En España, el número de grandes fortunas pasó de 945 al término de 2018 a 979 al finalizar el pasado ejercicio.
La economía estadounidense no es sólo la de mayor dimensión del mundo, con 21,4 billones de dólares de los 87,2 billones que consta como riqueza del PIB del planeta, a tenor de los cálculos del FMI. Sus empresas monopolizan el 63% de la capitalización de las cien mayores compañías que cotizan en bolsa. El valor bursátil de estas grandes compañías, que creció un 5% en el último año, también se decanta mayoritariamente en favor de las empresas americanas, que aglutinan más de la mitad del Global Top 100 -en concreto, 54 compañías-, y un 63% de la capitalización total del mercado, como asegura un informe de Bloomberg y PwC. Mientras, las firmas europeas y china perdieron músculo en los mercados. Un 5% y un 4%, respectivamente.
En este ejercicio Microsoft superó por primera vez a Apple como la mayor empresa cotizada del mundo. Por delante de Amazon, Alphabet, Berkshire, Facebook y Alibaba. Esta acumulación de riqueza también se traslada a los patrimonios. Así lo atestigua un diagnóstico de Credit Suisse que evalúa la riqueza neta, parámetro que refleja la diferencia entre el montante patrimonial del conjunto de activos financieros menos el volumen de cualquier tipo de deuda y que otorga también en este indicador al gran mercado global la hegemonía global. Con una fortuna nacional de 105,99 billones de dólares, el 29,99% de la riqueza de todo el planeta.
Para comparar la dimensión real de su capacidad monetaria, los expertos del banco de inversión resaltan que sólo supone nueve puntos menos que la fortuna atesorada por la totalidad de las economías asiáticas, que asciende a 141,21 billones de dólares. Aunque el parangón con las latitudes más empobrecidas destaque la enorme brecha de desigualdad. África y América Latina sólo controlan el 1,14% y el 2,75% de la riqueza mundial.
El barómetro de Credit Suisse no deja de ser un cálculo elemental. Porque, entre otras razones, no tiene en cuenta ni activos intangibles, ni cambios coyunturales en el valor de las divisas o las peculiaridades culturales y patrimoniales -herencias o donaciones-, entre otras circunstancias que determinan la capacidad financiera y monetaria de los distintos personas, físicas o jurídicas, que operan en cada mercado.
Pero, al fin y al cabo, también es el resultado esencial de cualquier balance que se realiza en una empresa o un hogar. China atesora 63,83 billones de dólares, por encima de Japón, con 24,99 billones, que cierra el pódium, y encabezan un top ten en el que se encuentran, por este orden, Alemania (14,66 billones); Reino Unido (14,34); Francia (13,73); India (12,61); Italia (11,36); Canadá (8,5) y, cerrando el grupo, España, con 7,7 billones de dólares.
Aumento de los ultraricos americanos
El dominio de EEUU se explica, en gran medida, por el incremento del número de milmillonarios, un club selecto al que accedieron, el pasado ejercicio, 675 estadounidenses, hasta alcanzar la cifra de 18.614 patrimonios individuales. El segundo mayor salto cuantitativo de ultraricos en 2019 lo certificó Japón, donde crecieron en 187, hasta los 3.025, aunque las grandes fortunas de China, que aumentaron su censo en 158, rebasan en número, con holgura, a los de su mayor rival asiático, con 4.447, y su 10% con patrimonios más suculentos superan a sus equivalentes estadounidenses.
Aunque, en general, la riqueza de los milmillonarios ha dado un salto notable en 2019. Las 500 mayores fortunas ganaron 1,2 billones el pasado ejercicio, cifra casi similar al PIB español, lo que les ha reportado una acumulación patrimonial de 5,9 billones, más que toda la riqueza de África: 4,11 billones. Howmuch.net, la web de gráficos económicos y financieros, ilustra a la perfección la distribución de la riqueza a partir del estudio de Credit Suisse.
El estudio del banco suizo, además, anticipa que el incremento de las grandes fortunas seguirá la senda alcista de los últimos decenios, en los que han engordado sus cuentas de resultados, al margen de la coyuntura de los ciclos de negocios. Es decir, con independencia de si la economía global atravesaba por periodos de bonanza o de vacas flacas. Sus expertos proyectan una subida del 27% de la riqueza mundial en los próximos cinco años, hasta los 459 billones de dólares en 2024.
Los países de rentas medias y bajas serán los responsables del 38% de este dinamismo, a pesar de que sólo recibirán el 31% de su valor. Unas perspectivas que -dicen- elevará el número de milmillonarios hasta los 63 millones de personas y el de ultraricos (con patrimonios netos, que excluyen activos personales, propiedades, bienes duraderos o colecciones de arte, entre otros valores, de más de 30 millones de dólares, a precios de 2018) hasta los 234.000.
Los millonarios españoles se acercan al millar
En España, el número de grandes fortunas pasó de 945 al término de 2018 a 979 al finalizar el pasado ejercicio; es decir, hay 33 nuevos milmillonarios, lo que supone el 2% del total mundial. En línea con la proporción que ostentan países como Holanda, Suiza, Corea del Sur o India. Con una ratio de riqueza en relación al PIB del 5,5%, medio punto por debajo del que certificaron en 2005 y 2010. Esta relativa corrección de la acumulación de la capacidad financiera en manos de los ultraricos españoles atisba una cierta corrección en la redistribución social.
De hecho, según Oxford Economics, firma de consultoría británica, ha superado en renta per cápita a Italia. Una tendencia aún no oficial, porque sus expertos la calculan según la capacidad de poder de compra o PPP, un barómetro que tiene en cuenta diferenciales de inflación y salarios o la productividad, entre otras rúbricas, pero que se aleja de las cifras elaboradas a precios corrientes de mercado.
Aun así, es una metodología homologada por las instituciones multilaterales. Desde el FMI a la OCDE. Y que da muestra del salto de riqueza español. Porque el estudio de Oxford destaca que los ingresos individuales de cada italiano eran, en 1984, un 40% superior al del español, medidos en PPP. Al término de 2019, la española es un 2,7% superior a la de los ciudadanos de la nación trasalpina. No es la primera vez que España consuma el sorpasso en renta per cápita con Italia. Ya lo hizo en 2006. En aquella ocasión, con datos estadísticos en dólares, a precios de mercado, de Eurostat, la fuente oficial de la UE. Desde entonces, la reducción por los prolongados daños colaterales de la crisis financiera de 2008 se concentró en España.
Pero el paulatino crecimiento de la economía, por encima de la media europea, en el último lustro, unida a las tres recesiones registradas en el tercer PIB de la zona del euro y la octava del planeta -España es, según el FMI, la decimotercera- y la nueva contracción en la que ha incurrido en el último trimestre de 2019, vuelven a dar margen a la renta per cápita hispana a consolidar su mayor peso frente a la italiana, que tiene un mayor peso demográfico: 60,48 millones de habitantes por los 46,6 de España.