Mientras las empresas de venta por Internet suben como la espuma en bolsa por su incremento en la facturación durante la pandemia, cada vez parece menos probable que El Corte Inglés pueda evitar la quiebra por su incapacidad para adaptarse a la nueva realidad económica.
La recuperación en El Corte Inglés es más lenta de lo previsto. Termómetro de la economía española, mientras las principales instituciones advierten de la ralentización de la vuelta a la normalidad del país, las ventas del gigante de la distribución también se recuperan al ralentí. Si con el fin del estado de alarma la caída rondaba el 50%, al cierre del primer semestre de su ejercicio el descenso todavía era del 29% después de que la nueva normalidad no se haya traducido en una vuelta a los centros comerciales.
Según la documentación a la que ha tenido acceso Economía Digital, las ventas de la división de centros comerciales se desplomaron un 29% en el primer semestre fiscal –de marzo a agosto– de la organización. El aluvión de ofertas y descuentos puesto en marcha desde el mes de junio sirvió, eso sí, para reducir la factura del coronavirus.
A falta de los ajustes contables habituales, la compañía perdió así algo menos de un tercio de los 6.036 millones que facturó en el mismo periodo del año anterior.
La pandemia se cebó especialmente con las divisiones más importantes para la empresa que preside Marta Álvarez. Moda, por ejemplo, supone algo más de una cuarta parte de las ventas totales de la sociedad y cedió el 52% de sus ventas por culpa de la Covid-19. El desplome fue generalizado en todos los departamentos: tanto Caballero como Señora rozan un descenso del 60%. Rebajaron el porcentaje la moda joven e infantil y la ropa interior.
Incluso salió peor parada la división de Complementos, con un -54% semestral. Al ser la línea de negocio que más margen de beneficios otorga, su afectación en las ganancias también será sustancial. Bolsos, joyería y zapatos cayeron todos por encima del 50% de su volumen previo a la pandemia. Por su parte, Deportes perdió el 30% de su actividad, Juguetes el 15% y Electrónica logró mantener sus cifras.
La sección de Hogar se vio beneficiada por el verano atípico vivido y el teletrabajo. Al pasar más tiempo en casa y haber renunciado en muchos casos a las vacaciones, el gasto resistió y el departamento de electrodomésticos incluso creció un 2%. Mientras, las ventas de muebles bajaron un 13% y las de textil hogar alrededor del 20%.
La única nota positiva, como ya se advirtió durante los meses más duros del estado de alarma, fueron los supermercados. Si la sección de alimentación disparó su facturación durante la primavera, con la llegada del verano la situación tendió a normalizarse y al cierre del semestre crecía al ritmo del 10%. El volumen es muy superior a todo el año pasado, cuando fue la única división que logró incrementar sus ventas por encima del 2%.
Con los datos desgranados, El Corte Inglés perdería algo menos de 2.000 millones de euros en facturación respecto al año anterior. Teniendo en cuenta que el segundo semestre concentra el 65% de las ventas y la presumible recuperación, el dato va en camino del cálculo de Moody’s, que auguró un descenso de la comercialización de 4.400 millones a lo largo del año.
El descenso podría haber sido mucho mayor de no ser por el ascenso de la venta online, que centro los esfuerzos de la cúpula ante los problemas logísticos ocurridos durante las primeras semanas. Se convirtieron tiendas en centros de distribución e incluso se formó a la plantilla centrada en la venta tradicional para que fuera capaz de trabajar en la división como medida para reducir los contratiempos.
Los cálculos más optimistas hablan de unas pérdidas de 500 millones de euros al cierre del ejercicio 2020/2021; una realidad muy distinta a los 310 millones de beneficios registrados en la temporada 2019/2020. El principal sostén será una renovada página web y los supermercados, que resistieron durante todo el estado de alarma para mantener la facturación al 35% de su nivel habitual.
Recuperación desigual en los centros comerciales
Mientras, la recuperación entre centros es desigual. Y los directores de los establecimientos de menor enjundia son los que ahora pueden sacar pecho. “La sala hipermercado y los centros comerciales de las afueras son los que mejor respondieron”, señalan las voces consultadas.
En cambio, en los establecimientos de Castellana y Preciados (Madrid) y plaza Cataluña (Barcelona) la vuelta a la normalidad es más débil al ser mucho más dependientes del turismo. A la falta de visitantes se suma otro factor: al haberse impuesto el teletrabajo en muchas de las empresas, los oficinas del centro de las ciudades están vacías por lo que hay muchos menos empleados que acudan a los centros comerciales una vez terminado su horario de trabajo.
A pesar de todo, en la empresa no se quiere ni oír hablar de ajustes de plantillas y, por el momento, no existen planes para presentar despidos.