Sánchez consigue que Trump aparte Navantia de un contrato de 18.000 millones

Sánchez ha tirado a la basura un contrato de 18.000 millones al retirar la ‘Méndez Núñez’ del Golfo Ultimátum de Trump a Sánchez: “Que España debe aumentar el gasto de Defensa no es negociable”.

Fuerte revés para los planes de futuro de Navantia. Los astilleros españoles optaban a participar en la construcción de una veintena de fragatas de nueva generación para la U.S. Navy, un contrato valorado en 20.000 millones de dólares (unos 18.000 en euros) que finalmente se ha ido para la firma italiana Fincatieri. En el sector de la industria de defensa se ha entendido como un ‘castigo’ de la Administración Trump al Gobierno de Pedro Sánchez por sus desplantes y el insistente incumplimiento español con los presupuestos de la OTAN.

En mayo de 2019, el Gobierno de Pedro Sánchez decidió retirar unilateralmente la fragata de la Armada española ‘Méndez Núñez‘ del Grupo de Combate del portaaviones ‘Abraham Lincoln’. Lo hizo en medio de las tensiones entre Estados Unidos e Irán, en un movimiento que molestó profundamente al Gobierno de Donald Trump. Una decisión que, como desveló entonces OKDIARIO, provocó una profunda preocupación en la dirección de Navantia: el astillero español se jugaba un jugosísimo contrato multimillonario en Estados Unidos, y cualquier paso en falso podría echar a perder la oportunidad. Aquel pronóstico se ha confirmado en la madrugada del jueves al viernes 1 de mayo con un comunicado oficial del Pentágono.

La construcción de la primera unidad de la futura serie de fragatas de última generación para la marina estadounidense, que llevarán el nombre de ‘FFG(X)’, ha caído del lado italiano. Según el anuncio oficial, serán los astilleros locales de Fincatieri quienes desarrollen esa primera unidad del proyecto, que contará con hasta 20 nuevas fragatas valoradas en conjunto en poco menos de 18.000 millones de euros (a razón de unos 860 millones cada unidad, contando con que la primera de ellas tendrá un coste superior al resto, alrededor de unos 1.090 millones). Navantia dice así adiós a una de las mejores oportunidades de negocio internacional que se le han presentado en la última década.

El proyecto ‘FFG(X)’

Los astilleros españoles aspiraban a hacerse con una parte fundamental del contrato, al que acudían bajo un consorcio con la firma estadounidense General Dynamics y sus astilleros Bath Iron Works, donde se construirían. España aportaría ingeniería y asesoramiento a cambio de una parte importante de los beneficios del programa. Los buques no se construirían ni en Cádiz ni en Ferrol, pero sí aportarían una carga de trabajo importante a unos astilleros muy necesitados de encargos.

La oferta española contaba con la ventaja de que el diseño de sus fragatas ya estaba probado con éxito en las españolas ‘F-100′, actualmente en servicio en la Armada, y las futuras F-110. Además, Estados Unidos exigía que el sistema de combate de esas nuevas fragatas ‘FFG(X)’ fuera el ‘Aegis’, desarrollado en conjunto en los años 90 entre España y Estados Unidos y hoy básico para la estrategia de defensa antimisiles del Pentágono.

Fallos en ‘lo político’

Pese a la ventaja técnica y económica que suponía la propuesta española, Navantia se queda sin el contrato. Y en el sector ya lo relacionan abiertamente con «condicionantes políticos».

“En este tipo de contratos la política es una parte clave de las decisiones. Manda la Casa Blanca por encima de cualquier condicionante técnico. Ya puedes presentar la mejor oferta en términos de avance tecnológico o incluso ventajosa en lo económico, que si las cosas no andan bien en cuanto a relaciones diplomáticas, el contrato no va a prosperar“. Así explica a OKDIARIO un directivo de una empresa de armamento que lleva décadas involucrado en la negociación de este tipo de contratos.

La relación diplomática de España con Estados Unidos ha sufrido serios reveses en el último año y medio. Fueron sonados los encontronazos entre Donald Trump y Pedro Sánchez a costa del insuficiente gasto de España en materia de defensa, a pesar de los compromisos firmados en 2014 por el entonces gobierno de Mariano Rajoy.

Incumplimientos y desaires

Estados Unidos y la OTAN exigen a España gastar un 2% de su PIB en partidas de defensa. Lo que tanto la Alianza como Washington consideran lo ‘mínimo’ para cada uno de los aliados. Sin embargo, el gasto real nacional no llega al 1%. Es el más bajo de toda la OTAN, junto a países sin apenas ejército como Luxemburgo.

La situación, lejos de mejorar, va agravándose con el paso de los años. De hecho, el malestar estadounidense al respecto está detrás de algunos de los desplantes públicos que Trump ha dirigido a Sánchez en las últimas reuniones de la OTAN. El pasado mes de diciembre, en la cumbre de Londres, Estados Unidos excluyó a España -como contó OKDIARIO- de todas las reuniones periféricas de alto nivel. En su discurso, Trump llegó a hablar de «morosos«. Sánchez ha intentado convencer sin éxito a su socio en el Gobierno, Podemos, para elevar el gasto militar a las exigencias de Trump.

Tampoco ha contribuido a mejorar el clima diplomático entre ambos países aquella retirada unilateral de la fragata ‘Méndez Núñez’ del Grupo de Combate del portaaviones ‘Abraham Lincoln’. Un movimiento del que en la Armada española no recuerdan precedente.

OKDiario