¿Puede un país lejano cambiar una de las industrias más brillantes de otro? ¿Es posible tener tanta influencia?
Pues sí, está pasando. China está cambiando la industria de Hollywood promoviendo una autocensura, el objetivo de los estudios de Hollywood es introducir cuantas más películas posibles en las cuotas que el gobierno chino impone de importación de películas, 34 al año.
¿Cómo es posible esto? Digamos que es una combinación de factores. El primero son los cambios de nuestro modo de disfrutar nuestro tiempo libre en Occidente. El segundo es el fuerte crecimiento de la proyección de películas en China. El tercero se trata de un equilibrio que no le interesa romper a nadie.
En occidente no vamos tanto al cine, al contrario que en China
Seamos claros, esto ya sucedía mucho antes de la pandemia y en parte es culpa de los cines como ya dije aquí, porque en occidente vamos menos al cine. No sólo nos entretenemos con ocio alternativo, como ir a cenar o videojuegos, sino que las plataformas de streaming están ofreciendo entretenimiento audiovisual.
En cambio en China sigue siendo una actividad interesante, y su industria de proyección de películas depende cada vez menos de tener éxito exibiendo una película extranjera. Porque las producciones nacionales son cada vez más interesantes.
Pero para un estudio de Hollywood meter una de estas películas entre las más vistas en China puede suponer una fuerte diferencia en la rentabilidad de la producción. En 2020 la taquilla china superó la estadounidense, haciendo aun más importante para la industria de Los Ángeles entrar en el mercado chino. En 2010 había unas 41.000 pantallas de cine en China. Pero en 2021 ese número se acerca a las 75.000 pantallas. Es decir, el crecimiento de la industria cinematográfica está en China y en Hollywood lo saben.
Además no es tan fácil vender películas en China, una cosa es que sea autorizada y otra que tenga éxito. Las comedias no suelen funcionar, tal vez el sentido del humor sea distinto, pero los thrillers y películas de acción si lo hacen.
Los estudios se esfuerzan en satisfacer a Beijing
Desde que en 2001 China entró en la Organización Mundial del Comercio completando su fuerte presencia en el mundo, todo el mundo quiere vender en China, y Hollywood no es la excepción. Pensemos en la película Looper, de 2012. Es de ciencia ficción y trata sobre consecuencias de los viajes en el tiempo. En su momento se había rechazado otra serie de películas muy exitosas relacionadas con los viajes en el tiempo, “Regreso al futuro” ¿Por qué? Aparentemente no gustaba la posibilidad de que la historia pudiera alterarse. Looper muestra eso precisamente, en cambio la película si se exhibió en la salas de cine de China.
¿Cómo? Los productores se esforzaron en satisfacer la visión de una China futurista que es el centro del mundo, donde Shanghai es todavía más futurista de lo que es ahora.
La próxima pelícuña de Marvel, Eternals, está dirigida por Chloe Zhao, que nació en Beijing y su madrastra Song Dandan es una conocida actriz china. Además ha ganado un Óscar por su película Nomadland. Bien, debido a unas declaraciones en contra del régimen del Partido Comunista Chino, Nomadland ha sido retirada y Eternals corre el riesgo de no ser autorizada. Contrariamente John Cena, que hace de antagonista en Fast & Furious 9, pidió disculpas repetidas veces a través de sus páginas de redes sociales chinas por haber llamado a Taiwan un país. Pues la saga de Fast & Furious tiene bastante éxito en China.
Autocensura y censura
La autocensura y la censura no es algo raro en Hollywood, acostumbrado a exportar su producto en múltiples opciones. En 1939 en la película Mr Smith goes to Washington acabó provocando un código de autocensura en Hollywood, pero hay más casos como la adaptación de películas en Escandinavia.
Pero Hollywood lleva bastante tiempo autocensurándose, y salvo algunos artistas como Quentin Tarantino, pocos muestran descontento con la situación. Según la profesora de la Universidad de Virginia y autora del libro Hollywood Made in China, a la industria no le interesa reconocer esta situación. Por un lado en caso de reconocerlo, la reacción de la prensa no sería poca, por otro lado puede que China optara por importar películas de otros lugares, en vez de las de Hollywood, es decir que de momento la situación en el sur de California es “a la chita callando”.
A nadie le interesa romper este equilibrio, unos porque obtienen lo que quieren y otros porque así venden y mantienen a flote los beneficios.