España tropieza con la misma piedra que en 2012: la subida de impuestos lastra la recaudación

Agencia tributaria

El incremento del impuesto a sociedades o la subida de gravámenes a las rentas altas no siempre consigue recaudar más.

Ingresar casi 7.000 millones de euros más en 2021. Ese es el objetivo que se ha marcado el Gobierno de España en su plan presupuestario, que recientemente fue enviado a Bruselas. Con esta cantidad, los ingresos públicos aumentarán en 33.447 millones de euros el año que viene, lo que supondrá un aumento del 7,2%.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez dibujó una ambiciosa hoja de ruta con tres medidas estrella en la recaudación fiscal: la medioambiental, la tasa Google y la imposición directa (IRPF, Sociedades y dividendos y plusvalías). De estas tres partidas, el Gobierno prevé recaudar unos 4.250 millones de euros más que el año anterior.

No obstante, subir impuestos no significa aumentar la recaudación, uno de los propósitos del Gobierno. De hecho, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, reconoció que espera ingresar 21.720 millones de euros el próximo año vía Sociedades, unos 2.000 millones menos que el año anterior, justo antes de que la pandemia del coronavirus provocase una crisis sin precedentes en nuestra historia reciente.

Tampoco parece convencer las nuevas partidas presupuestarias a la AIReF, que ha rebajado en más de 2.000 millones de euros la recaudación extra que prevé el Gobierno con la subida de tasas impositivas. En concreto, la autoridad fiscal cree que el impacto en las arcas del estado de las medidas propuestas por el Ejecutivo será de 4.002 millones, un 0,3% del PIB.

Presión fiscal

Con este panorama, empresarios y economistas vaticinan un descenso en la recaudación de impuestos, tal y como ya sucedió en la crisis financiera e inmobiliaria de 2008 y 2012. Tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Mariano Rajoy no tuvieron más remedio que subir gravámenes ante la llamada de atención de la Troika, que exigió un ajuste fiscal para salir de la delicada situación de las arcas públicas.

“Subir los impuestos no quiere decir que se recaude más”, recalca el economista Daniel Lacalle. “El Gobierno equipara el aumento de los tipos impositivos con un mayor volúmen de las arcas públicas y eso es un grave error ya que los beneficios de las empresas y grandes compañías van a desaparecer”, narra el experto.

Rubén Gimeno, director del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) en el Consejo General de Economistas, también incide en que el Ministerio de Hacienda es “muy optimista” en sus previsiones de los años venideros. “No han contemplado que las sociedades declararán pérdidas por la pandemia y el año que viene tendrán la oportunidad de compensarlas en sus declaraciones, por lo que la recaudación será menor”, arguye.

A la cola de la OCDE en la anterior crisis

Y es que, como se subrayaba en líneas anteriores, España se enfrenta al mismo problema que la anterior crisis. Nuestro país fue el segundo país de la OCDE en el que más cayeron los ingresos tributarios, a pesar de subir los impuestos.

Nuestro país vio en los primeros años de la crisis un desplome en los ingresos tributarios casi sin parangón en el resto de los países desarrollados. Así, de una recaudación 36,4% del PIB en 2007 se pasó al 29,8% en 2009.

Tal y como pretende el Ejecutivo actual, la respuesta de los gobiernos de turno a este fenómeno se redujo a ir subiendo los impuestos. IRPF, IVA y Sociedades notaron sucesivos incrementos, ya sea en tipos o en el diseño del tributo (por ejemplo, eliminando deducciones o llevando productos de un grupo a otro). Pero apenas sirvió para recuperar levemente la recaudación hasta el 32,6% en 2014, todavía a casi cuatro puntos del máximo marcado en 2007.

Más problemas para España

Pero el descenso en la recaudación no es el único problema al que se enfrenta España con la subida de impuestos. La patronal de empresarios madrileños CEIM (Confederación Empresarial de Madrid) recalcó este jueves en la presentación del estudio La reactivación económica desde la perspectiva de la competitividad regional que el incremento en Sociedades traerá consigo desventajas frente al resto de Europa y que, también, ahuyentará la inversión extranjera en las comunidades autónomas españolas.

“Los intereses percibidos por Sociedades tributan normalmente (al tipo actual del 25%), si bien para la sociedad pagadora podría haber limitaciones en la deducción de los mismos en función de su volumen de negocio y del importe de los intereses a deducir”, explicó Miguel Garrido, presidente de CEIM. “La inversión extranjera va a caer en picado porque somos el único país que mantiene este impuesto a estos porcentajes. A las sociedades europeas se les tiene que cuidar fiscalmente, algo que no sucede aquí”, se lamentó.

A su vez, Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha), prevé que las nuevas medidas propuestas por el Gobierno provoquen menos repartos de dividendos y alerta de que puede crecer el fraude fiscal.

 “España ya dobla el fraude fiscal a la media europea y con el incremento en los gravámenes es posible que las sociedades busquen artimañas para sortear sus obligaciones fiscales”, asevera.

ED