Catalonia, Axel, Casual y Panoram advierten de que hasta 2022 no tendrán capacidad suficiente para abrir con normalidad y que será en 2023 o 2024 cuando empiecen a arrojar números positivos.
Cerrada por derribo. Así puede resumirse la situación de la planta hotelera española, que intenta sobrevivir a la mayor crisis de su historia “encapsulando los riesgos”, término con el que Juan Carlos Sanjuan, consejero delegado y fundador de Casual Hoteles, resume la forma en que ha decidido afrontar la pandemia del coronavirus: “No podemos seguir con la incertidumbre, no creemos que la incertidumbre deba seguir encima de la mesa y vamos a cerrar toda la compañía hasta febrero o marzo de 2022 [actualmente, solo tiene abiertos dos establecimientos y cerrados 16]”.
Aunque esta decisión pueda parecer drástica, está en línea con el sentimiento que se va imponiendo en el sector, que tras haber visto cómo la pandemia se ha llevado por delante todas sus previsiones, está rehaciendo los números con una visión que algunos tacharán de negativa, otros de realista, pero que es la que tienen quienes, día tras día, desde hace siete meses, están viendo cómo el polvo es el único cliente fiel de sus establecimientos.
Así lo reconocieron ayer, además de Sanjuan, el consejero delegado de Axel Hotel, Albert Olivé; el director general de Panoram Hotel, Guillermo Pérez, y el director de Expansion de Catalonia Hotels & Resorts, Federico Holzmann, que coincidieron en afirmar en un ‘webinar’ organizado por Grupo Vía que será en 2022 cuando puedan empezar a reincorporar a sus plantillas, porque hasta entonces no creen que haya demanda que justifique estar abiertos. Es más, los que tienen abiertos actualmente son, mayoritariamente, a pérdidas operativas.
Y este es solo el primero de los retos a los que se enfrenta el sector: tener la actividad suficiente para cubrir costes y pagar, al menos, los sueldos de la plantilla, “en absoluto los arrendamientos y las refinanciaciones”, puntualizó Pérez, quien retrasa hasta 2023 o 2024 cualquier esperanza de volver a tener resultados positivos. “Hasta 2026 o 2027, yo no generaré valor para mis accionistas”, añadió Olivé, quien reconoce que la palabra dividendo, a día de hoy, no entra en su vocabulario. Y eso que se mostró el más optimista a la hora de apostar por tener sus hoteles abiertos con la plantilla operativa en algún momento de 2021.
Este sentir coincide con un informe independiente elaborado por Deloitte para Casual, en el que se pronostica que la espiral bajista actual se extenderá hasta julio de 2021, habrá una pequeña recuperación en agosto y la situación cambiará en 2022, año que la firma de servicios profesionales cree que será muy positivo. Pero, tal y como confesó Sanjuan, cuando preguntó en qué se basa ese optimismo, la respuesta es todo un ejercicio de voluntarismo: en que si eso no pasa, ya no habrá economía mundial.
Con este escenario que están empezando a vislumbrar los hoteleros, su siguiente gran reto es financiero, hacer frente a los alquileres, los préstamos y al inminente inicio del plazo de devolución de los préstamos ICO, cuyo periodo de carencia de un año vence el próximo mes de abril, y que está en manos del Gobierno prorrogar para evitar ahogar todavía más a las cadenas, medida que consideran clave junto a la de dar estabilidad a largo plazo a los ERTE.
“Nosotros nos podemos refinanciar, rehipotecar, reinventar… Pero es que el agua sigue subiendo y ya no tengo más”, señaló Olivé, para quien es crítico saber “hasta cuándo me aguantará el dinero”, y por eso, pide dejar de tener ERTE parciales para que queden estables. “Nos podemos reinventar, pero necesitamos ayudas de nuestros gobiernos para generar tiempo”, añadió. En esta misma línea, Pérez dejó claro que “no valen unos ICO para cinco años, no tiene sentido, no vale una moratoria de un año”.
“Desde el punto de vista del Gobierno, y desde el punto de vista de las asociaciones, de las entidades que nos representan, lo que necesitamos es una moratoria de cuatro año en nuestras financiaciones, qué es esto de un año, lo que necesitamos es que los ICO no nos los consoliden en nuestras financiaciones principales y que nos los lleven a siete, ocho y nueve años, créditos que realmente sean créditos necesarios de industria”, añadió el director general de Panoram.
Cierres masivos
A los compromisos financieros con la banca y el Estado, vía ICO, se unen las obligaciones que tienen los hoteleros que operan en régimen de alquiler. Y la situación, a día de hoy, ya es agónica. Según los datos que ofreció el consejero delegado de Axel, en el último trimestre, en Barcelona, está cerrado el 70% de la planta hotelera.
Pero, además, en el último mes, se abrió un 20% más, esfuerzo que se vino abajo rápidamente por medidas como el confinamiento de Madrid o el cierre de bares y restaurantes en Barcelona, lo que ha llevado a un cierre masivo de establecimientos en las últimas dos semanas.
En la capital, con una oferta de apenas el 20% de todo el parque hotelero, la demanda apenas llega al 7%, y solo Andalucía y Canarias pueden presumir de tener una demanda para el 30% de todas sus camas, niveles claramente insuficientes para sostener una empresa que se encuentra cerrada por derribo.