Las plantas de automoción españolas vuelven a recurrir a los ERTE ante la falta de materias primas. Los nuevos confinamientos en Europa acaban de desbaratar las previsiones.
Si los efectos de la pandemia no eran suficientes, a la industria del automóvil se le sumó la falta de microchips para terminar de segar la actividad. La producción de coches en España se desplomó el 17,3% el pasado febrero frente al mismo mes del año anterior, todavía previo al estallido de la Covid-19. La escasez provocó que los fabricantes tuvieran que volver a aplicar expedientes de regulación de empleo (ERTE) y reducir turnos de trabajo.
A lo largo del mes pasado, la red de plantas de automoción española sacó al mercado 217.065 vehículo frente a las 262.449 unidades del febrero de 2020. Los centros recuperaron la velocidad perdida durante la primavera a lo largo del segundo semestre del año pasado, pero los nuevos confinamientos y la falta de chips volvieron a frenar la recuperación.
“La mala evolución de las matriculaciones en los principales mercados de exportación para España, junto con la mala evolución del mercado nacional, y la crisis de microchips, que se está presentando como una cuestión más estructural que coyuntural sin previsión de acabar, están empeorando las cifras de producción de las fábricas españolas”, lamenta la patronal de fabricantes Anfac.
La falta de semiconductores se produce porque la producción de chips se enfocó al mercado de la telefonía y otras tecnologías al esperarse una mayor caída de las ventas de coches. Se espera que la escasez de mantenga durante, al menos, hasta el próximo mes de junio.
Pero el problema de las materias primas no fue el único contratiempo para la industria. Los nuevos confinamientos en Europa provocaron que mercados claves como Francia (-21%), Reino Unido (-35,5%) y Portugal (-59%) sufrieran un desplome de las ventas de coches. En España, donde se venden el 20% de los automóviles producidos en terreno nacional, el descenso fue del 44,6%.
Igual que cayó la venta interna retrocedieron las exportaciones. Fuera de España, las unidades entregadas se quedaron en 182.921, el 15,6% menos, un comportamiento ligeramente superior al nacional. La comercialización a otros países europeos bajó el 19,4%, aunque mercados como Turquía se dispararon por encima del 80% respecto al mes de febrero de 2020.
Lejos del continente, que supone el 70% de la cifra de negocios internacional, el rendimiento fue dispar. En América las exportaciones cayeron el 20,8% debido al retroceso estadounidense y mexicano. En África se recogió una subida del 23,3% gracias a Marruecos y Egipto. En Asia la subida fue del 33,4% gracias a la escalada del mercado japonés (+119,5%).
ERTEs alrededor de España
El fenómeno de la falta de microchips es mundial: desde Japón (Honda y Mazda) hasta Estados Unidos (Ford y General Motors). En el segundo fabricante de Europa, la crisis no podía pasar por encima. Las diferentes automovilísticas tuvieron que adaptar sus planes para hacer frente a la escasez de semiconductores.
El primero en reaccionar fue Seat que, a principios de enero, presentó un ERTE para un máximo de 11.802 personas. Del colectivo, 550 empleados se mantendrán en el ajuste temporal durante cinco meses. La compañía anunció el cierre de la fábrica durante varios días. El mismo camino siguió Ford. A finales de enero anunció un ERTE para la totalidad de la plantilla y un parón de la producción por 14 días.
En Renault por el momento se sirvieron de las medidas de flexibilidad internas para capear la crisis. No así en Stellantis, que aguantó durante semanas hasta que este miércoles comunicó a los sindicatos que también presentaría un plan de despidos temporales.