La balanza por cuenta corriente ha arrojado un déficit de 2.400 millones en el mes de junio. Un déficit exterior anual incrementará el endeudamiento neto con el exterior. España llevaba tiempo mejorando su PIIN tras años de duras reformas, pero el COVID-19 ha modificado esa tendencia.
Noticia de 01/07
El covid-19 está evidenciando que España necesita al turismo extranjero para mantener el equilibrio con el exterior. Con las fronteras cerradas, el déficit por cuenta corriente que ha arrojado la balanza de pagos de España en junio ha sido el mayor de los últimos diez años, provocado por el desplome de los ingresos por turismo. Mientras que el cómputo de los cuatro primeros meses también arroja un saldo negativo, lo que amenaza con romper un ciclo único de superávits exteriores de ocho años consecutivos
Desde la quiebra de España en 2010 no se producía un desequilibrio con el exterior de este calado. La diferencia es que por entonces, el sector exterior tenía un peso muy inferior, que llevó al país a presentar algunos de los mayores déficits por cuenta corriente anuales del mundo: España consumía e invertía (sobre todo en ladrillo) muy por encima de lo que producía internamente, lo que lleva al país a importar mucho más de lo que exportaba, generando un gran déficit exterior que hacía muy vulnerable a la economía española muy dependiente de la financiación exterior.
Tras años de devaluación interna y contención de salarios en el sector privado (no en el público ni en las pensiones), más algunas reformas estructurales, España comenzó a lograr superávits por cuenta corriente y a reducir su posición deudora con el exterior de forma importante. Ahora todo este esfuerzo podría echarse a perder si el turismo extranjero (una de las principales exportaciones de España) no se recupera.
La balanza por cuenta corriente, que mide la diferencia entre los ingresos (positivo) y pagos (negativo) al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un déficit de 1.500 millones de euros en el mes de abril, frente al superávit de 2.900 millones registrados el mismo mes del año anterior, como consecuencia del impacto del covid-19 en el turismo. Según los datos del Banco de España, el apartado de turismo y viajes ha mostrado un saldo neutro (cero) por las restricciones, frente a los 1.624 millones positivos (gasto del turista extranjero menos lo que los españoles gastan en el exterior) del mes de abril de 2019. Si la cifra se hubiera repetido, España hubiera logrado un superávit por cuenta corriente en abril.
Si en verano no se recupera gran parte de la afluencia de extranjeros a nuestro país, España parece condenada a registrar el primer déficit externo (cuenta corriente más cuenta de capital) anual desde 2011. Los déficits exteriores hacen que una economía dependa de la financiación exterior para mantener sus niveles de consumo e inversión internos (demanda doméstica).
Hasta ahora, España ha registrado ocho superávits externos consecutivos tras años de esfuerzos (devaluación interna incluida) que han permitido reducir al país el saldo deudor de la posición internacional neta o PIIN (los españoles debemos al mundo mucho más de lo que nos deben a nosotros) hasta el 71,4% del PIB, el valor negativo más bajo desde 2006, aunque sigue siendo excesivamente alto. Cuanto más elevado es este saldo deudor, más vulnerable se vuelve una economía a los shocks financieros y económicos globales, como ocurriera allá por 2007-2008. El grifo de la financiación externa se cerró prácticamente ahogando a la economía española.
Para continuar con esta trayectoria positiva resulta casi imprescindible que los turistas extranjeros vuelvan a España, puesto que los gastos que realizan aquí computan como un ingreso en la balanza de pagos, generando los habituales superávits en la balanza de servicios, donde el turismo y los viajes tienen una dimensión muy grande en el caso español.
La gran prueba llega con el verano. De los 70.000 millones de euros que ingresa España en la balanza de servicios turísticos, 40.000 millones llegan entre los meses de abril y octubre (y ya hemos perdido abril). Obviamente, a estos ingresos hay que restarle lo que los españoles gastamos en servicios turísticos en el exterior, pero aún así el saldo sigue siendo muy positivo (unos 46.000 millones de euros a favor). Si el verano no muestra una recuperación España estará condenada a sufrir un déficit por cuenta corriente que aumentará nuestro endeudamiento neto con el exterior.
