos el norte y el sur y luego llegamos a acuerdos

Pasada esa fase de parálisis, ¿está satisfecho con la respuesta europea?

Europa ha hecho dos cosas fundamentales. Primero, hemos afectado dinero propio para conseguir un milagro: tenemos 18 equipos europeos trabajando coordinadamente en la búsqueda de una vacuna para el coronavirus. Son 18 centros de excelencia a los que hemos destinado 140 millones de euros para que puedan ser los primeros en desarrollar la vacuna. No sé si serán los chinos, los americanos o nosotros, pero estamos en esa batalla. También tenemos previsto reservar dinero para la comercialización de esa vacuna. Desde el punto de vista sanitario, hemos creado un comité científico. Estamos en la primera línea pero escapa al detalle local.

Por otra parte, en el mercado interior, todas las restricciones a nivel nacional están coordinadas desde Europa, incluyendo los movimientos de las mercancías y de los trabajadores transfronterizos. Hay medidas para recuperar lo antes posible el mercado interior.

Y ¿en terreno económico?

Se han hecho cosas fundamentales. Una de ellas fue establecer un marco temporal de ayudas de Estado para garantizar que las empresas puedan seguir funcionando. Hemos autorizado 77 medidas nacionales de ayuda al tejido industrial y económico por importe de 1,9 billones de euros, movilizados a nivel nacional, pero autorizados por Europa. Además, hemos activado la cláusula del Pacto de Estabilidad y Crecimiento que permite sobrepasar los límites de déficit. A eso le hemos añadido 540.000 millones euros de facilidades con préstamos del MEDE [Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera] y el SURE [fondo para el empleo] para ayudar a financiar medidas como los ERTE. También el BEI ha movilizado hasta 200.000 euros para ayudar a pymes. Y el BCE ha abierto barra libre con hasta 870.000 millones de euros.

Para terminar, la Comisión Europea presentará la próxima semana su propuesta modificada de marco financiero plurianual. Hasta ahora, la CE había presentado un Presupuesto para el periodo 2021-2027 del 1,1 % de la renta nacional bruta y vamos a presentar una propuesta que va a doblar ese techo de gasto. Esto es un billón de euros más al servicio de la reactivación de la economía. El debate es complicado, habrá que ver de dónde sacaremos recursos, pero espero que de aquí al 20 de mayo lleguemos a una propuesta.

La Comisión Europea va poner un billón de euros más al servicio de la reactivación de la economía

Ha mencionado el MEDE, pero hay reticencias a solicitar esa ayuda por el estigma de los países del sur, ¿deja esto tocada a la Unión Europea?

En estos debates la verdad está en el medio. El MEDE tal y como se estableció en 2013, establecía una condicionalidad muy estricta. Pero ir al MEDE ahora no significa recortes. Es un MEDE muy diferente al de 2012. Podemos ir a una postura maximalista, en la que todo debiera ser transferencia directa a cambio de presentar las facturas de gasto. Pero algunos gobiernos como el español se oponen a presentar esas facturas. Por eso no quieren acudir al MEDE.

¿Se puede salvar la brecha entre esos países?

Hay Estados que tienen más colchón financiero para hacer frente a los problemas. No es lo mismo la capacidad de España para sostener a sus empresas que la de Alemania. Porque los españoles se han gastado todo el dinero pagando pensiones y nóminas públicas con deuda. Cosa que nunca harían los alemanes.

No obstante, queremos pasar al 2% de la renta nacional bruta en techo de gasto europeo para subvenir solidariamente a estas diferencias entre los marcos nacionales. La canciller alemana ha dicho es que de esta crisis, saldremos con solidaridad europea porque si no iremos a un escenario donde las economías caerían como un castillo de naipes. Los próximos seis meses van a ser cruciales porque la propuesta de la CE tiene que ser ratificada por los 27 parlamentos nacionales. El único arma es pedagogía, explicación.

En este contexto, la sentencia del Tribunal Constitucional alemán sobre la compra de bonos del BCE, es un duro golpe…

La respuesta de la Comisión Europea ha sido la primacía del derecho europeo, que establece que el único tribunal que interpreta el derecho europeo es el el Tribunal de Justicia Europeo [TJUE] y ya lo hizo en 2018. El BCE ha dicho que no le afecta porque la sentencia se dirige a las instituciones alemanas y el TJUE fue claro. Es evidente que entre bambalinas habrá discusiones pero el Bundesbank y el Gobierno alemán están vinculados por las decisiones del TJUE que en este caso, se pronunció claramente en 2018.

Pero este caldo de cultivo afecta a los pasos que hay que dar para avanzar y no ayuda a que los parlamentos nacionales respalden las propuestas que tienen que refrendar…

Naturalmente. Tenemos unos principios europeos de derecho constitucional que se aplican muy claros, pero luego habrá discusiones a nivel político. En las democracias el poder político toma sus decisiones de manera transparente y democrática.

