La cultura del ‘para ayer’, la hiperconexión sin sentido y las cargas de trabajo irreales están causando estragos en las empresas y acabando lentamente con su mejor talento.
Hace unos días, la empresa de aplicaciones de citas online Bumble anunciaba que había cerrado… temporalmente. Ha dado a sus 700 empleados esta semana de descanso, manteniéndoles el sueldo, para desestresarse y recuperar energías tras el desgaste de la pandemia. La medida es llamativa, y más viniendo de un país como Estados Unidos, donde muchas personas tienen tan solo una semana de vacaciones al año.
Una de las empleadas de la compañía, dueña también de la app Badoo, aplaudía a su jefa en Twitter por la iniciativa. “Ha intuido correctamente nuestro ‘burnout’ colectivo”, decía.
La preocupación por el ‘burnout’ o síndrome del trabajador quemado crece cada vez más en los entornos laborales. La pandemia ha vuelto un problema común el tener empleados agotados a nivel emocional, físico o mental.
Cada vez más empresas ofrecen ‘días de bienestar’ a sus empleados
Dar días de vacaciones extra es una de las soluciones que se están empezando a aplicar para mitigarlo, sobre todo en organizaciones británicas y estadounidenses. De hecho, LinkedIn también dio una semana de libranza pagada a sus casi 16.000 trabajadores el pasado abril. Otras empresas han dado una o dos jornadas. Es lo que se ha empezado a llamar ‘días de bienestar’.
Tener unos días de desconexión ayuda, pero poco. Sobre todo, cuando a la vuelta te espera la misma locura y cantidad de cosas que hacer. Es similar a cortar la mala hierba, sin arrancar la raíz. Vuelve a salir. Por eso, ante signos de ‘burnout’ o problemas de salud sistémicos, lo necesario es hacer cambios desde la raíz, tras analizar profundamente cuáles son los motivos que lo están causando a nivel organizacional. La pandemia puede ser uno de ellos pero, casi seguro, no es el único.
Demasiado que hacer
“Mi vida lleva la música de Benny Hill de banda sonora”, me decía una jefa de una gran tecnológica en España hace poco, haciendo referencia a que va corriendo a todas partes. Ahora que teletrabaja, pasa la mayor parte de su jornada actual de videoconferencia en videoconferencia, lo cual está demostrado que es agotador para el cerebro. Sin embargo, esta rutina ya la tenía cuando trabajaba en la oficina: iba de sala en sala de reuniones, muchas veces sin poder tener una pausa entre una y otra.
Me reconocía que tiene bastante más trabajo del que podía atajar en su jornada laboral. Así que su solución durante mucho tiempo ha sido echarle más horas, por las noches o en los fines de semana. Esta práctica de ‘trabajar de más’ está normalizada en muchísimas empresas, sobre todo en España. Cumplir el horario laboral y ya parece algo reservado solo para los funcionarios.
Las consecuencias de culturas organizativas así están siendo terribles. No solo por el creciente ‘burnout’ o el incremento en bajas por temas de salud mental, como depresión o ansiedad. La Organización Mundial de la Salud concluía en un estudio publicado hace un mes que trabajar demasiadas horas incrementa las posibilidades de ataque al corazón y de tener un ictus.
La directiva con la que hablé es madre de una niña, pero no consigue tener un segundo hijo. Lleva ya tres abortos y los médicos no tienen explicación de por qué ocurren. Al menos uno de ellos fue justo después de un pico de trabajo excesivo. Su caso es muy similar al de otra ejecutiva a la que entrevisté hace poco para un estudio de la Universidad Complutense. Ella tuvo cinco abortos. La única justificación que le dieron los médicos: estrés.
El bienestar, como clave empresarial
Nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo trabajando, pero la filosofía reinante es que la salud y el bienestar son algo individual, de lo que cuidar en nuestro tiempo libre. Es necesario y urgente que esto cambie, o acabaremos cayendo por el camino. Para una verdadera transformación social, por tanto, el cambio tiene que iniciarse en el mundo laboral. La salud y el bienestar deben ser valores claves empresariales.
Para llegar allí, es necesario destruir algunas de las bases que hemos dado por hecho durante mucho tiempo y construir una nueva cultura menos acelerada.
Cuidar del bienestar de los empleados es clave para mitigar enfermedades y bajas
Una cultura en donde se modifican hábitos como el de trabajar de manera repetitiva fuera del horario laboral o en donde la norma es tener cargas de trabajo irreales, imposibles de realizar sin echar horas extra. No hablo de casos puntuales, que son razonables, sino cuando esto ocurre de manera sistémica.
Una cultura en la que la respuesta a la pregunta de “¿para cuándo es esto?” no sea siempre: “Cuanto antes” o “para ayer”, sino “¿qué es lo realista con el tiempo que tenemos?”.
Una cultura que establezca canales para diferenciar lo urgente de lo importante, y así promover tiempos de recarga fuera del horario laboral, sin fomentar una hiperconexión sin sentido, con personas conectadas a todas horas ‘por si acaso’.
Pasos así no son tan fáciles de implementar como dar una semana de vacaciones u ofrecer clases de yoga, pero son mucho más efectivos para, a largo plazo, mitigar el ‘burnout’ y los crecientes problemas de salud laboral.