El gobierno ultracomunista del PSOE y Podemos está aprovechando la pandemia para saquear el dinero público.
Los más de 16.000 millones que Sánchez y Montero van a destinar a las CCAA entre junio y noviembre de este año bajo el eufemismo de ‘fondo de reconstrucción’ no se destinarán mayormente a los gastos sanitarios ni a ninguna reconstrucción, sino a pagar nuevamente con deuda las extras de todos los políticos, funcionarios y trabajadores públicos de las autonomías. Este es el motivo por el que no se pide ni una sola factura a las administraciones para justificar el dinero que se les regala (no computa para déficit), máxime cuando el grueso del dispendio sanitario en la pandemia ha sido realizado por el gobierno central.
Este es el motivo escondido por el que Pedro y Pablo no acudirán al MEDE, a pesar de ser mucho más baratos los fondos europeos al permitir ahorrarse el país 2.000 millones de euros en intereses. Porque exigen en contrapartida un control absoluto sobre las facturas de gasto sanitario y por lo tanto solo se entregan los fondos enseñando papeles al mismo tiempo que todas las compras se han realizado según la legalidad vigente. Esas facturas que por ejemplo nadie quierer enseñar porque han servido para comprar 4 millones de hisopos a una empresa fantasma en Suiza a 4,3 euros la unidad cuando en Amazon se pueden comprar a 2 céntimos en paquetes de 500.
El director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling, ha realizado números del coste que supondría a España e Italia rechazar la ayuda financiera tras publicarse el viernes las condiciones de los préstamos. El directivo alemán ha señalado que recurrir a los 25.000 millones disponibles para España supondría un ahorro de 2.000 millones, respecto a las condiciones actuales del mercado.
El director gerente del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), Klaus Regling, considera que sería ventajoso para los países de la eurozona financiar parte de los abultados déficit públicos que generará la respuesta al coronavirus con los créditos “baratos” que ofrecerá el fondo, que se utilizó en el pasado para rescatar a Grecia, Portugal, Irlanda y España en el pasado.
El economista alemán ha defendido las condiciones ventajosas para España e Italia de acogerse a línea de crédito para la pandemia por la que el MEDE podrá prestar a cada país hasta el 2% de su PIB con la única condición de que lo destinen solo a costear gastos sanitarios directos o indirectos ligados al brote.
“El país que tiene que financiar su déficit está en realidad mejor pidiendo que parte del déficit sea financiado por el MEDE que haciéndolo todo por sí mismo en el mercado, porque el tipo de interés es más bajo”, ha declarado Regling en un encuentro con varias agencias de noticia.
No haré ninguna recomendación a ningún país, pero los hechos son claros. Todos nuestros 19 Estados miembros tendrán déficit fiscales muy grandes este año, así que financiar parte de ello de un modo seguro, con bajos tipos de interés, podría ser atractivo para muchos países, en particular porque no hay condicionalidad”, ha insistido.
Con los tipos actuales, dijo, España podría ahorrarse 2.000 millones de euros en costes de financiación en diez años si toma prestados los casi 25.000 millones de euros que le corresponderían de la línea para la pandemia en lugar de captarlos en el mercado.
Para Italia, el ahorro alcanzaría los 7.000 millones de euros, aunque “para la mitad de nuestros miembros habría ahorros ligados a un préstamo del MEDE”, ha reconocido Regling, precisando que la decisión de solicitarlo corresponde a cada Gobierno.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aseguró, la semana pasada, que “hoy por hoy” hay “buena acogida” a la deuda española en los mercados y descartaba acudir al MEDE y el italiano lo está rechazando frontalmente. El MEDE todavía tiene una fuerte carga simbólica negativa asociada a hombres de negros y duros ajustes presupuestarios, pese a que el nuevo diseño del fondo no implica ninguna condicionalidad, ni supervisión más allá de destinarlo para gasto sanitario.
Regling ha apuntado que el instrumento será flexible con los países que acudan a él. Más allá del bajo coste, ha destacado que el fondo de rescate es un acreedor fiable, que “no huirá en la próxima crisis”, y que los créditos no tendrán más condiciones, ni ahora ni “tampoco más adelante”, que usarlos para cubrir costes sanitarios directos o indirectos.
Entre estos últimos, explicó, podrían incluirse costes ligados a la infraestructura sanitaria ya existente y a su personal, pero también vinculados a las medidas de contención de la pandemia, por lo que indirectamente sí podrían contemplarse gastos en sectores como transporte o turismo.
Se espera que los créditos estén disponibles a partir de junio. Aunque el pasado viernes se dio luz verde, todavía falta que los ratifiquen algunos parlamentos naciones, incluidos el alemán y el holandés. De momento, ningún Estado ha solicitado esta financiación y ha descartado que si un país solicita ayuda al MEDE los inversores vayan a percibirlo como una señal negativa, desencadenando un aumento de los tipos.
Descarta una ampliación del MEDE, solo pronostica gastar alrededor de 80.000 millones
El jefe del MEDE ha señalado que de momento no se plantea la cuestión de ampliar el capital del fondo ya que no todos los países necesitarán un crédito para la pandemia y, aún cuando se usen los 80.000 millones que calculan, les quedarían 330.000 millones en capacidad de préstamo si llega otra crisis.
En este sentido, ha rechazado la idea de que se avecine una nueva crisis de deuda y argumentó que la Comisión confirmó la semana pasada que la sostenibilidad de la deuda está asegurada en todos los países de la eurozona.
También que se prevé que “los tipos de interés sigan bajos durante mucho tiempo”, lo que facilitará la financiación de las elevadas deudas de algunos Estados como Italia y Grecia.
El jefe del MEDE defiende que parte del fondo de reconstrucción no sean préstamos
Regling ha subrayado que, en todo caso, el MEDE es solo un elemento de la respuesta europea a la crisis, que “está diseñada y será implementada de modo que los países que más han sufrido en esta crisis reciban más ayuda” para compensar el hecho de que “a nivel nacional no todos los países pueden responder del mismo modo”.
Así, se ha mostrado convencido de que el fondo de recuperación en el que trabaja la Comisión Europea se diseñará bajo este principio de “solidaridad” con el que, en su opinión, están de acuerdo todos los países.
Klaus Regling no quiso pronunciarse sobre el volumen que considera debería alcanzar este fondo (la Comisión baraja en torno a 1,5 billones de euros), pero ha indicado que deberá ser “cuantioso” para financiar una recuperación que durará “dos o tres años”, así como proporcionar una parte de las ayudas en forma de subvenciones a fondo perdido y otra, en préstamos.
El director del MEDE ha descartado que las ayudas en forma de préstamos vayan a llevar a un deterioro de la posición de deuda de países con ratios ya muy elevados, como España, y ha instado a “no restar importancia” a los créditos en este contexto puesto que ayudarían a los Estados a financiarse de modo “más fácil y barato”.
En este contexto confió además en que los países sean capaces de llegar a un acuerdo sobre el futuro presupuesto comunitario para 2021-2027, al que estará vinculado el fondo, que satisfaga tanto a contribuyentes como a receptores netos, aunque reconoció que “será un proceso político difícil”.