Los indicadores muestran el retraso en la adaptación tecnológica de las empresas españolas por culpa del coronavirus.
España está perdiendo el tren de la inteligencia artificial. Un estudio de la consultora Cap Gemini asegura que solo el 24% de las empresas españolas han superado la etapa experimental, mientras que a escala internacional el 53% de las firmas ya han entrado en una nueva fase de desarrollo práctico en su sector. Si se comparan los beneficios obtenidos de esta tecnología, el 35% de las empresas reconocen haber incrementado las ventas al menos el 25%, frente al 17% en España, según una encuesta internacional abordada por la consultora.
Un 39% de las empresas en todo el mundo ha reducido las amenazas de ciberseguridad en, al menos, una cuarta parte, frente al 26% en España; un 33% de enseñas en todo el mundo ha percibido una reducción de las quejas de consumidores, frente al 17% nacional; y un 19% global de compañías ha mejorado su eficiencia operativa en una cuarta parte, frente al 5% de España. Por debajo de la media en todos los indicadores, lo que pone a las empresas españolas en situación vulnerable.
Dentro de los cinco sectores principales que lideran la adopción de IA, ciencias de la salud y comercio están muy por delante de los otros (27% y 21%, respectivamente). Les siguen la automoción y los productos de consumo, con un 17% cada uno, y telecomunicaciones (14%). Además, solo el 38% de las empresas de ciencias de la vida ha suspendido o retirado inversiones a causa de la covid-19 – en comparación con los sectores de seguros (66%), la banca (64%) y servicios públicos (64%) – esto refleja la importancia de la salud electrónica en el contexto actual.
El ritmo de adopción de la inteligencia artificial en las empresas en los últimos tres años lleva a pensar que España está perdiendo el tren de la innovación en la práctica, pese a las continuas llamadas institucionales a reanimar las inversiones tecnológicas. El 78% de los líderes en IA a gran escala en sus procesos sigue progresando en sus iniciativas al mismo ritmo que antes de la pandemia del covid-19, mientras otro 21% ha acelerado la implementación. En cambio, las empresas en dificultades han replanteado sus estrategias y ha recortado recursos en IA. Así, los datos de Cap Gemini resaltan que el 43% ha retirado sus inversiones, mientras otro 16% ha suspendido todas las iniciativas de IA por la elevada incertidumbre empresarial relacionada con el coronavirus.
El informe ‘The AI Powered Enterprise: Unlocking the potential of AI at scale’, muestra que la implementación satisfactoria de la IA a gran escala puede tener ventajas tangibles en los ingresos. El 79% de líderes en IA a gran escala ha visto un incremento de más del 25% en ventas de productos y servicios tradicionales. Además, el 62% de los líderes en IA a gran escala ha notado un descenso del 25%, como mínimo, en el número de quejas de clientes, y un 71% asegura una reducción de al menos un 25 % en amenazas de seguridad. Eso es lo que se pierden las empresas en el caso de que olviden a la inteligencia artificial como una herramienta básica del desarrollo empresarial en los próximos años.
Dentro de los cinco sectores principales que lideran la adopción de IA, ciencias de la salud y retail están muy por delante de los otros: Un 27% y 21% de las empresas de estos sectores, respectivamente, es líder en IA a gran escala, respectivamente. Les siguen la automoción y los productos de consumo, con un 17% cada uno, y telecomunicaciones (14%). Solo el 38% de las empresas de ciencias de la vida han suspendido o retirado inversiones a causa del covid-19, en comparación con los sectores de seguros (66%), la banca (64%) y servicios públicos (64%). Esto refleja la importancia de la salud electrónica en el contexto actual, donde los asistentes virtuales, las aplicaciones de rastreo de contactos y los chatbots están proliferando. Organismos como la Organización Mundial de la Salud lanzan herramientas basadas en la IA para recopilar y proporcionar información durante la pandemia.
Los líderes en IA a gran escala consideran que la mejor manera de obtener más beneficios de sus sistemas de IA es «mejorar la calidad de los datos». Una política de datos robusta garantiza que los equipos de IA tengan datos de calidad adecuada, y mejora la confianza depositada en estos a nivel ejecutivo. La implantación de las plataformas tecnológicas necesarias, como una arquitectura híbrida en la nube y la democratización del acceso a datos, conforman los pilares para aplicar la IA a mayor escala.
El estudio de Capgemini muestra que el 70% de las empresas considera la falta de talento entre los niveles medio y sénior como un gran desafío para la escalabilidad de la IA. Más de la mitad de los líderes en IA (58%) ha nombrado a un responsable de IA que pueda aportar a los equipos de desarrollo una visión concreta, establecer directrices en torno a la priorización de casos de uso, ética y seguridad, y que unifique el uso de plataformas y herramientas para el desarrollo de la IA. Las compañías también han de centrarse en una amplia gama de competencias para la implantación de aplicaciones de IA a gran escala dentro de la organización que van más allá de habilidades puramente técnicas, tales como análisis de negocio y especialistas en gestión de cambio. Sin embargo, actualmente, hay una brecha considerable entre la oferta y la demanda en disciplinas importantes como el machine learning o la visualización de datos. Por lo tanto, la formación y la mejora de cualificaciones son críticas para salvar esta distancia y garantizar que estos conjuntos de competencias se quedan en la propia empresa.
“En el contexto de la reciente crisisde Covid-19, si bien las empresas esperan que los datos y la IA refuercen sus operaciones, todavía hay una necesidad de conexiones más fuertes entre la implementación y los objetivos empresariales generales para llegar a una escala mayor”, opina Anne-Laure Thieullent, responsable global de la oferta inteligencia artificial y analítica d eCapgemini. Sin el uso de tecnologías adaptadas a las posibilidades de la inteligencia artificial las empresas van a perder competitividad de manera rápida frente a los líderes que sí la implementen.