Los expertos aseguran que la epidemia no está controlada y que existe el riesgo de que ocurra un rebrote en España debido a la apertura de las medidas y la futura temporada de gripe.
Lento, pero seguro. Este debe ser el principio básico del desconfinamiento para el que España ha de prepararse. Paso a paso, sobre todo teniendo en cuenta que, a pesar de la tendencia descendiente, aún no se puede afirmar que la transmisión de la enfermedad esté bajo control. En la última jornada han muerto 331 personas con coronavirus y la cifra de positivos ha aumentado en un 4,2% en 24 horas (de 226.629 a 239.199, contando con los casos registrados por PCR y por test de anticuerpos).
“Se trata de que el número de fallecimientos sea muy reducido y los contagios, esporádicos”, señala Francisco Guillén, responsable de la Unidad de Medicina Preventiva de la Clínica Universidad de Navarra. De momento, no es así, “estamos en proceso”, así que hay que caminar con prudencia, sin bajar la guardia y observando los resultados de cada movimiento, sin olvidar “que esto no parará hasta que no haya vacuna o inmunidad de rebaño (entre el 60% y el 80% de la población)”.
En la misma línea, opina Joan Ramón Villalbí, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas): “Mientras no haya inmunización, habrá que dar por supuesto que seguirá habiendo casos, pero que uno no se convierta en 300 y para ello es clave que tengamos capacidad de detección y de búsqueda de contactos muy potente para identificar incluso a los asintomáticos del entorno”.
No obstante, aunque España estuviera en este escenario de control, “lo que tenemos que aprender es que puede haber una segunda oleada y tenemos que estar preparados para que sea lo más limitada posible”, apunta Villalbí. Basta con echar un ojo al mapa mundial, aterrizando, por ejemplo, en Singapur. Sus elogiadas medidas lograron que a fecha 15 de marzo, los casos de coronavirus disminuyeran a sólo 200. Se relajaron algunas medidas de alerta en sitios como los aeropuertos. Ahora, según los datos de la OMS, ya se han superado los 14.000 afectados.
Una segunda oleada, en la temporada de gripes
Otra fotografía es la de la segunda isla más grande de Japón Hokkaido, que después de ser un caso de éxito en la contención, detección y aislamiento la región ha entrado en una segunda oleada de infecciones. A mediados de marzo, consiguieron reducir los positivos a dos al día. Todo un éxito. Se levantó el estado de alarma y en abril se abrieron de nuevo las escuelas. Han alrededor de 30 días y se ha tenido que volver a decretar la cuarentena en Hokkaido.
Conviene estar muy vigilantes de lo que ocurre en países que nos llevan la delantera. Esta debería ser ya una lección aprendida. Ni hay fronteras para el coronavirus ni existe país inmune que pueda mirar hacia otro lado. Por esta razón, cada paso en el regreso a la normalidad debe estar bien estudiado y planificado, de acuerdo a nuestras circunstancias y capacidades.
No obstante, apunta Guillén, “tenemos que pensar que pueda haber una segunda oleada […] Mi impresión es que podemos estar año y medio o dos años con periodos alternos relajados y de confinamiento“.
Los trabajadores no esenciales se van incorporando físicamente en sus empresas, los niños pueden salir a la calle una hora al día y el siguiente punto de mira está la posibilidad de realizar deporte individual al aire libre. “Es posible que a mediados de mayo comienzan a aplicarse medidas que impliquen relación entre persona, como la apertura de comercios y la recuperación de actividades”, vaticina Villalbí. “Habrá que ir probando lentamente, cada 15 días, por si se da un paso en falso, volver atrás”.
A lo largo de este camino, dado que las personas asintomáticas pueden contagiar y “no tenemos capacidad para hacer un estudio masivo a toda la población española”, explica el experto de Sespas, es necesario acostumbrarse a las medidas de prevención: el uso de mascarillas, el lavado frecuente de manos y la distancia de seguridad.