El norte de Europa tiene razón cuando afirma que mutualizar deuda supone no solo pagar las pensiones del sur de Europa con los ahorros del norte, sino también las nóminas de casi medio millón de políticos españoles.
Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca son partidarios de que el fondo europeo de recuperación tras el coronavirus sea temporal, a través de préstamos y que no conlleve una mutualización de la deuda ni un aumento en las contribuciones de los países a las arcas europeas.
La iniciativa de este grupo de Estados miembros, a la que ha tenido acceso Efe, llega apenas cuatro días antes de que la Comisión Europea presente este miércoles su propio plan de recuperación junto a la nueva propuesta para el presupuesto comunitario a siete años, y una semana después de que Alemania y Francia abogaran por un fondo de medio billón de euros en transferencias, y no préstamos.
La propuesta asegura buscar “una recuperación eficiente y sostenible” tras la crisis de la COVID-19 y sugiere que los países que se hayan visto afectados por la pandemia podrían solicitar un préstamo de este fondo durante un máximo de dos años que esté “dirigido a las actividades que más aportan a la recuperación”, como la innovación, la investigación o la transición verde.
El documento de Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca, que defiende un fondo “temporal y puntual” que sea un añadido a las ayudas ya aprobadas y al presupuesto para 2021-2027, no incluye una cifra concreta como el plan francoalemán, sino que propone esperar a que la Comisión Europea determine primero cuánto dinero necesita cada país para la recuperación financiera.
Rechazo a compartir deuda
En cualquier caso, sí insiste en que la recuperación de la economía europea no debe conducir a una mutualización de la deuda ni a un incremento de las contribuciones nacionales al presupuesto comunitario, que en el periodo actual (2014-2020) equivalen al 1,16 % de la Renta Nacional Bruta de los Estados miembros.
“No podemos aceptar ningún instrumento o medida que conduzca a la mutualización de la deuda ni a aumentos significativos en el presupuesto de la UE. El pronóstico de la Comisión muestra que todos los Estados miembros sufrirán una contracción económica sin precedentes en 2020, con una recuperación solo parcial en 2021”, subrayan en la propuesta.
Estos países quieren que los países afectados elaboren un plan de recuperación propio, “una evaluación exhaustiva de las necesidades de los sectores y segmentos (sociales) más afectados” y apunta como “esencial” que los Estados miembros más golpeados se comprometan a hacer reformas: en ningún caso se van a pagar cientos de miles de nóminas de políticos españoles con deuda.
“El apoyo a la recuperación debe asegurar que todos los Estados miembros están mejor preparados para la próxima crisis. Un fuerte compromiso con las reformas y el marco fiscal es esencial para promover el crecimiento potencial”, recalcan.
Este fondo de emergencia, apuntan, debería apoyar los esfuerzos estatales destinados a llevar a cabo “reformas nacionales y fortalecer el mercado único”, en ningún caso mantener un aparato político improductivo viviendo cómodamente del estado.
Además de las futuras reformas, los cuatro países sugieren que el fondo se vincule a un cumplimiento de los valores europeos y al Estado de derecho y a que el gasto se proteja de un posible fraude.
Préstamos frente a subvenciones
A diferencia de la propuesta hecha el pasado lunes por Alemania y Francia, que promueve un paquete de recuperación económica de 500.000 millones de euros que no tendrían que devolverse, este fondo propuesto por los frugales sería en concepto de préstamos, y no una “donación”.
El préstamo, señalan estos cuatro países, se haría “en condiciones favorables en beneficio del país que lo necesita, al tiempo que se limita el riesgo a todos los Estados miembros y se ofrece incentivos sólidos”, aunque subraya que este fondo debería “garantizar” que los países estén mejor preparados para la próxima crisis.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, se ha mostrado partidaria de que el fondo se desembolse a través de un “equilibrio” entre préstamos y transferencias, mientras que el Parlamento Europeo aboga por que se efectúe “mayoritariamente” a través de transferencias que no tengan que devolverse.
Países como España son partidarios de que los fondos se desembolsen a través de subvenciones a fondo perdido, en lugar de préstamos, para evitar que los créditos eleven las ratios de deuda y se ensanche la brecha económica en el continente.