La economía española no sólo está endeudada y tiene un problema muy serio con la futura sostenibilidad de las pensiones, sino que existe un tercer problema que tarde o temprano va a explotar en nuestras narices, el alto paro juvenil.
Es cierto que las circunstancias económicas actuales en España son excepcionales debido a la pandemia. Pero es que el desempleo es el gran elefante en la habitación del que nadie quiere hablar en España. Parece haberse renunciado por los políticos a solucionarlo. Este se ceba especialmente en los más jóvenes, que tienen menos habilidades (les ha dado menos tiempo a desarrollarlas) y menos contactos en el mundo laboral que le pueden ayudar a “colocarse”.
Nuestra historia económica y el paro juvenil
No es raro oír en los años 50, 60 e incluso en los 70 historias sobre el típico chaval que de adolescente empezaba siendo el botones (chico de los recados) de una sucursal bancaria y acababa siendo el director de la misma. Tampoco era raro en el primer momento de los años 2000 con la burbuja inmobiliaria oír sobre el típico alumno que dejaba los estudios obligatorios y se dedicaba a la construcción, en poco tiempo estaba ganando más que los profesores que lo habían dado por bala perdida.
Es cierto que estos mundos ya no existen, y que en los años 70, 80 y 90 hubo un fuerte desempleo juvenil. No hay más que ver las películas de “cine quinqui” de la época de la transición democrática en la que abundan los jóvenes desempleados en los barrios obreros que acaban en la delincuencia en parte por no tener posibilidades de empleo, en parte por su adicción a sustancias psicotrópicas, en parte por falta de esperanza en el futuro y en parte por aburrimiento. Tampoco las personas que se quejan de los años 80 y 90 y el estancamiento, especialmente por las crisis de la primera mitad de la última década del siglo pasado. Pero cuando esto parecía haber pasado, nos encontramos con la situación más complicada. Tenemos que la crisis inmobiliaria de 2008, la crisis de deuda posterior y la crisis de la pandemia del covid, han destruido nuestra economía, especialmente en el empleo juvenil.
El pódium del paro juvenil
Hace unos meses España estaba en el top del desempleo juvenil de la UE, hoy está en segundo lugar tras Grecia, eso es irrelevante. Los tres países del Podium según Eurostat (Grecia, España e Italia) están bastante igualados con un 38,2%, 36,9% y 31,7% respectivamente. Después van Suecia y Portugal, con un 25,6% y 24,4%. Para comparar, la media de la UE es de un 17,3% y los países con mejores números rondan el 7,5% (malta, Alemania y República Checa, sí, esa que ha superado a España en PIB per cápita siendo un país del telón de acero).
Que países con una economía menos desarrollada o más dependiente del turísmo como pueden ser Malta, Portugal, Chipre, Bulgaria o Rumanía sean capaces e ofrecer más oportunidades laborales a sus jóvenes (tengamos en cuenta que estamos hablando de jóvenes que no estudian y que buscan activamente empleo) nos debería de dar a reflexionar. Nos debería de dar a reflexionar por los tremendos efectos que va a tener esto en nuestra economía.
El desempleo juvenil es un problema, y sus efectos no se ven tan claros ahora
Si al principio he querido hablar sobre el botones que ascendía a director de sucursal bancaria, es porque este empleado de banco recibía una formación práctica (y teórica) desde el minuto uno. Sabía tratar a los clientes y sus necesidades, aprendía ayudando a cuadrar las cuentas al de la caja y de ahí pasaba a cajero. De cajero pasaba a vender productos y hacer estudios de préstamos. Al final, acabaría siendo el que mejor conocía a los clientes del barrio de toda la vida, a las pymes que le atendían y con ello acababa siendo el idóneo para poner al mando de la sucursal.
Este aprendizaje todos aquellos jóvenes que no están trabajando se lo están perdiendo. Muchos de ellos están en otras formaciones que les permitirán incorporarse al mercado laboral en un paso más alto, no hace falta ser primero celador y luego enfermero para acabar siendo neurocirujano y jubilarse siendo el director del hospital, son funciones muy diferentes. Pero en la mayor parte de las profesiones muchos te dirán que aprendieron trabajando.
Eso significa, que muchos de estos jóvenes están perdiendo años de formación práctica que acabarán impactando productividad, y cuando se acaben de incorporar al mercado laboral, van a ir por detrás de sus compañeros de quinta de otros países de la UE, por no hablar de otros países del mundo como China, Japón, EEUU, Canadá o Corea.
Además, al igual que con la crisis de 2008 se hablaba que la generación Y se podría convertir en una generación perdida (y todavía quedan muchos miembros de la generación anterior que quedan como cadáveres por el camino a pesar de que se acercan a los 40). España no se puede permitir otra generación perdida, unos diez años después de la anterior.
Un alto desempleo juvenil significa que existe una fuerte falta de oportunidades en el país, y lo mismo que no las hay para los jóvenes acaba no habiéndolas para los mayores. Adicionalmente un alto desempleo juvenil implica que se incrementan los otros problemas, pensiones (ya que los jóvenes no cotizan) y deuda pública (pagan menos impuestos al no trabajar).
El alto desempleo juvenil en último pero no menos importante, impide que las personas puedan tener la vida que quieran. No les deja abandonar la casa familiar, si eso desean, no les deja tener las experiencias que desean, no les deja formar una familia, etc. El alto desempleo juvenil tiene un impacto en el desarrollo de las personas, que no deja de ser lo importante. Esa frustración acaba llevando a conflictividad social.