Una cosa es tener un título y otra muy distinta trabajar en aquello para lo que uno se ha formado en la universidad. Los datos son muy reveladores.
Si medimos cuántos graduados universitarios europeos de entre 25 y 34 años están ocupados en puestos de trabajo que, a priori, no requieren de una cualificación académica tan elevada, encontramos que España es el tercer país del Viejo Continente con un mayor número de asalariados en esta circunstancia.
Para analizar con mayor detalle la cuestión de la sobrecualificación, los profesores de la Universidad de Vigo, Xulia González y Daniel Miles han publicado un estudio para Funcas (La transición de la universidad al trabajo y el fenómeno de la sobrecualificación en España) en el que repasan los indicadores referidos a la empleabilidad de los graduados más jóvenes de nuestro país. Según han podido determinar los investigadores con datos de la Encuesta de Población Activa, el 45% de los ocupados en España cuentan con educación superior, siendo este porcentaje del 52% entre las mujeres y del 40% en el caso de los hombres. Si centramos el tiro solamente en la Encuesta de Inserción Laboral de los Titulados Universitarios, realizada por el INE, vemos que el 57% de los graduados en el curso 2013/2014 son mujeres.
¿Cómo se distribuyen los estudiantes? Como explica el informe, “los estudios enmarcados dentro de las ciencias sociales y jurídicas son los que recogen un mayor porcentaje de titulados, un 46% del total. A continuación figura la rama de las ingenierías y arquitectura, con un 21% de los titulados, seguida de un 14% en las ciencias de la salud. Existe cierto desajuste favorable a las mujeres en las ramas de ciencias sociales y jurídicas y ciencias de la salud. Por el contrario, un tercio de los hombres titulados lo están en la rama de ingeniería, frente a un 12% de las mujeres graduadas”.
Xulia González y Daniel Miles apuntan que el 86% de los graduados en 2013/2014 estaban trabajando un lustro después, mientras que solo el 7,7% se encontraba en situación de desempleo. Los indicadores de ocupación reflejan una tasa más alta en el caso de los hombres (87% vs 85%), que también tienen menos paro (8,3% vs 6,9%). Por otro lado, los autores explican que, habida cuenta de la masificación de las universidades, hay otros factores diferenciales que facilitan la empleabilidad: conocimiento de idiomas, uso avanzado de nuevas tecnologías e informática, habilidades sociales, capacidad de gestión…
El 34,6% de los hombres y el 36,8% de las mujeres graduadas en 2013/2014 consideraban estar sobrecualificados para ocupar su primer empleo tras pasar por la universidad. Estos porcentajes se reducen al 21% y al 21,6% en el caso del empleo desempeñado cinco años después, en el momento de realización de la encuesta. De modo que la incidencia de la sobrecualificación es mayor al entrar en el mercado laboral y muestra una persistencia menguante conforme pasan los años. Hay, pues, una cierta sobrecualificación transitoria que se corrige conforme pasan los años y la carrera laboral va tomando forma.
Cuando se pregunta a los titulados si consideran que la cualificación necesaria para desempeñar su trabajo es la educación universitaria, vemos que el porcentaje es del 67% en los graduados de artes y humanidades, de 73% entre quienes cursaron ciencias sociales y jurídicas, del 84% en el caso de quienes finalizaron estudios de ingeniería y arquitectura y del 93% entre quienes se licenciaron en ciencias de la salud. Hay, por otro lado, una brecha importante en esta pregunta que tiene que ver con la circunstancia laboral de cada encuestado: por ejemplo, en el caso de las artes y humanidades, solo el 50,7% de los graduados que están desempeñando un trabajo para el cual no se requiere una titulación universitaria así afirma que volvería a cursar los mismos estudios, pero el porcentaje es del 73,4% entre quienes no están clasificados como sobrecualificados.
Los investigadores concluyen explicando que “un 70% de los titulados sobrecualificados cobran salarios inferiores a 1.500 euros, mientras que este porcentaje desciende al 3% entre los titulados con una cualificación ajustada al puesto de trabajo”.