La próxima generación pagará la crisis de hoy en la UE

Con deudas comunes, la UE quiere impulsar la economía afectada por la crisis del coronavirus.

Con su gigantesco proyecto de presupuesto para los próximos siete años, la Presidenta de la Comisión Europea se ha atrevido a dar el paso. Será interesante ver lo que los 27 Estados miembros van a aprobar. Esta mezcla de fondo de rescate y presupuesto de reforma tiene que ser acordada por unanimidad. En las próximas semanas habrá duras negociaciones sobre quién obtiene y cuánto de la abultada caja, y bajo cuáles condiciones.

Ursula von der Leyen afirma que ha discutido este urgente plan anticrisis con todos los gobiernos, y que ninguno de ellos lo ha objetado en sus fundamentos. Esto puede deberse al hecho de que, para financiar su fondo de reconstrucción, los europeos se han puesto de acuerdo en una estratagema financiera que no supone una carga para los contribuyentes de hoy, sino para las generaciones futuras.

La UE pedirá 750.000 millones de euros en préstamos que se pagarán a lo largo de 30 años, a partir de 2028. El reembolso se financiará con nuevos impuestos, que en la jerga de la UE se denominan “recursos propios”. Hasta ahora, los países del bloque han prohibido repetidamente a la Comisión de la UE recaudar importantes fondos propios. Después de todo, los ingresos e impuestos propios significan poder. Un poder que los Estados miembros no quieren necesariamente entregar a Bruselas.

Seamos honestos. Digamos quién tendrá que pagar la cuenta

Con vagas tasas impositivas sobre desechos plásticos, dióxido de carbono e importaciones de terceros países que dañan el clima, Von der Leyen quiere recaudar el dinero para pagar las cuotas a partir de 2028. Una ilusión en términos de política fiscal. Al final, serán los países miembros los que deban definirlo, pero la consecuencia es que serán los futuros contribuyentes en Europa quienes paguen la cuenta.

El plan también podría ser también no pagar realmente las deudas que la UE, contrariamente a sus tratados, quiere contraer ahora por primera vez, sino simplemente refinanciarlas una y otra vez y aplazarlas, como suelen hacer los Estados, por lo general. Para los miembros de la UE, el plan de deuda, para el cual los paises comunitarios no tienen que utilizar capital propio sino solo garantías, es la solución más elegante, porque ya no sobrecarga los presupuestos nacionales.

Por lo tanto, el problema se desplaza hacia el el futuro. En vista de la crisis económica desencadenada por las medidas contra el coronavirus, es comprensible que la UE opte por esta solución. Pero la Comisión y los Estados miembros también deben ser honestos. Y no pretender que las deudas puedan ser pagadas algún día con un nebuloso impuesto. El nombre que Ursula von der Leyen le ha dado al programa económico también tendría sentido: “Próxima Generación Europa”.

La próxima generación en Europa pagará por la crisis de hoy. Además de los miles de millones de euros en deudas nacionales, ahora también llevarán la carga de las deudas de la UE. Y si las cosas funcionan bien, aprovecharán algunas inversiones sensatas.

En realidad, no podría pasarle algo mejor a la Unión Europea, porque las deudas unifican. Así que, si un país quiere abandonar la UE, una futura comunidad de responsabilidades y deudas comunes, será casi imposible, porque salir saldría demasiado caro. Y eso le da a la UE una especie de garantía de supervivencia.

DW