Andalucía es la región europea que más dinero ha recibido de la Unión Europea desde 1989 con un total de 35.365 millones de euros, mientras que España es el país que más fondos regionales ha absorbido: 146.504 millones. Así lo reflejan los datos analizados por la Comisión Europea, que ha estimado por primera vez los pagos anuales comunitarios a nivel regional (nivel NUTS-2, el equivalente a las Comunidades Autónomas en España) en función de su población y grado de desarrollo.
No ha sido tarea fácil. La política regional comunitaria, también conocida como la política de cohesión, tiene el objetivo de mejorar el bienestar económico de las regiones europeas y reducir la brecha entre los distintos territorios. En otras palabras: que las diferencias en cuanto al nivel de desarrollo económico y social entre Extremadura y, por ejemplo, la ciudad-estado de Berlín, sean lo más pequeñas posibles. A la variedad de instrumentos de financiación se suma el hecho de que muchos de los programas de la política de cohesión son, en realidad, nacionales, por lo que hasta la fecha era imposible calcular con precisión el dinero que había recibido cada región.
En concreto, la inversión local europea se centra en cinco ámbitos clave: ayuda a las personas mediante la potenciación del empleo, la educación y las oportunidades de inclusión social; el apoyo a las pequeñas y medianas empresas; la inversión en investigación e innovación; el cuidado del medio ambiente; y la modernización del transporte y la producción de energía.
En este sentido, es importante señalar que la Unión Europea trabaja a grandes rasgos con dos tipos distintos de financiación: aquellos fondos que gestiona y distribuye directamente la Comisión Europea, como los destinados a investigación, y aquellos otros cuyo manejo es compartido entre la UE y los Estados miembros, los de gestión compartida. Este último mecanismo es, precisamente, el que se emplea para los programas de la política regional europea desde 1989.
El sur y el este de la Unión Europea son las zonas que han sido más favorecidas por estos programas, especialmente Portugal, España, Italia, Grecia, Eslovenia, Hungría, Eslovaquia, Chequia, Polonia, los países bálticos y el este de Alemania, la zona perteneciente a la antigua República Democrática Alemana. De hecho, en términos absolutos, a Andalucía le siguen las regiones portuguesas Norte y Centro, las italianas Campania y Sicilia y la polaca Mazovia en la lista de las zonas que han acaparado más fondos.
No obstante, en los últimos años la balanza se está decantando hacia el este: en el último marco financiero plurianual, el de 2014-2020, las regiones de Polonia y Letonia fueron las más favorecidas, solo por detrás de la zona Norte de Portugal, que aún continúa recibiendo una gran cantidad de fondos.
En total, en las últimas tres décadas la Unión Europea ha desembolsado cerca de 900.000 millones de euros a las regiones de los países que la conforman. No son cifras menores: en 2017 la UE destinó el 34% de todo su presupuesto a la política de cohesión. Si nos fijamos en los datos históricos a nivel nacional, España es el país que más fondos regionales ha absorbido desde 1989 con el 16%, seguida de Polonia ―12%―, Italia ―10%―, Alemania ―9%― y Portugal ―8%―. El caso de Polonia es especialmente llamativo, ya que no entró en la Unión Europea hasta 2004.
