El recurso a la financiación bancaria se ha reducido en un 35,5% en los seis primeros meses del año, cuando durante los meses más duros de la pandemia había aumentado en la misma proporción.
Adelantaba el Banco de España en uno de sus artículos analíticos de este verano que las “condiciones de financiación de las empresas y hogares han continuado siendo holgadas en un contexto en el que se ha mantenido el tono acomodaticio de la política monetaria del Banco Central Europeo”. Se refería a la primera mitad del año. Todo ello, como consecuencia de las mejores expectativas macroeconómicas creadas a partir del segundo trimestre del año.
Desde el mes de abril, la institución monetaria ha detectado un incremento de las nuevas operaciones de financiación tanto en hogares como en empresas en relación con los últimos meses de 2020. Solo hay una excepción: los préstamos de más de un millón de euros, fundamentalmente solicitados por las grandes empresas, que se han vuelto a reducir de una forma muy notable. En concreto, un 35,53%.
Entre enero y junio del año en curso, las entidades financieras han concedido 70.380 millones de euros en créditos por un importe superior al millón de euros. Es una cifra muy lejos de los 109.164 millones demandados en el mismo periodo de 2020, y también por debajo (un 13,5%) de los 81.389 millones del primer semestre de 2019, cuando nada hacía presagiar la pesadilla que iba a azotar a la economía de todo el mundo.
¿Qué ha sucedido para que las grandes empresas necesiten bastante menos dinero de los bancos? Sencillamente, que hicieron acopio de él antes, a través de las operaciones que contaban con avales del Instituto de Crédito Oficial (ICO) que el Gobierno puso en marcha para evitar la falta de liquidez en un escenario de paralización económica jamás vivido en tiempos de paz.
Según el propio Banco de España, durante los cinco primeros meses de este año, los créditos otorgados con avales del ICO para las actividades productivas han representado apenas el 10% de la nueva financiación concedida por los bancos a sociedades no financieras y empresarios individuales, cuando en los cinco primeros meses tras la declaración del estado de alarma, entre marzo y julio de 2020, llegaron a suponer alrededor de la mitad de los préstamos concedidos.
En enero y febrero ya empezaron a notarse los primeros efectos. Mientras en enero de 2020 los bancos concedieron 12.096 millones de euros en préstamos por importes superiores al millón de euros, en el mismo mes de este año no alcanzaron siquiera los 10.000 millones, con un descenso del 17,9%. La escena se volvió a repetir en febrero, con un retroceso del 11,3%.
A partir de marzo los descensos empezaron a ser mucho más pronunciados. En abril y mayo, los nuevos préstamos no llegaron a alcanzar la mitad de los otorgados en los mismos meses de 2020. De cerca de 25.500 millones de euros se pasó a apenas 10.800 en el mes de abril, con un desplome del 57,5%. En mayo, se bajó de 20.828 millones a 9.700 millones (-53,4%).
Mejoría económica
El organismo que preside Pablo Hernández de Cos explica que este retroceso en la demanda de préstamos del ICO tiene su razón de ser en la mejoría de la situación económica y en las menores necesidades de acumular colchones de liquidez a medida que la situación de la pandemia ha despejado algunas incertidumbres. De hecho, a cierre del primer semestre aún quedaban disponibles líneas de crédito por importe de 40.000 millones de euros, tras ampliarse el plazo de concesión hasta el 31 de diciembre próximo.
Los créditos a plazos de entre uno y cinco años han sido los más perjudicados por el exceso de liquidez de las grandes empresas. El descenso en la primera mitad de este año en relación con el mismo periodo de 2020 ha sido del 65,8%, al pasar de 22.875 millones de euros a solo 7.820 millones.
En la primera mitad del año la banca ha concedido a las empresas 53.3453 millones de euros a plazos de hasta un año, lo que ha supuesto una caída del 26,25%. En los plazos superiores a cinco años, el volumen ha superado los 9.100 millones de euros, un 34% menos que en la primera mitad del pasado años.
Tomando como referencia la base 100 para el año 2019, las nuevas operaciones de créditos inferiores al millón de euros se situó a cierre del primer semestre de este año en el 105. En el caso de la financiación por importes por encima del millón de euros, se ha pasado de entre un 150-165 en la primera mitad del pasado año al 85% actual.
El Banco de España diferencia muy claramente dos periodos. Entre marzo y diciembre de 2020, el stock de crédito a empresas y empresarios individuales creció en 31.000 millones de euros por el “atractivo” de los créditos ICO. El saldo vivo de los créditos “normales” se redujo en cerca de 63.000 millones. En el primer trimestre de 2021, los valores absolutos nada tienen que ver con la situación previa. El saldo vivo de la deuda apenas ha crecido en 800 millones de euros: la diferencia entre una demanda de 5.400 millones con aval ICO y una amortización de 4.600 millones en la financiación tradicional.