Todo hace indicar que los ingresos por turismo extranjero en verano no serán comparables a los de otros años. Enric Heymen, economista de Deutsche Bank, publicaba una nota esta semana en la que comentaba que “durante el verano del covid-19, los alemanes probablemente viajarán menos y por períodos más cortos que en años anteriores. Parece que los destinos elegidos estarán dentro de Alemania y en los países vecinos a los que se puede llegar en coche y se beneficiarán de ello. Por el contrario, los destinos de vacaciones europeos a los que generalmente se llega en avión verán disminuir el número de turistas en 2020. España probablemente será el principal perdedor. Los viajes de larga distancia no jugarán un papel importante en 2020. Además es probable que el auge de los cruceros llegue a un abrupto final”.
Descomponiendo la ‘mini-balanza’ de turismo y viajes, se puede ver que de los 71.000 millones de euros que entraron en 2019, unos 9.200 millones fueron de turistas alemanes y más de 14.000 millones de los británicos. Estos dos países son los que presentan el mayor desequilibrio a favor de España en esta balanza. En ambos casos, el avión parece casi imprescindible para que británicos y alemanes lleguen a España, lo que tendrá un impacto muy negativo en los ingresos por turismo extranjero y, a la postre, en la balanza por cuenta corriente.
“La caída de los ingresos por turismo es una de las razones más importantes por las que nuestra previsión de PIB para los destinos tradicionales de vacaciones como España o Italia es más pesimista que la de Alemania”, explica el economista del banco Deutsche Bank.
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La balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un superávit de 2.000 millones de euros en el mes de junio, un 47,3% por debajo del superávit de 3.800 millones del mismo mes del año anterior, como consecuencia del impacto del Covid-19 en los bienes y servicios, especialmente en el turismo.
Así, según los datos publicados este lunes por el Banco de España, el déficit del mes de junio se debe, entre otros factores, a la cuasi desaparición del superávit del turismo, que se situó en 20 millones de euros, frente a los 5.200 millones de euros de un año antes.
Pese a ello, la cifra de junio de este año mejora los datos de abril y mayo, meses en los que los ingresos y pagos del turismo fueron nulos por el cierre de fronteras ligado a la pandemia del coronavirus.
La balanza de bienes y servicios, que incluye el turismo y los viajes, registró un superávit en junio de 2.500 millones de euros, frente al superávit de 4.900 millones del mismo mes de 2019.
Las rentas primarias y secundarias, (rentas de trabajo, de la inversión, impuestos sobre producción y la importación y subvenciones) y secundaria (transferencias personales, impuestos corrientes, cotizaciones y prestaciones sociales, etc.) registraron en junio un déficit de 500 millones de euros, la mitad que en el mismo mes de 2019.
Por su parte, la cuenta de capital mostró un superávit en 300 millones de euros, la misma cifra que en junio del año anterior. Con ello, las cuentas corriente y de capital, que determinan la capacidad o necesidad de financiación de la economía, presentaron un saldo positivo (capacidad) de 2.300 millones de euros, frente a los 4.100 millones del año pasado.
En el conjunto del primer semestre, la balanza por cuenta corriente alcanzó un superávit de 300 millones de euros, frente al superávit de 8.600 millones del mismo periodo del año pasado.
Ello fue consecuencia del desplome en un 64,1% del superávit de la balanza de bienes y servicios, hasta los 5.600 millones, ya que la rúbrica de turismo y viajes redujo su superávit de 21.200 millones a 4.800 millones. Por su parte, las rentas primarias y secundarias mostraron hasta junio un déficit de 5.300 millones de euros, inferior al saldo negativo de 7.000 millones del mismo periodo de 2019.
Entre enero y junio, la cuenta de capital redujo su superávit en 100 millones, hasta los 1.400 millones, que sumados al saldo positivo de la cuenta corriente, arrojaron un superávit conjunto de 1.700 millones de euros. Así, la evolución del turismo por la crisis del Covid ha llevado a pasar de una capacidad de financiación de 10.100 millones en los seis primeros meses de 2019 a tener en el mismo periodo de este año una capacidad de financiación bastante inferior, de 1.700 millones.
En términos acumulados de 12 meses, la capacidad de financiación de la economía española se situó en 20.200 millones, por debajo de los 27.600 millones alcanzados hasta junio de 2019.
Por otro lado, entre enero y junio España registró una salida de capitales por valor de 48.800 millones de euros, frente a las salidas de 18.000 millones del mismo periodo del año anterior.
Solo en junio salieron de España 10.100 millones de euros, frente a los 8.100 millones que salieron en igual mes de 2019.
La salida o entrada de capitales es un saldo que resulta de tener en cuenta lo que los residentes españoles invierten fuera del país y lo que los extranjeros destinan a España en ese mismo periodo.