En Estados Unidos ya se observan aumentos del 5,4%, mientras que algunos socios de la UE experimentan aumentos de más del 4,5%.
La inflación medida en tasa anual está creciendo a un ritmo del 2,5% en la Unión Europea, de acuerdo con los últimos datos que ha publicado la agencia estadística comunitaria, Eurostat, y que ofrecen la comparativa entre los precios del pasado julio y los del mismo mes del año en el pasado ejercicio 2020.
No todos los países miembros de la UE presentan la misma evolución alcista en los precios. Por ejemplo, en Malta se observa un aumento moderado, de apenas un 0,3%, mientras que Grecia o Italia también registran tasas relativamente bajas, con un crecimiento interanual del 0,7% y del 1%, respectivamente.
En cambio, en otros socios comunitarios sí se puede observar un aumento claramente superior al promedio y propio de tiempos pasados en los que la inflación marcaba niveles más elevados, caso de Estonia, Polonia y Hungría, donde la subida de precios que comunica Eurostat asciende, en cada caso, al 4,9%, al 4,7% y al 4,7%.
Aunque España no está aún en estos niveles, si es cierto que se está moviendo en cotas que superan el promedio europeo y que resultan, cuando menos, preocupantes. Así, los precios subieron un 2,9% entre julio de 2021 y el mismo mes de 2020, lo que nos sitúa en el noveno lugar de la tabla y nos deja por encima del 2,5% que se anota el conjunto de la UE.
Si restringimos el cálculo a los países de la Eurozona, la comparativa es aún peor para España. Así, en las economías que forman parte de la moneda única, el IPC repunta un promedio del 2,2%, pero en nuestro caso registramos una subida de la inflación del 2,9%, lo que significa que nuestro desempeño es un 32% peor.
Como puede verse en el siguiente gráfico, la inflación tiende claramente al alza desde comienzos de año. Así las cosas, todo apunta a que las distorsiones económicas asociadas a la recesión provocada por la pandemia del coronavirus, por un lado, y los continuos “manguerazos” de dinero barato por parte de los bancos centrales, por otro, están teniendo un efecto sobre los precios que pagan los consumidores.
El contexto internacional no parece favorecer una moderación de los precios. En Estados Unidos, por ejemplo, se ha acelerado el crecimiento del IPC hasta el 5,4%, estando el grueso del aumento vinculado a la energía y los alimentos. Se trata del mayor aumento desde agosto de 2008 y de un nuevo factor generador de incertidumbre en clave monetaria.
En los próximos días se celebrará la tradicional reunión anual de Jackson Hole, una cumbre organizada en Estados Unidos que reúne a los principales responsables de la banca central, así como a altas figuras del mundo político y financiero, de modo que es posible que veamos nuevos movimientos en la política monetaria a nivel internacional.