El mandato gubernamental pasa por llenar las calles con efectivos de la UIP de la Policía Nacional para que los españoles no se puedan manifestar contra la destrucción económica del país programada por la ultraizquierda.
Los agentes de Policía no están por la labor de ir más allá de sus deberes legales y constitucionales. Y ello, pese a que Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska no dejan de presionar a sus mandos para que intimiden a la gente que, cada vez en mayor medida, participa en las caceroladas, desde los balcones o a pie de calle. Por ello, la última orden del Gobierno a los agentes ha decidido usar su presencia, más que la actitud de los policías, que no es connivente con los fines censores del Ejecutivo socialcomunista.
La orden se basa precisamente en eso, en llenar las calles y zonas de las principales protestas: «Incrementar la presencia policial en las calles para que no acuda gente».
La última de las protestas en la madrileña calle de Núñez de Balboa ha dejado claro que los policías son respetuosos, no sólo de sus obligaciones de control del orden público en un estado de alarma, sino también de los derechos fundamentales de los ciudadanos: entre ellos, los de libertad de expresión y manifestación.
Por ello, el Gobierno, pese a llevar semanas buscando una complicidad política en la Policía, ha tenido que optar por una orden injustificable desde el punto de vista político, pero que no necesitará de acciones policiales difícilmente defendibles y que son los propios agentes los que no las aceptan: la de llenar las calles de agentes con un único fin intimidatorio.
De este modo, la orden de Moncloa pasa por un envío totalmente exagerado de efectivos antidisturbios (UIP) de la Policía Nacional a calles plenamente pacíficas que únicamente se han caracterizado por realizar protestas tranquilas contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
De hecho, los propios mandos de las UIP han empezado a incluir en sus órdenes personales a los agentes explicaciones como que «bajo ningún concepto se subirá a los domicilios». Una indicación que surge justo cuando se acaba de generar una enorme polémica por la entrada en un domicilio de unos jóvenes en Palma de Mallorca.
Dotaciones
El Ministerio del Interior, pese a esta híper dotación de efectivos, difícilmente justificable, sigue asegurando que no ha dado órdenes excepcionales para el control de las caceroladas y, en especial, de las concentraciones en la madrileña calle Núñez de Balboa. Pero las órdenes que se han cursado son contundentes y exigen un refuerzo excepcional de las zonas que están protagonizando las protestas contra el Gobierno de Pedro Sánchez.
Este pasado jueves, de hecho, OKDIARIO desvelaba las órdenes de actuación frente a la cacerolada de esa noche. Y consistían en «ocupar» la «calle Núñez de Balboa» con cerca de 100 efectivos de la UIP; la «calle Conde de Triviño» con cerca de 12 agentes UPR; la «avda. de los Madroños» con otros 12 UPR; y la «avda. Ventisquero de la Condesa, junto a gasolinera» con un refuerzo similar de UPR.
Pero los mandos policiales directos dejaron claro que el objetivo era el «cumplimiento del Real Decreto del Estado de Alarma. Paseos SÍ, PRÁCTICA DEPORTIVA SÍ, pero CONCENTRACIONES NO». Todo ello con «mucha pedagogía y convicción. Fomentar el uso de la megafonía».
Moncloa quiere que este dispositivo se mantenga «en principio, desde esta misma tarde, hasta el domingo 17 de mayo».
Presencia extra en las calles
Y es que el Plan de Desescalada Covid-19, remitido internamente a la Policía por la Dirección General del Cuerpo y el Ministerio del Interior -que ya ha publicado OKDIARIO-, recogía una doble orden expresa: de presencia extra de dotación policial, y de una actitud especialmente activa de los policías en las calles en las horas destinadas a hacer deporte. Justo las que coinciden con las caceroladas contra el Gobierno que se celebran a las 21:00 horas de cada noche.
La orden exige ese refuerzo extra. Y a todos los agentes se les ha comunicado igualmente la prohibición expresa de manifestaciones en las calles. Ambas instrucciones unidas implican que esos grupos reforzados de agentes no tienen más remedio que actuar frente a cualquier indicio de un posible foco de manifestación. Justo lo que busca Sánchez para disuadir de las protestas en las calles.