Esta semana ha habido una nueva polémica del Gobierno. En su plan presentado ante Bruselas se indicaba la próxima eliminación de la reducción de la tributación conjunta, de la que se benefician 2,77 millones de familias por un importe anual de 2.390 millones de euros.
Al poco de conocerse la noticia el Gobierno ha rectificado, indicando que está en estudio, ya que fue una recomendación de la AIReF en su informe Spending Review sobre los beneficios fiscales que existen en España. Pero de momento de eliminar esta reducción, nada de nada. Y lo cierto es que esta reducción en el IRPF puede ser por un lado un desincentivo a la desigualdad entre hombres y mujeres y también una forma de ahorrar impuestos en las rentas más bajas, por lo que cualquier modificación podría estar afectando a ambos aspectos.
Tributación conjunta e igualdad
En España cuando se realiza la declaración del IRPF se puede optar por la tributación individual o conjunta. En este último caso la pareja casada presentaría una única declaración de la renta, sumando los ingresos de cada uno. Como los tramos son iguales y para compensarlo, existe una reducción del impuesto en el caso que se opte por esta modalidad.
En la práctica solo merece la pena hacer la declaración conjunta si la diferencia de ingresos entre los miembros de la pareja es alta. De hecho es una modalidad que afecta principalmente a aquellas parejas en las que solo uno de los miembros trabajan (y normalmente el que no trabaja es la mujer).
La AIReF indicó en su estudio Spending Review que esta modalidad de tributación genera un desincentivo a la participación de las mujeres en el mercado laboral, ya que si no trabajan y empiezan a hacerlo perderían los 3.400 euros anuales en impuestos que actualmente reciben.
Más impuestos a las rentas más bajas
El problema de eliminar la tributación conjunta es que actualmente la mayor parte de las familias que realiza esta declaración son rentas familiares por debajo de 30.000 euros (2,77 millones de declaraciones de las 3,67 millones que se presentan en esta modalidad). Y además, siendo estas rentas relativamente bajas, el impacto fiscal de eliminar una reducción de 3.400 euros es, en muchos casos, multiplicar casi por dos los impuestos de IRPF que pagan.
Por tanto estamos ante una disyuntiva complicada: para beneficiar la mayor participación de la mujer en el mercado laboral hay que elevar significativamente los impuestos que pagan las familias en las que las mujeres no trabajan o lo hacen muy pocas horas.
¿Cómo hacer una reforma en condiciones?
Por tanto, eliminar la tributación conjunta de golpe no tiene mucho sentido. La AIReF propone un régimen transitorio para que las familias puedan planificar con tiempo esta incorporación al mercado laboral. Otra opción podría ser cambiar completamente el IRPF teniendo esto en cuenta, con tipos más bajos que compensen a estas familias de rentas más bajas, ya que tendrían que pasar a tributar de forma individual, pero sin crear incentivos para no trabajar.
Sin embargo ante cualquier reforma va a haber perdedores. Siempre va a haber parejas en las que uno no pueda trabajar (cuidados de familiares donde es más eficiente tanto afectiva como económicamente que uno se dedique a cuidar y otro a trabajar) y haya o no haya incentivos fiscales la situación no va a cambiar.
Desde luego para minimizar estos casos lo mejor es una reforma integral del IRPF. Es decir, si creemos conveniente quitar este tipo de desincentivos fiscales hay que hacerlo reformando desde cero y no pensando en que el Estado recaudará 2.390 millones de euros más. De lo contrario lo único que estamos haciendo es luchar por la igualdad aumentando impuestos a familias de rentas más bajas.