España solo accedará a 20.000 millones de euros del plan comunitario, que es la cantidad ya desembolsada en bonificación de cotizaciones.
El horizonte económico se ha ennegrecido mucho para España. Probablemente demasiado, por eso el Gobierno necesitará ayuda exterior. La coalición valora las opciones que no carguen con el estigma del rescate, como el nuevo instrumento de la Comisión Europea de apoyo a los ERTEs (SURE). Sin embargo, este salvavidas comunitario no servirá para mantenernos a flote con el enorme gasto que provocará el COVID-19.
La deuda subirá más de 20 puntos hasta el 115% del PIB. Pasaremos de crecer por encima de la media europea a sufrir este año una de las recesiones más profundas en la UE (-9,4%), tan solo por detrás de griegos e italianos. Cargaremos con el mayor déficit estructural de la eurozona en 2020 (-5,6%), un indicador que puede pesar mucho cuando acudamos en repetidas ocasiones a los mercados para buscar financiación. Todo ello justo cuando el escudo del BCE recibió el mazazo de los jueces alemanes, poniendo en cuestión no solo su política monetaria sino todo el sistema legal europeo.
Con este telón de fondo, resultará muy complicado que España no termine por solicitar el salvavidas europeo. De momento, el Gobierno se resiste a poner los ojos en los créditos blandos del Mecanismo Europeo de Estabilidad. Aunque el MEDE no resulta tan tóxico como en Italia, el estigma del rescate es muy poderoso en nuestro país.
El Gobierno insiste en que todavía encuentra financiación en los mercados. Pero en Bruselas recomiendan a Madrid que mantenga las opciones abiertas. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, recordó el miércoles a España que el MEDE representa una “oportunidad” para aquellos países que encararán elevados costes para financiarse. Además, sus préstamos no tienen condiciones para los gastos del coronavirus. ni tampoco habrá visitas de los hombres de negro.
Ayudas por 6 puntos del PIB
“Dejar esa puerta abierta me parece útil”, opina el eurodiputado de Ciudadanos, Luis Garicano, quien hasta sugiere una cantidad: 75.000 millones de euros. Eso sí, recomienda un maquillaje terminológico y apartar la palabra “rescate”, como sucedió durante el Gobierno del PP con los 40.000 millones de inyección a la banca.
El Gobierno, no obstante, centra su mirada en el otro gran mecanismo de ayuda preparado a toda prisa por la Comisión Europea durante las últimas semanas para responder a la pandemia. Se trata del Instrumento europeo de apoyo temporal para mitigar los riesgos de desempleo en una emergencia, o SURE, dotado con 100.000 millones de euros para ofrecer créditos blandos a los Estados miembros.
“El instrumento SURE actuará como una segunda línea de defensa, apoyando esquemas laborales a corto plazo y medidas similares, para ayudar a los Estados miembros a proteger los empleos y, por lo tanto, a los empleados y a los autónomos contra el riesgo de desempleo y pérdida de ingresos”, dice el documento, que adelantó elEconomista el 1 de abril.
El SURE no se repartirá en función del PIB de cada Estado miembro, como sucede con otros instrumentos europeos
“Es un instrumento que podría ser muy útil e interesante precisamente por su adecuación al mecanismo de apoyo público y presupuestario a los ERTES”, declaró la ministra Nadia Calviño.
Sin embargo, las posibilidades que ofrece el SURE se quedan muy lejos de las necesidades que encara España. Incluso con unas proyecciones económicas europeas que, a pesar de lo oscuras que son, “se sitúan en la banda optimista”, según comentó este jueves el socialista y Alto Representante para la Política Exterior, Josep Borrell.
En primer lugar, el volumen resultará claramente insuficiente. El SURE no se repartirá en función del PIB de cada Estado miembro, como sucede con otros instrumentos europeos. La Comisión adjudicará los recursos en función de las necesidades de los países solicitantes. Sin embargo, en su propuesta, la Comisión indicó que los tres países que más fondos reciban no deberán superar el 60% del total (60.000 millones de euros).
Incluso si España está entre esos países beneficiados, y en el hipotético caso de un reparto igualitario (aunque otros socios como Italia podrían necesitar más ayuda), los 20.000 millones que nos tocarían apenas cubrirían un mes y medio de ERTEs. En las seis semanas que llevamos de gestión de la pandemia, el Estado ha desembolsado unos 17.894 millones de euros en ellos, según detalló el Gobierno en el plan de Estabilidad enviado a Bruselas.
Más aún, Holanda dio una tajazo al instrumento en el Eurogrupo del pasado mes, al conseguir incluir que cubra también otros gastos, a pesar de la oposición frontal de España. El acuerdo de los ministros de Finanzas fue que el SURE cubra “principalmente” los gastos de los ERTEs y sus primos hermanos en otros Estados miembros. Los embajadores de los 27 socios pulirán la semana que viene este punto y el resto de flecos pendientes, para determinar exactamente qué cantidad se destina a otros gastos.