Los trabajadores más jóvenes y con sueldos más bajos son los que han sufrido las mayores caídas de ingresos por la pandemia, mientras que las rentas de los mayores de 65 años han crecido un 1,1%.
Los jóvenes han sido la principal víctima económica de la covid-19, ya que desde el inicio de la pandemia hace más de un año han sufrido una pérdida de ingresos un 300% superior a la de los trabajadores de más edad y pensionistas.
Así se desprende del último informe de Caixabank Research, elaborado a partir de datos internos de la entidad anonimizados, en el que se compara cómo han evolucionado los ingresos de sus clientes: nóminas, prestaciones por desempleo, pensiones públicas, ayudas públicas y cobros de planes de pensión privados.
“Uno de los principales resultados que obtenemos al analizar los datos es que, en los tres trimestres de 2020 que estuvieron afectados por la pandemia, la caída interanual de los ingresos fue mucho más acusada para las personas jóvenes (de entre 18 y 29 años) que para los adultos (de 30 a 64 años) y los seniors (de 65 años en adelante). De hecho, la caída de ingresos medianos de los jóvenes habría cuadruplicado la de los adultos en 2020“, concluye el servicio de estudios de la entidad.
Los ingresos de los mayores de 65 años, por el contrario, subieron en todos los trimestres y en el cómputo del año aumentaron un 1,1% respecto a 2019, “por la revalorización de las pensiones implementada en 2020″.
Los expertos explican que no es de extrañar que las caídas más bruscas de ingresos hayan sido sufridas por los jóvenes, el colectivo más representativo de los sectores más afectados por la pandemia y en los que más incidencia han tenido los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). No hay que olvidar que los afectados por estos mecanismos pasan a cobrar la prestación por desempleo, que es inferior al salario que percibían.
Los jóvenes ingresan un 8% menos que antes de la pandemia
En concreto, los estudios de Caixabank a partir de la observación de más de cinco millones de datos cada mes, muestra que a cierre de 2020 los ingresos de los jóvenes habían caído un 8,1% en comparación con diciembre de 2019, mientras que la bajada de rentas de los mayores de 30 solo se había reducido un 2%.
Las caídas de ingresos son especialmente acusadas en los segmentos con menor renta (salarios más bajos): “es especialmente acusada la caída de los ingresos de los jóvenes del primer quintil (de renta) y destaca también su descenso entre los adultos con menores ingresos”.
“A medida que progresamos de quintil, la caída de los ingresos de los jóvenes se atenúa considerablemente (de hecho, en el quintil superior la variación interanual es positiva), mientras que solo los adultos del primer quintil vieron mermados sus ingresos“, apuntan.
Según su análisis, los jóvenes con renta más baja y los mayores de 30 años con sueldo bajo “han visto diezmados sus ingresos de forma considerable”, mientras que el resto “han capeado el temporal con mayor fortuna”, especialmente los mayores de 65 años. Este patrón coincide con el del resto de países europeos.
El Banco de España también pone el foco en los jóvenes
A la misma conclusión ha llegado el Banco de España en su informe anual, en el que subraya que “el impacto negativo de la pandemia sobre el empleo está siendo especialmente intenso en el colectivo de trabajadores más vulnerables (asalariados temporales, jóvenes y empleados con bajo nivel de formación)”.
“Dentro del colectivo de trabajadores, aquellos con contrato temporal, más jóvenes y con rentas más bajas se habrían visto particularmente afectados por el deterioro del mercado de trabajo que ha provocado la pandemia de COVID‑19″, señala el supervisor, que cuantifica que el empleo entre los jóvenes ha bajado un 20% en el último año.
La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos ha avisado del difícil legado que van a heredar los jóvenes de esta crisis, en el que sobresale la incertidumbre laboral, la caída de rentas, el impacto de la pandemia en el sistema educativo o la dificultad para acceder a la vivienda.