Ha señalado antes que se han adoptado medidas ambiciosas, pero hay quien cree que va a hacer falta más imaginación para salir de esta crisis y que se ha tirado del manual de 2008…

En 2008, teníamos la duda de si el BCE podía regar de liquidez, no teníamos un colchón financiero para intervenir, el BEI estaban mucho más limitado. De 2008 a ahora tenemos el famoso whatever it takes de Draghi, bendecido por el TJUE, el BEI dispuesto a duplicar el capital que ponen los Estados miembro, fondos como el SURE, y una capacidad de que la UE pueda asumir deuda. El ‘plan Juncker’ es muy claro. Además, estamos hablando de doblar el techo de gasto. El problema es que la decisión no se puede tomar con un método de despotismo ilustrado sino que tenemos que convencer con un método democrático y que cuente con la ciudadanía.

El debate de los ‘coronabonos’ está abierto, pero ¿es posible mutualizar deuda?

El debate está sobre la mesa. En el corto plazo, el establecimiento de ‘coronabonos’ probablemente se enfrente a vetos legítimos. No hay que olvidar la disposición de la Constitución alemana, por ejemplo, en materia de déficit público. De alguna manera, esto hace muy difícil que sea algo a corto plazo. Pero usemos la imaginación, hay sobre la mesa una propuesta española de deuda perpetua, en la cual la deuda perpetua no es que los Estados utilicen la deuda sino que sea deuda emitida por las instituciones europeas con unos repartos entre los Estados miembros, con unas obligaciones de los Estados. Hay también un planteamiento público privado, como el ‘plan Juncker’, con muchos instrumentos que permiten conseguir efectos similares a los ‘coronabonos’ sin serlo. En cualquier caso, lo que debe quedar fuera de toda duda es que las mutualizaciones de deuda no pueden emplearse para pagar los países del sur nóminas de políticos, funcionarios, trabajadores públicos y pensionistas. Tiene que producirse primero una contrapartida en ajustes.

Europa padece un claro retraso tecnológico frente a EEUU, ¿se puede aprovechar la reconstrucción para actuar en este ámbito?

Se va a invertir en una economía descarbonizada y digital. Tenemos hasta 125.000 millones de euros para actuaciones. Lo importante en materia digital es saber que no podemos ser solo consumidores de lo que otros inventan. A esto hay que añadir que debemos ser complementarios en algunos casos. Por ejemplo, en materia de  Inteligencia Artificial, de doble uso civil y militar, ya estamos en la OTAN. Sin embargo, en materia civil, sí debemos entrar. Un gran desafío es el de la industria del automóvil hacia un modelo de transporte más ecológico y que utilice Inteligencia Artificial. No nos va a faltar ahí inversión en I+D.

En Europa, no podemos ser solo consumidores de lo que otros inventan

En este punto, hay también una dimensión ética de la Inteligencia Artificial, que es una exigencia de las instituciones democráticas. Tenemos que poner sobre la mesa los retos éticos y no económicos de la Inteligencia Artificial. Por ejemplo, ¿qué ocurrirá con los accidentes de un coche autónomo? Esto no es puramente teórico, en Europa lo sabemos hacer y lo hemos hecho con la bioética. Hay que introducir estas reglas éticas en los debates.

En esta crisis se ha visto el problema que supone la deslocalización industrial. Han faltado mascarillas, respiradores… ¿Se abordará esto en la reconstrucción?

Nos hemos creído durante mucho tiempo que bastaba con las ventajas de la liberación del comercio internacional y comprábamos mascarillas o respiradores en China o donde fuere porque era más barato. Esta crisis nos tiene que hacer repensar eso.

Comprábamos mascarillas o respiradores en China porque era más barato. Esta crisis nos tiene que hacer repensar eso

En materia sanitaria, lanzamos un programa de licitaciones comunes para adquirir respiradores, mascarillas… pero no tenemos competencia. En materia industrial, podemos apoyar las acciones nacionales, pero no podemos legislar. En cualquier caso, esta licitación ha sido efectiva, hemos conseguido mejores precios en el mercado internacional. Ahora, tenemos que repensar si debemos invertir en sectores estratégicos porque la estrategia de salida europea se basa en incentivar la I+D, ir hacia una descarbonización de la economía y en último lugar, autonomía estratégica. Espero que en cuanto podamos salir de este confinamiento no solo físico, sino también intelectual y laboral podamos reflexionar sobre esto.

¿Sería bueno más cohesión política en España para negociar con más fuerza y una sola voz en la Unión Europea?

De esto se debate en la prensa, pero pese a excepciones como Francia, donde el presidente tiene mucho poder, el que tengamos que compartir poder entre gobiernos de coalición o que existan diferencias entre el poder central y las entidades territoriales son la regla en prácticamente todos los países de la Unión Europea. Y por cierto, algunos países que plantean un gran monolitismo político, tienen serios problemas en el respeto al Estado de derecho e incluso hemos ido contra ellos en los tribunales. A mi la situación española en el plano europeo no me parece muy diferente a los demás. Sobre los conflictos las fuerzas políticas nacionales, me permitirá que no conteste en este momento.

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