La reforma en las tablas de cotización levanta en armas a un colectivo integrado por más de tres millones de trabajadores en España. Muchos definen el cambio como “la muerte para el negocio”.
“Soy uno de esos autónomos que el Gobierno considera ‘ricos’. Después de pagar el IVA y a los proveedores me quedan unos ingresos de 48.000 euros. Con eso pago el sueldo a un trabajador que tengo contratado desde hace más de 15 años, más de 23.000 euros anuales en total, con seguridad social e IRPF. Si de lo que queda tengo que pagar más de 14.000 euros de cuota de autónomos, ¿dónde está mi ganancia? Me quedan tres posibilidades: cerrar el negocio, despedir al trabajador, que sería lo último que haría, o pagarle en B”. Pedro regenta un bar en el centro de Madrid, en la calle Ibiza. Consumido por el pesimismo ante el futuro inmediato, define las nuevas tablas de cotización que maneja el Gobierno para los autónomos como “la muerte para negocios como el mío”.
La reforma en las tablas de cotización que plantea el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá han levantado en armas a un colectivo integrado por más de tres millones de personas en España. El Gobierno plantea un periodo transitorio, entre 2023 y 2031, con unas cotizaciones que van desde los 200 euros mensuales para quienes ingresen menos de 3.000 euros al año hasta los 400 euros para quienes ganen más de 48.841 euros.
A partir de 2031, en el tramo menor los autónomos abonarán 90 euros mensuales y quienes ingresen más de 48.841 euros tendrán que pagar a la Seguridad Social 1.220 euros al mes. La cuota mínima de autónomos en la actualidad, la que pagan la gran mayoría de estos contribuyentes, se establece en los 288 euros mensuales. En resumen, todos los trabajadores por cuenta propia que facturen más de 22.000 euros anuales verán incrementada su cuota dentro de dos años.
“Es absolutamente inasumible para autónomos con rendimientos netos de 49.300 euros pagar 15.000 euros en cotizaciones,10.000 euros más al año que ahora. También es inasumible que un autónomo con 3.000 euros de rendimiento neto pague 1.080 de cotización. Eso es trabajar y producir para Seguridad Social“, denunciaba esta semana Lorenzo Amor, presidente de la principal asociación de autónomos de España, ATA, y directivo de la CEOE.
A pie de calle, la denuncia de Lorenzo Amor toma forma. Alberto Pavón, carnicero desde hace más de 35 años, abrió su nuevo comercio en la madrileña calle de Antonio Arias, junto al hospital Gregorio Marañón, hace unos meses, en plena pandemia. “De cada filete de ternera que despacho más del 85% se va para pagar autónomos, IRPF, IVA, alquiler, luz, agua… Y luego encima los autónomos no tenemos derecho a vacaciones, a estar enfermos y coger la baja… Nos abocan al cierre y a la ruina. No tienen vergüenza. Los autónomos somos unos esclavos de la Seguridad Social”, sostiene.
Miguel Ángel Bernal, economista, profesor de la Fundación de Estudios Financieros y también autónomo, carga con todo contra la reforma. “La intención del Gobierno es claramente recaudatoria. La Seguridad Social está quebrada y con estos nuevos tramos, entre otras cosas, trata de equiparar las cotizaciones de un autónomo con las de un trabajador por cuenta ajena, pero si yo cotizo como un trabajador por cuenta ajena tendré que tener sus mismas prestaciones. Bajas, prestación por desempleo, vacaciones…”, opina.
Bernal considera que “es necesario reformar el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos), pero es muy complejo porque hay muchos tipos de autónomos, el taxista, el abogado, el dueño de un chiringuito en la playa… y muchas diferencias entre los ingresos de unos y otros. Creo que hay determinados niveles de renta que deberían de estar exentos de pagar cotizaciones. Una persona que gana 1.000 euros al mes no puede pagar 200 euros. Le quedan 800 y de ahí paga casa, comer, vestir… Es una barbaridad”. Dado que en España “entre el 20 y el 25% es economía sumergida”, el economista argumenta que la reforma de Escrivá en las cotizaciones supone una “invitación” a que muchos trabajen en ‘B’. “En resumidas cuentas, un desastre por el afán recaudatorio del Gobierno”, sostiene.
“Si yo cotizo como un trabajador por cuenta ajena tendré que tener sus mismas prestaciones. Bajas, prestación por desempleo, vacaciones…”
P.S., un taxista valenciano, corrobora la opinión de Miguel Ángel Bernal. “Si facturo 40.000 y tengo de gastos 26.000 ni de coña voy a pagar más autónomos. El taxi saldrá a la calle en protesta por este abuso que, a fin de cuentas, es un impuesto al trabajo“, advierte.
M.J., un madrileño de 52 años, es escritor y trabaja también como periodista ‘freelance’. Opina que la reforma planteada por el ministro Escrivá no da un respiro a los autónomos con bajos ingresos y “pega el ‘hachazo’ a los más altos”. “El año pasado ingresé unos 16.000 euros. La cuota de autónomos, 288 al mes, me supuso casi 3.500 euros, y a ello le sumas IVA, IRPF, alquiler, la pensión de alimentación que pago por mi hija porque estoy divorciado… A mí me da igual que estén los bares abiertos o cerrados porque no tengo ni para tomarme una cerveza”, explica. “Si la ‘rebaja’ en la cotización de autónomo, en mi caso va a ser pasar de 288 al mes a 275, unos 150 euros de ‘ahorro’ al año, para eso que no hubieran hecho nada. Está claro que este no es el Gobierno de los trabajadores y la presente reforma es un ‘autonomazo’ en toda regla”.