El importe supone el 8% de toda su cartera de préstamos y avales.
La gran banca española (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankia y Bankinter) acumula 159.000 millones en créditos y línea de financiación en riesgo de impago, una cantidad que se ha elevado cerca de un 20% solo en el último trimestre y que está clasificada en vigilancia especial. Este importe representa el 8% de su cartera y es la que amenaza las cuentas de los próximos dos ejercicios.
Aunque las entidades aún no están sufriendo un aumento de las insolvencias por la crisis sanitaria, debido a las moratorias y las facilidades de la financiación ICO, el sector y los expertos consideran que a lo largo de 2021 la morosidad empezará a escalar, sobre todo, en los sectores más afectados por las restricciones de la actividad -turismo, ocio, restauración y transporte, principalmente-, aunque también en consumo y de manera residual en el segmento hipotecario.
Previsiblemente, el alza de la morosidad se producirá hasta finales de 2022, aunque algunos banqueros, como el consejero delegado de CaixaBank, consideran que el pico se producirá a finales del presente ejercicio. Para ello, los bancos han acumulado provisiones para hacer frente a estos agujeros, pero en la segunda parte de 2020 sus dotaciones especiales han disminuido en comparación con la hucha realizada en el primer semestre, con el objetivo de ofrecer unas mejores cuentas de resultados y rentabilidad, pese al tirón de orejas del Banco de España por el frenazo en las dotaciones.
En total, han reservado contra la cuenta de resultados algo más de 25.000 millones entre la partida extraordinaria para la pandemia como para la entrada regular de insolvencias, que es más del doble que en 2019. Este factor, los costes de los ajustes de red y plantilla, la caída del Euríbor a mínimos y las depreciaciones de los fondos de comercio de las filiales extranjeras han llevado a que los seis grandes grupos financieros hayan cerrado el ejercicio con pérdidas de 5.500 millones. Este resultado negativo está condicionado sobre todo por el Santander.
En los últimos meses, las entidades han estado analizando pormenorizadamente la cartera de riesgos, especialmente la financiación otorgada a las empresas, que es donde se puede encontrar los mayores problemas, aunque la flexibilidad y las garantías de los préstamos ICO ayudarán a que el golpe sea algo menos significativo.
Ley concursal y ayudas
El sector ya trabaja en cómo gestionar este volumen de créditos con riesgo elevado de impago con el objetivo de que no tenga que trasvasarse a la partida de morosidad, aunque también ha pedido a las autoridades que hagan sus deberes y adopten nuevas medidas, entre ellas la reforma de la ley concursal o la inyección de ayudas directas a las empresas más castigadas, tal y como han reclamado los principales espadas de BBVA, CaixaBank o el Santander.
Los banqueros son conscientes de que no todas las compañías podrán salvarse y su principal objetivo es dar facilidades a las que cuenten con una viabilidad de futuro. El resto tendrán que desaparecer y las entidades tendrán que asumir el coste de las insolvencias crediticias.
En términos relativos es BBVA el que presenta el porcentaje más elevado de posibles pérdidas futuras sobre su cartera
Las perspectivas, por contra, son mucho más optimistas para el segmento de particulares, donde el cumplimiento de los pagos está siendo más elevado de lo previsto. Según los datos aportados por los bancos, solo el 2 o 3% de los créditos en moratoria vencida (consumo, principalmente) están incurriendo a día de hoy en morosidad. La banca confía en que está tendencia continúe, aunque reconocen que todo dependerá del éxito y la rapidez en la vacunación contra el Covid.
Las cifras reflejan que el grupo con más préstamos en vigilancia especial es el Santander, con 69.000 millones de euros, debido a su mayor tamaño, pero en términos relativos es BBVA el que presenta el porcentaje más elevado de posibles pérdidas futuras sobre su cartera, superior al 10%. En el caso del banco vasco, además, es el único que ve un alza de la morosidad, del 3,6 al 4% en la pandemia, sobre todo por la filial mexicana. Eso sí, desde la entidad resaltan que sus niveles de cobertura son de los más elevados, hasta en un 81% de los impagos frente al 63% de la media de sus competidores europeos.
Como viene siendo habitual, Bankinter es la cara más positiva del sistema. Apenas cuenta con un 2,4% de la cartera con perspectivas de que pueda entrar en morosidad, por un importe de poco más de 1.600 millones.