Según los últimos datos de ejecución presupuestaria de la Seguridad Social, el sistema de pensiones requiere una reforma urgente.
La recaudación neta por cotizaciones sociales está creciendo apenas a un ritmo del 0,6% (0,9% si se miden los derechos reconocidos de pago). Sin embargo, los ingresos tendrían que repuntar en 2021 a un ritmo del 4,3% para cumplir con los objetivos del Ministerio de Inclusión de José Luis Escrivá.
En el mejor de los casos, el escenario elegido, los ingresos estarían creciendo 5 veces más lento de lo necesario y en la peor de las comparativas, 7 veces más despacio. ¿Estos datos que demuestran? Que aunque las pensiones se pagarán a tiempo porque el Gobierno saldrá previsiblemente al rescate con dinero de los impuestos como ha hecho en años anteriores, las cotizaciones van a ser insuficientes para abonar todas las nóminas de los jubilados o de las pensiones de orfandad y viudedad.
La sostenibilidad de las pensiones es uno de los temas que más preocupa en Europa de cara a la recuperación tras la pandemia. Aunque el Gobierno esgrime que están suspendidas de momento las reglas fiscales, todos los organismos internacionales, servicios de estudios e incluso directivos de las entidades financieras avisan al Ejecutivo en público que es necesario poner sobre la mesa un calendario de consolidación fiscal para cuadrar las Cuentas Públicas.
Por lo pronto, es necesaria una reforma de las pensiones, ya que la Seguridad Social está siendo rescatada año tras año por el Estado. Los propios ingresos del sistema no son suficientes para hacerse cargo de las prestaciones. Y menos tras las últimas subidas aprobadas por el Gobierno.
El gasto en pensiones aumentó entre enero y marzo un 2,58%, pasando de los 28.287,7 millones del primer trimestre de 2020 a los 29.018,07 del mismo periodo de este ejercicio. En el caso de las pensiones el ritmo de gasto sí es similar -incluso algo inferior- al presupuestado. El Estado tiene reservados 135.981 millones de euros para pagar las jubilaciones y pensiones de viudedad y orfandad (sin contar con otras prestaciones), frente a los 131.915 millones que se gastaron entre enero y diciembre de 2020, el primer año de la pandemia.
Lo que está claro es que, de una forma u otra, las cuentas no salen. El Gobierno ingresará por cotizaciones más de 10.000 millones de euros menos de lo que gastará en las pensiones, lo que indica que en 2021 seguirá habiendo un agujero en las cuentas de la Seguridad Social a pesar de la recuperación económica.