El régimen socialista llevó al colapso del aparato productivo venezolano y, por primera vez en la historia del continente, se produce una situación de depresión económica generalizada con hiperinflación sostenida por años.
El desempeño económico venezolano sigue nublado por un desastre económico sin precedente en la historia americana. El régimen socialista inaugurado por Hugo Chávez llevó a la pobreza generalizada y la destrucción del aparato productivo del país.
La economía venezolana atraviesa una aguda depresión económica desde julio de 2014 con una contracción acumulada del 94% hasta septiembre de 2020, y desde 2015 experimenta un escenario de hiperinflación, un fenómeno que duró mucho más tiempo del que se preveía y que se tornó objetivo de estudio a nivel internacional.
Los datos de actividad fueron confirmados por el Índice de Actividad Económica que elabora la Asamblea Nacional (AN), de periodicidad mensual y coincidente con las publicaciones trimestrales que realiza el Banco Central de Venezuela.
Este índice es equivalente al EMAE que se elabora por el INDEC en Argentina o el IMACEC elaborado en Chile. Se consolidó la mayor depresión económica en la historia de América, y una de las más grandes en el mundo.
La caída en la actividad económica solo es comparable a lo que se vivió en Alemania de 1945, o el colapso y posterior recesión en Rusia entre 1990 y 1998. Este escenario se dio en el marco de un violento proceso inflacionario.
En el mes de septiembre de 2018 la inflación venezolana mensual llegó al 233%, con constantes remarcaciones de precios y desorganización total en la cadena de pagos. A esto le siguió un nuevo pico inflacionario del 191% para diciembre de 2019.
Las estadísticas oficiales del propio Banco Central de Venezuela respaldan a las estimaciones de la Asamblea Nacional. La caída trimestral de la economía medida por el Producto Bruto Interno fue la mayor en toda la historia de Venezuela, y el ingreso por habitante llegó a los mismos niveles que tenía a mediados del siglo XX.
A partir del segundo trimestre de 2019, la entidad monetaria del régimen no suministró nuevos datos con respecto a la evolución trimestral de la economía, pero las estimaciones de la Asamblea Nacional postulan caídas de hasta el 43% en el tercer trimestre de 2019.
Con la llegada de la pandemia y la implementación de restricciones, la economía venezolana abortó el tímido proceso de estabilización que parecía vivir a finales de 2019 y principios de 2020.
Se llegó a registrar una violenta caída del 50,44% en el tercer trimestre de 2020, la más grande de la historia de la cual se tenga algún registro. El régimen socialista no solo fracasó en la estabilización de la actividad, sino que tampoco pudo controlar el nivel de precios.
Pese a las reformas monetarias y los numerosos controles sobre comercios, bancos, importaciones y exportaciones, supermercados, costos de producción y comercialización, entre muchos otros controles, la inflación mensual en Venezuela promedió el 37% en 2020 y fue casi la misma que tuvo Argentina pero en la totalidad del año.
El dictador Nicolás Maduro resolvió el lanzamiento de una nueva serie de billetes de mayor denominación para hacer frente a las necesidades de índole transaccional que se ven dificultadas por la inestabilidad.
En 1959 el PIB per cápita de Venezuela era 10% más elevado que el de EEUU. Y cuando Chávez llega al poder, en 1999, el PIB per cápita era 27% más alto que el promedio de América Latina.
Hoy, Venezuela es el país más pobre de la región y el de mayor inflación en el mundo.
— Fundación Civismo (@TTCivismo) April 7, 2021
El nuevo billete de un millón de bolívares no equivale ni siquiera a una unidad del dólar, y equivale a 100 billones de bolívares previo a las dos reconversiones monetarias que implementó el régimen desde 2017.
El fracaso económico llevó a medidas desesperadas por parte del Gobierno. El régimen habilitó una suerte de ahorro en cajas dolarizadas con entidades bancarias, después de años de rechazar la medida sistemáticamente. Los usuarios deben utilizar sus propios recursos debido a que el BCV se quedó prácticamente sin reservas internacionales.
Tras las medidas, y con fuertes cambios de divisas para pagar nuevos tributos, la inflación mensual llegó al 9,1% en el mes de marzo de 2021, y la inflación anualizada llegó al 3.867%, es decir, en comparación con el nivel de precios del mismo mes de 2020. El dato de marzo tendría un fuerte carácter temporal y no forma parte de un programa de estabilización.
Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional no son optimistas para Venezuela, pues espera una inflación interanual del 5.500% para diciembre de 2021, junto con una nueva contracción del 10% del PBI.
Se espera alcanzar una suerte de “piso” para la actividad económica, que convive con un nivel de marginalidad social y miseria nunca antes visto en Venezuela. Las mediciones en torno a la “pobreza monetaria” venezolana son variadas, pero se la estima en torno al 96,2% de acuerdo a la Encuesta Nacional de Condiciones de vida de Venezuela (Encovi) en 2020.
Los resultados del socialismo en Venezuela reflejan el fracaso del modelo económico. La pobreza extrema es estimada en un 79,3% de la población, es decir, la proporción de aquellas personas que no alcanzan a cubrir debidamente sus necesidades básicas alimentarias.