El Informe de Impacto Económico del Consejo Mundial de Viajes y Turismo revela que es el país en el que más ha caído en términos interanuales la aportación de este sector al PIB nacional por el coronavirus.
España es el país en el que más ha caído en términos interanuales la aportación del turismo al PIB nacional por el impacto que ha tenido el coronavirus en los viajes y la llegada de turistas internacionales. Así lo refleja el Informe de Impacto Económico (EIR) anual del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que revela que la contribución de este sector a la economía española se redujo un 62,7% en 2020.
En concreto, el impacto directo, indirecto e inducido de la industria turística en el PIB fue de 63.200 millones de euros (75.400 millones de dólares) en 2020, 106.380 millones menos (127.000 millones de dólares) que un año antes, cuando la economía española ingresó 169.300 millones (202.100 millones de dólares), según las cifras aportadas por el organismo internacional sobre los veinte primeros países del mundo en el sector.
Con estos datos, el turismo habría pasado de representar el 14,1% del PIB español en 2019 al 5,9% en 2020 y ha bajado cuatro puestos en el ranking mundial por contribución del turismo a la economía nacional en cifras absolutas, del octavo en 2019 al duodécimo en 2020, adelantada por India, México, Australia y Brasil. Los primeros puestos los ocupan Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Italia y Francia.
Fuga de turistas internacionales
El informe también refleja uno de los motivos de esta sangría en España: su dependencia del mercado internacional. En concreto, fue el segundo país con mayor peso de la demanda internacional en sus ingresos por turismo en 2020 (37% del total), por detrás de Turquía (53%). Y, como consecuencia de la pandemia, el gasto de estos turistas en España se desplomó un 78% en 2020 respecto a las cifras de 2019.
En los países más cercanos como Francia e Italia también se han sufrido caídas importantes en los ingresos por el turismo extranjero (del 53% y del 62%, respectivamente), aunque inferiores a la de España. Sí experimentaron un descenso similar en el gasto de los viajeros nacionales, que en el caso español se dejaron un 51% menos que en 2019.
A nivel global, el WTTC muestra que la contribución del sector turístico al PIB se desplomó un 49,1% (pasando de aportar 7.700 millones de euros en 2019 a 3.900 millones en 2020), mientras que la economía mundial cayó un 3,7%. De hecho, antes de esta crisis, el turismo aportaba 334 millones de puestos de trabajo (el 10,6%) y el 2020 acabó con 272 millones de empleados en la industria, perdiendo casi 62 millones de empleos.
El turismo se paralizó durante el segundo trimestre de 2020 ante las prohibiciones a los viajes impuestas en el mundo para frenar la covid-19. Posteriormente, se reabrieron gran parte de las fronteras pero con restricciones, y la mayoría de ellas siguen vigentes. Tras algo más de un año con la actividad bajo mínimos, el sector sigue a medio gas y reclama una reactivación urgente para sobrevivir.
Por ejemplo, en Mallorca, uno de los destinos preferidos de los turistas europeos, sólo ha abierto el 13% de la planta hotelera durante la Semana Santa, lo que representa alrededor de 100 establecimientos, según datos de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM). Estos han tenido una ocupación media del 67% durante los cinco días ‘fuertes’, comprendidos entre el 1 y el 5 de abril.
Fernando Valdés, secretario de Estado de Turismo, ha participado este miércoles en la Semana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nebrija y ha advertido que “España no se puede permitir un verano como el de 2020”. “Con la pandemia hemos aprendido que es necesario el consenso para llegar a soluciones. Tenemos un problema, serio, pero también una estrategia para afrontarlo”, ha añadido.
La pasada semana, la Organización Mundial del Turismo (OMT), entidad vinculada a las Naciones Unidas, convocó a su Comité Mundial de Crisis (en el que se incluyen representantes políticos y organizaciones internacionales) para liderar la armonización de los protocolos de viaje y de salud y en la obtención de una financiación vital para las empresas que luchan por sobrevivir a una crisis histórica.
El WTTC se muestra optimista y asegura en un comunicado que si la movilidad y los viajes internacionales se reanudan en junio de este año, impulsarán significativamente los PIB a nivel mundial y nacional; impactando directamente en el empleo. De esta forma, augura que la contribución del turismo a la economía mundial y los empleos en el sector podrían alcanzar los niveles precovid en 2022.