La predicción del futuro se podría convertir en una de las formas con las que Estados Unidos evite incidentes graves.
En los últimos días se viene hablando del Pentágono, de prevenir incidentes futuros, de adelantarse a que las cosas ocurran y de lo que acontece en los encuentros GIDE (Global Information Dominance Experiments). Se dice que Estados Unidos está trabajando para intentar anteponerse a los sucesos que se puedan producir y que en estas reuniones participan los líderes de las distintas divisiones que tiene el ejército y los demás cuerpos de defensa.
Dicen algunos de los comandantes que han participado en este encuentro y que han recibido autorización para hablar públicamente, que lo que está buscando Estados Unidos es poder adelantarse al momento en el que se produzcan los sucesos. Y remarca que la forma en la que trabajan no significa adelantarse por cuestión de unos minutos o unas horas, sino que se quieren anticipar en días.
Esto, lo primero que hace es llevarnos a pensar en Minority Report, la película protagonizada por Tom Cruise en la que los precop sabían cuándo se iba a producir un delito, por lo que actuaban antes de que ocurriera para evitarlos. Ya sabemos que la película no terminaba precisamente bien para esa tecnología, pero nos podemos relajar, porque no se está usando un sistema como el del cine (el cual, por otro lado, era de pura ciencia ficción).
Lo que están haciendo los norteamericanos es aplicar datos, información y big data para poder adelantarse a que todo ocurra. Por supuesto, la gestión de esa información queda en manos de ordenadores, de sistemas muy avanzados tecnológicamente que administran los datos, los analizan y llegan a plantear una serie de posibilidades sobre sucesos que se podrían llegar a producir.
Dicen los miembros participantes del GIDE que normalmente no aprovechan la información a la que tienen acceso y que, cuando lo hacen, es siempre a toro pasado. Resulta inservible tener bancos de datos con millones de bits de información si luego no los aplican ni los aprovechan de una manera inteligente. Para que los sistemas sean aún más envolventes y precisos, dicen que también están usando sensores desplegados a lo largo y ancho del mundo de forma comercial y a los que pueden tener acceso legal. Toda esa información se reúne, se condensa y se analiza.
Afirman que los ordenadores no toman decisiones (al menos todavía) y que siempre son los propios humanos los que analizan todos los datos y estudian las propuestas que realizan los equipos informáticos. Porque eso es justamente lo que hace los ordenadores: proponer una serie de opciones, de maniobras, de ideas que podrían ser o no útiles. Después, queda en manos de los especialistas humanos llegar a decidir qué parte de esa información merece la pena, qué datos son de calidad y cuáles podrían llegar a determinar que algo fuera a ocurrir y a lo que hubiera que ponerle remedio antes de que pasara.
Ponen un ejemplo sobre un aparcamiento donde se analiza la cantidad de coches que aparcan todos los días y se realiza una métrica en la que es posible ver que siempre aparcan los mismos o que siempre pasa por allí la misma cantidad de personas. Pero, quizá, un día se produzca un incidente aislado, algo que cambie de la tónica habitual, que se salga de lo normal y que derive en que pueda haber un indicio de algo. ¿Y si ha aparcado un coche que nunca aparca? ¿A quién pertenece ese vehículo según su matrícula? ¿Se pueden cruzar esos datos de alguna manera para descubrir algo sucio que pueda llegar a ser el indicador de que hay un peligro al que plantar cara en un futuro cercano?
Esas son preguntas que se plantean a través de este sistema predictivo en el cual la información va a terminar siendo la mejor arma para detener posibles amenazas y sucesos que puedan poner el mundo en peligro. No es una mala forma de plantear la previsión de delitos e incidentes. Por supuesto, no es lo que el cine ha vendido a la sociedad, pero era poco probable que algo como lo de la película de Tom Cruise llegase a suceder. No olvidemos que, en el film, había unos seres que se utilizaban como núcleo de la obtención de esas visiones que ayudaban a la policía a evitar los crímenes antes de que ocurrieran. Eso, como decíamos, es parte de la imaginativa de la ciencia ficción.
Lo que está claro es que cualquier técnica o idea que pueda ayudar a evitar incidentes es muy bienvenida. Esperamos, eso sí, que al final los ordenadores no sean los que tomen las decisiones y que poco a poco acabemos como en Terminator, porque ese es uno de los miedos que tienen algunos de los principales científicos, a los que les preocupa que se esté poniendo en manos de las máquinas demasiadas responsabilidades y variables acerca de la vida humana.