El cobro por parte de los profesionales de la salud de estas importantes remuneraciones está tipificado como un delito al recibir comisiones ilícitas y podrían ser acusados de fraude debido a la exposición de los pacientes a decisiones médicas determinadas por el interés económico.
Todo el mundo sabe o sospecha que las empresas farmacéuticas basan parte de su estrategia comercial en el pago a los médicos para que receten sus productos y no los de la competencia. En la serie The Big Bang Theory una de las protagonistas, tras fracasar en su carrera de actriz, se convierte en vendedora y realiza visitas a los médicos en sus consultas vendiendo los medicamentos de su empresa farmacéutica.
Algo habitual, algo conocido pero que puede tener consecuencias legales, porque el pago de dádivas o de comisiones a los médicos por recetar productos podría ser catalogado como un fraude. El inspector general del Departamento de Salud de los Estados Unidos ha emitido un informe confidencial, al que Diario16 ha tenido acceso, en el que activa, precisamente, una alerta de fraude por este tipo de actividades.
«Esta Alerta Especial de Fraude destaca los riesgos de fraude y abuso asociados con la oferta, el pago, la solicitud o el recibo de remuneración relacionada con programas de oradores por parte de compañías farmacéuticas y de dispositivos médicos», afirma el informe que indica que esos programas de oradores son como eventos patrocinados por la compañía en los que un médico u otro profesional de la salud hace un discurso o presentación a otros colegas de profesión sobre un medicamento o dispositivo en nombre de la empresa farmacéutica que paga al médico orador un suculento honorario y, a menudo, también remunera a los asistentes.
El documento señala, además, que, en los últimos tres años, las compañías farmacéuticas y de dispositivos médicos han informado que han pagado 2.000 millones de dólares a médicos por servicios relacionados con este tipo de eventos.
El cobro por parte de los profesionales de estas importantes remuneraciones podría estar tipificado por el delito de comisiones ilícitas, algo que en Estados Unidos está regulado para proteger a los pacientes de las derivaciones o recomendaciones de los profesionales sanitarios que pueden verse influenciados por incentivos económicos inapropiados.
El estatuto contra las comisiones ilícitas tipifica como delito el solicitar, recibir, ofrecer o pagar, a sabiendas y deliberadamente, cualquier remuneración para inducir o recompensar, entre otras cosas, remisiones u órdenes de artículos o servicios reembolsables por un programa federal de atención médica. Cuando la remuneración se paga intencionalmente por la farmacéutica para inducir o recompensar las referencias de artículos o servicios pagaderos por un programa federal de atención médica, se viola el estatuto antisoborno.
La Oficina del Inspector General del Departamento de Salud inició una serie de investigaciones que han revelado que, a menudo, los médicos reciben una compensación económica muy generosa por hablar en programas que se ofrecen en circunstancias que no conducen al aprendizaje o para hablar con miembros de la audiencia que no tienen una razón legítima para asistir. Tales casos, según indica el informe, señalal que el principal propósito de la remuneración del médico orador es inducir o recompensar las referencias. Además, los estudios han demostrado que los profesionales sanitarios que reciben una remuneración de una empresa tienen más probabilidades de recetar u ordenar los productos de esa empresa, lo que pone en riesgo la salud dado que esos incentivos económicos pueden condicionar la toma de decisiones clínicas a favor de los intereses financieros del médico y, por extensión, de la empresa farmacéutica que le paga, en lugar de los mejores intereses del paciente.
El Departamento de Salud indica en su informe un listado de las actividades que realizan las farmacéuticas para la captación de estos médicos que revela que se podría estar violando «el estatuto antisoborno. Las compañías de medicamentos y dispositivos que organizan o pagan por dichos programas de oradores y los médicos que hablan o asisten a dichos programas podrían ser responsables» de sobornos por recibir remuneraciones prohibidas. Ese listado de actividades recoge los siguientes comportamientos investigados:
- La compañía patrocina programas de oradores donde, en realidad, se presenta poca o ninguna información sustancial;
- Hay siempre alcohol disponible o se proporciona una opulenta comida que a los asistentes al programa;
- El programa se lleva a cabo en un lugar que no propicia el intercambio de información educativa;
- La empresa patrocina una gran cantidad de programas sobre el mismo tema o producto, especialmente en situaciones que no implican ningún cambio sustancial reciente en la información relevante;
- Los eventos se realizan cuando no ha habido un período de tiempo significativo sin nueva información médica o científica ni una nueva indicación aprobada o autorizada por la FDA para el producto;
- Los profesionales sanitarios asisten a programas sobre el mismo o sustancialmente los mismos temas más de una vez, ya sea como un asistente repetido o como un asistente después de haber sido un orador sobre el mismo tema;
- Los asistentes incluyen a personas que no tienen una razón comercial legítima para asistir al programa, incluidos, por ejemplo, amigos, personas significativas o familiares del médico orador o asistente; empleados o profesionales médicos que sean miembros de la propia especialidad médica del orador; personal de las instalaciones en las que el orador es director médico;
- Las unidades comerciales de ventas o marketing de la empresa farmacéutica influyen en la selección de oradores o la empresa selecciona oradores o asistentes en función de los ingresos pasados o esperados que los oradores o asistentes generen o generarán al recetar u ordenar los productos de la empresa;
- La empresa paga a los médicos oradores una cifra muy superior al precio de mercado del servicio de oratoria o paga una compensación que toma en cuenta el volumen de los negocios pasados generados o los potenciales negocios futuros generados por médicos.
Esta alerta de fraude se ha activado durante la emergencia pandémica, que necesariamente está restringiendo muchas actividades presenciales. Si bien las empresas farmacéuticas pueden haber reducido la remuneración relacionada con el programa de médicos oradores en eventos presenciales durante la pandemia, los riesgos permanecen siempre que se ofrecen o se hacen pagos los profesionales de la salud que generan el programa federal de atención médica.
Para el Departamento de Salud «los riesgos asociados con los programas de oradores serán más pronunciados si las empresas los reanudan tras la pandemia o aumentan la remuneración de los médicos relacionada con los programas de oradores. Las empresas deben evaluar la necesidad de programas presenciales dados los riesgos asociados con ofrecer o pagar la remuneración relacionada y considerar medios alternativos menos arriesgados para transmitir información a la comunidad médica. Asimismo, los profesionales sanitarios deben considerar los riesgos de solicitar o recibir una remuneración relacionada con los programas de oradores de las farmacéuticas si se dan otros medios disponibles para recopilar información relevante para brindar el tratamiento adecuado a los pacientes», concluye el informe.