Frustración creciente entre las empresas y los transportistas británicos por todas las trabas a la circulación de mercancías.
Las exportaciones del Reino Unido a la Unión Europea a través de los puertos cayeron un 68% en enero del 2021 con respecto a las mismas fechas del año anterior, según datos de la Asociación de Transporte por Carretera (RHA, por sus siglas en inglés). Los transportistas han escrito al ministro del gabinete Michael Gove reclamando una solución urgente a los graves problemas que afectan a las pequeñas y medianas empresas desde el fin del período de transición del Brexit, el pasado 1 de enero.
“Es increíblemente frustrante y fastidioso que el Gobierno haya decidido no escuchar a la industria y a los expertos”, declaró al semanario The Observer Richard Burnett, director ejecutivo de la RHA, que advierte que hasta el 75% de los camiones que salen del Reino Unido con carga regresan vacíos para evitar las retenciones en las aduanas.
“El último mes ha sido como el quinto círculo del infierno de Dante para los importadores y los exportadores”, denunció por su parte Ben Fletcher, director estratégico de Make UK, que representa a los fabricantes británicos. “El 60% de las compañías que decían estar preparadas para el Brexit están sufriendo la disrupción y el impacto está llegando a las cadenas de suministro”.
“Hay una frustración y una ira creciente porque no se pueden mover las cosas, con todas las trabas burocráticas y los papeleos necesarios”, advierte Fletcher. “Y el nivel de apoyo que hemos recibido del Gobierno es muy bajo”.
Las declaraciones del ‘premier’ Boris Johnson, alegando que los problemas que están sufriendo las empresas con el Brexit equivale al “dolor de cuando salen los dientes” (teething problems) ha provocado una reacción airada por la clase empresarial, que denuncia la falta de preparación y los “problemas estructurales”.
Johnson se jactó de haber logrado un acuerdo “sin aranceles y sin cuotas”, y los exportadores se están topando sin embargo con una marea de impuestos, certificados de origen y declaraciones aduaneras para poder sortear el Canal del Mancha. El Departamento de Comercio Internacional ha llegado incluso a aconsejar a las empresas a que abran sucursales en la Unión Europea para evitar el papeleo: más de 500 han decidido de hecho trasladar parcialmente sus operaciones a los Países Bajos, elegidos como lugar preferente de desembarco.
Los transportistas acusan también a Johnson de haber incumplido sus promesas y contar tan solo con 10.000 agentes de aduanas, frente a los 50.000 prometidos, lo que ralentiza aún más el proceso. El Gobierno asegura sin embargo que la disrupción en el puerto de Dover y en el Eurotúnel ha sido mínima desde primeros de año, algo que los exportadores atribuyen precisamente a la espectacular caída en el flujo de mercancías con el continente.
Según datos oficiales, el 43% de las exportaciones del Reino Unido en el 2019 fueron con destino a la Unión Europea (335.000 millones de euros), mientras que el 52% de las importaciones provenían de los 27 (426.000 millones de euros). La caída de enero del 2021 con respecto al año anterior puede ser también atribuida al coronavirus y a la acumulación de pedidos en la recta final del año que provocó el colapso anticipado en los puertos.
El propio Boris Johnson ha reconocido sin embargo la existencia de graves problemas de suministro en Irlanda del Norte desde primeros de año y a raíz de la entrada en vigor del Protocolo de Irlanda, que crea lo más parecido a una aduana interior dentro del Reino Unido (para evitar la vuelta a una frontera “dura” en la isla).
Johnson ha advertido que está dispuesto a suspender “partes del acuerdo del Brexit” si no se solucionan los problemas en Irlanda del Norte. El ministro del Gabinete Michael Gove mantendrá en los próximos días unas conversaciones de crisis con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, y pedirá la extensión hasta el 2023 de un “período de gracia” para evitar los chequeos aduaneros entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
La falta de abastecimientos en los supermercados ha provocado tensiones como las amenazas e intimidaciones contra los inspectores en el puerto de Belfast, que se ausentaron de sus puestos la semana pasada. El comisario jefe de Irlanda del Norte, Simon Byrne, ha reconocido “la atmósfera febril” causada por las pintadas y por las patrullas de militantes unionistas, y ha pedido calma a la población.