Un informe elaborado por las agencias de inteligencia de cinco países revela las acciones de China que han dificultado la investigación del COVID-19.
China habría destruido “de forma deliberada” evidencias sobre el brote del coronavirus en Wuhan en una “agresión a la transparencia internacional” que ha costado numerosas vidas. Es lo que asegura un informe elaborado por los servicios de inteligencia de el “Grupo de los Cinco Ojos“, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
El expediente, al que ha tenido acceso en exclusiva The Saturday Telegraph, abarca varias cuestiones sobre el origen y expansión del virus desde China. Habla de las negaciones iniciales “sobre la mortalidad en la transmisión de persona a persona”; la negativa a proporcionar muestras de virus vivos a científicos internacionales que trabajan en una vacuna”; el silenciamiento o la “desaparición” de los médicos y científicos que intentaron advertir de su peligro.
También señala la destrucción de la evidencia del virus de los laboratorios de estudios genómicos de Wuhan y el “blanqueo de los puestos del mercado de vida silvestre”, es decir, de los llamados “mercados húmedos” donde se venden animales vivos y, en muchas ocasiones salvajes, y donde las condiciones higiénicas son habitualmente pésimas.
Censura y eliminación de pruebas
Uno de los puntos más relevantes del informe es que se afirma sobre la censura y la eliminación de pruebas sobre posibles focos de origen del Sars-Cov-2. El 31 de diciembre, las autoridades chinas comenzaron a censurar las noticias sobre el virus en los motores de búsqueda, eliminando términos como “variación del SARS, “mercado de mariscos de Wuhan” y “neumonía desconocida de Wuhan”.
Al día siguiente, sin ninguna investigación sobre el origen del virus, el mercado de mariscos de Wuhan fue cerrado y desinfectado. El New York Times informó que los animales y las jaulas individuales no fueron limpiados “eliminando la evidencia de qué animal podría haber sido la fuente del coronavirus y qué personas se infectaron pero sobrevivieron”.
A su vez, tal y como apunta The Telegraph, la comisión de salud de Hubei ordenó a las compañías de genómica que dejaran de analizar el nuevo virus y que destruyeran todas las muestras. El 3 de enero, la principal autoridad de salud de China, la Comisión Nacional de Salud, ordenó que las muestras de neumonía de Wuhan fueran trasladadas a las instalaciones de prueba designadas o destruidas, mientras ordenaba una orden de no publicación relacionada con la enfermedad desconocida.
A todo esto hay que añadir la censura contra médicos que avisaron de un “nuevo tipo de gripe” y que incluso fueron detenidos e interrogados para que no hablasen sobre ello, como fue el caso del doctor Li Wenliang, que falleció tras contagiarse.
Estudios sobre coronavirus de murciélagos
El informe también revela que varios de los científicos chinos que pertenecen a un laboratorio que modificó genéticamente los coronavirus que podrían transmitirse de los murciélagos a los humanos y no tenían cura -y que ahora son objeto de una investigación-, estudiaron y trabajaron conjuntamente con el Laboratorio Australiano de Salud Animal de CSIRO.
Este laboratorio de primer nivel no ha respondido a las preguntas del diario británico sobre sus investigaciones con el equipo chino, ni si todavía continúa habiendo una asociación entre ambos.
El informe de las agencias de inteligencia no concluye sobre si el origen del SARS-CoV- 2 salió del laboratorio de Wuhan o se originó en un “mercado húmedo” de la ciudad, pero sin duda aporta claves sobre las investigaciones chinas en relación al estudio de los coronavirus de los murciélagos y su potencial peligro para los humanos.
Según explica The Telegraph, la doctora Shi Zhengli, directora del Centro de Enfermedades Infecciosas Emergentes del Instituto de Virología Wuhan, admitió que al menos una de las 50 muestras de virus estimadas que tiene en su laboratorio tiene un 96% de compatibilidad genética con COVID-19.
Dichas muestras provienen de un estudio realizado por un equipo de investigadores, en el que se encontraba la doctora Shi, en 2013, para el que recolectaron muestras de heces de murciélago de herradura de una cueva en la provincia de Yunnan, China. Son éstas en las que más tarde se descubriría que contenía un virus con una similitud del 96,2%.
Al parecer la doctora contó a medios de comunicación que sufrió “noches de insomnio” tras conocer el brote de un virus similar a la neumonía, ya que temía que su laboratorio fuese responsable del brote.
Sin embargo, más tarde dijo en la revista Scientific American que la secuencia genética de COVID-19 no coincidía con ninguna de las que su laboratorio estaba estudiando en el momento en el que se inició el brote.
Algunos medios de comunicación internacionales aseveran que fue silenciada por el gobierno chino y The Telegraph duda de estos datos debido a la opacidad y las constantes negativas de la República Popular de China para dar información. Aunque la misma doctora fue premiada por el gobierno francés, lo que vuelve todo mucho más sospechoso.
Riesgos de las investigaciones de coronavirus
El informe plantea sobre todo el riesgo que puede suponer trabajar con coronavirus que pueden ser mortales para los humanos, y es que también hace referencia a un trabajo del equipo de la doctora Shi para sintetizar coronavirus similares al SARS. The Telegraph afirma textualmente que “estaban alterando partes del virus para probar si era transmisible a diferentes especies”.
Su estudio de noviembre de 2015, realizado en conjunto con la Universidad de Carolina del Norte, concluyó que el virus similar al SARS podría saltar directamente de los murciélagos a los humanos y que no había tratamiento que pudiera ayudar.
Los propios investigadores aceptaban el peligro de su trabajo y afirmaron: “El potencial para prepararse y mitigar futuros brotes debe sopesarse contra el riesgo de crear patógenos más peligrosos”.
Debido a la controversia de estos experimentos que hacen que los patógenos sean más potentes o puedan propagar virus peligrosos, Estados Unidos retiró su financiación al Instituto de Virología de Wuhan en octubre de 2014, preocupados de que pueda conducir a una pandemia mundial. Pero en diciembre de 2017, ya iniciado el gobierno de Donald Trump, se retomó la colaboración.
Poca seguridad del laboratorio
En enero de 2018 The Washington Post reveló que científicos y diplomáticos de la embajada de EEUU en Pekín visitaron el laboratorio de Wuhan y enviaron advertencias a Washington sobre las prácticas de seguridad inadecuadas y las debilidades de gestión mientras conducía investigación sobre coronavirus de murciélagos.
“Durante las interacciones con los científicos en el laboratorio de WIV, notaron que el nuevo laboratorio tiene una grave escasez de técnicos e investigadores debidamente capacitados necesarios para operar este laboratorio de alta contención de manera segura”, indicó.
En este sentido, el gobierno australiano considera que la posibilidad de que el virus se filtrase desde un laboratorio, con el que no han negado que hayan cortado la colaboración, es del 5%. Por otro lado, el estadounidense está más convencido sobre esta teoría, aunque tampoco descarta la opción de que surgiese en un “mercado húmedo” debido a las malas condiciones de salubridad.
Por el momento, según explica The Telegraph, las agencias de inteligencia de estos países y de los componentes del grupo de “los Cinco Ojos”, continuarán vigilando e investigando el laboratorio de Wuhan para esclarecer el origen de este virus que ya ha provocado la muerte de al menos 251.562 personas en todo el mundo.