Lo del Papa este argentino que ocupa El Vaticano desde hace ya más de 8 años y que llegó a ese puesto de una forma más que oscura, ya no tiene nombre. Este siniestro, este servidor de cualquier asunto menos del religioso, este mandilero descarado ya no disimula sobre cuáles son sus verdaderos objetivos porque le da igual lo que piensen de él, tanto creyentes como no creyentes.
Además de ser uno de los grandes defensores e impulsores de la Agenda 2030, el siniestro y oscuro personajes está decidido a servir a la industria, solo Dios sabe de a cambio de cuántas comisiones y prebendas. ¿Se imaginan lo que puede representar para muchos creyentes que su líder religioso, alguien en quien sorprendentemente confían todavía, les recomiende que se vacunen? ¿Se dan cuenta qué gran vendedor tienen las farmacéuticas con un tipo como este recomendando la vacunación con un medicamento experimental y peligroso?
Pues imagínense. Y las farmacéuticas, por supuesto, lo saben. No puede haber alguien que convenza mejor que él a mucho creyente que todavía piensa, a estas alturas de la película, que este tipo es de fiar. Y él se pone manos a la obra como si no hubiera un mañana. Y para eso tira de cardenales, obispos y de lo que haga falta porque son todos ellos iguales que el jefe. No tienen vergüenza.