Propone que no haya misiones de los ‘hombres de negro’ para eliminar el estigma del rescate en los créditos sin condicionalidad.
El acceso a las líneas de crédito de emergencia del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) para hacer frente a los “costes sanitaros directos e indirectos” del Covid 19 no deben tener condicionalidad macroeconómica, no deben incluir misiones de vigilancia de la Troika y la única supervisión apropiada es la que simplemente garantice que los fondos se usan para lo que están destinados. Esa es la propuesta que la Comisión Europea ha diseñado en las últimas semanas y que ha remitido este jueves al presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, para que los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona la estudien en su teleconferencia de mañana.
Así consta en una carta firmada por el vicepresidente Valdis Dombrovskis y el comisario Paolo Gentiloni a la que ha tenido acceso EL MUNDO. La misiva, de apenas dos páginas, es un intento muy claro por eliminar en la medida de la posible todo el estigma que tiene el Mede, el fondo creado durante la crisis de la Eurozona, y al que tuvieron que recurrir España, Irlanda, Portugal, Chipre o Grecia para su último programa de ayuda. El Mede tiene mala fama y en países como Italia el tan tóxico que su mera mención provoca refriegas políticas, insultos y hace temblar al Gobierno. Y la UE busca ahora que la palabra rescate no se use, marcando requisitos muy diferentes.
El Eurogrupo pactó hace unas semanas que cada país podría pedir al Mede hasta un 2% de su PIB para gastos sanitarios, en el sentido más amplio y flexible de la palabra, sin condicionalidad. Pero la idea política necesitaba un desarrollo técnico. Y eso ha hecho la Comisión, configurando una herramienta para la concesión de préstamos baratos, aprovechando el rating crediticio del Mede en el mercado y los bajísimos costes de financiación. Créditos favorables para los países, que seguirían necesitando la firma de algún tipo de Memorando de Entendimiento, pero que no requieren ajustes macroeconómicos, consultas previas de legislación ni visitas de los ‘hombres de negro’.
La carta recuerda que el “margo legal de la UE” fija una “supervisión reforzada” y una monitorización más estricta cuando se cierran las líneas de crédito precautorias del Mede. Mucho más que las contempladas en los procedimientos habituales del llamado Semestre Europeo, el largo proceso que transcurre desde el envío de los borradores Presupuestarios para el año siguiente en octubre hasta la entrega en primavera a Bruselas de los Programas de Estabilidad y los Planes Nacionales de Reforma. Y que culmina con la redacción y publicación de las llamadas Recomendaciones Específicas por País, una guía de lo que va mal y cómo se podría mejorar en todas las economías.
Sin embargo, el 9 de abril el Eurogrupo pactó que la única condicionalidad de estas ayudas para el gasto sanitario sería su destino, y los jefes de estado y de Gobierno de los 27 lo ratificaron el día 23. Así que la Comisión consideran que un “marco simplificado” de vigilancia es suficiente. Y por tanto, propone a los ministros que respalden mañana un sencillo borrador con ocho puntos.
Para dar cobertura legal, la Comisión enmendará una Comisión Delegada para lograr que las revisiones fiscales trimestrales se usarán para garantizar que el dinero se usa para el gasto “directo e indirecto sanitario”, sin “que sea necesario activar varios artículos de la regulación prevista para casos generales.
“Para el objetivo de la revisión reforzada, la Comisión no realizará misiones ad hoc sobre el terreno adicionales a las estándar que tienen lugar en el marco habitual del Semestre Europeo”, dice el tercer punto de la carta. Y “como las condiciones están estrictamente limitadas al uso de las líneas de crédito para dar apoyo a la financiación doméstica de los cortes del sistema de salud, cura y prevención, el Artículo 7 de la Regulación relativo a los programas de ajuste macroeconómico no tiene aplicación”, dice la carta, mandando un mensaje que puede ser muy bienvenido y usado si fuera necesario en Madrid y quizás Roma.
La propuesta de Gentiloni y Dombrovskis también sugiere cómo debería ser el día después. En el pasado, las visitas formales de la antigua Troika se mantuvieron mientras el programa estaba activo. Pero una vez que como tal ha terminado, los técnicos europeos todavía realizan dos visitas anuales para la supervisión ‘postprograma’, y publican informes de actualización. Eso ocurre todavía con España.
La Comisión considera sin embargo que “un informe bianual simplificado” será suficiente y que los equipos que realicen esas tareas deberían integrarse dentro de los que hacen los viajes habituales a todas las capitales como parte del intercambio de información y contactos que las instituciones mantienen con funcionarios, altos cargos ministeriales y expertos independientes.