El balance del BCE ya roza el 50% del PIB euro (como Japón en 2014). 2,9 billones se deben a los programas de compras de bonos y casi un billón de euros pertenece a las inyecciones de liquidez.
Diferentes programas de compra de activos, inyecciones de liquidez a todos los plazos… la omnipresencia de la banca central en los mercados se ha convertido en algo habitual desde la crisis financiera de 2008. Ahora, con la nueva recesión causada por el coronavirus, el Banco Central Europeo (y el resto de bancos centrales) están redoblando sus esfuerzos para suavizar el impacto económico. Estas intervenciones, que van mucho más allá de las tradicionales bajadas de tipos de interés, están llevando al balance del BCE (donde se acumulan todos los activos -y pasivos- que compra creando dinero) a niveles sin precedentes. El tamaño ya supera los 5,5 billones de euros (casi cinco veces la economía de España) y alcanza el 48% del PIB de la zona euro, unos niveles que se pudieron observar en Japón durante 2014, ahora el BCE parece seguir los mismos pasos que el Banco de Japón (BoJ).
Algo que suena tan abstracto como el balance del BCE resulta fundamental para el funcionamiento de la economía. Los tipos de interés que se pagan por una hipoteca, la predisposición de banco para conceder un crédito y el interés que se recibe (o se recibía) por un depósito están totalmente relacionados con el balance del banco central y el resto de sus herramientas monetarias.
Desde la crisis financiera de 2008, el balance del BCE comenzó a desbocarse a través de las inyecciones de liquidez para mantener en funcionamiento el mercado interbancario y el monetario en general. Pero el verdadero salto se produjo a partir de 2015 con las compras de bonos en el mercado secundario, una medida que se tomó para evitar que la zona euro cayera en la trampa de la deflación (descenso continuado de precios). Con la compra de bonos se pretende reducir los costes de financiación de empresas, gobiernos y familias, impulsando el crédito, la inversión y la demanda en general, lo que a su vez debería estimular los precios.
A todo lo anterior hay que sumar los nuevos programas aprobados por el BCE en los últimos meses. A la reanudación de las compras de activos bajo el programa PSPP, el banco ha lanzado unas compras contra la pandemia especiales por 750.000 millones de euros y una nueva batería de inyecciones de liquidez. Además, no se puede descartar que el banco central tenga que ampliar los programas de compra de bonos para cubrir de alguna forma las grandes necesidades de financiación a las que se enfrentan los países del euro, afectados por la crisis del coronavirus.
Los analistas de Bank of America Merryll Lynch calculan que el balance del BCE seguirá en engordando durante este año hasta llegar al 58% del PIB. En 2019, el balance alcanzaba el 39% de la producción (PIB) de la zona euro y en este preciso momento ya ha alcanzado el 48% del PIB. En el caso de la Reserva Federal de EEUU se prevé que llegue al 38% del PIB a finales de 2020, mientras que el Banco de Inglaterra alcanzará el 50% y la Reserva de Australia el 18%, todos ellos por debajo del BCE. Sin embargo, el Banco de Japón tiene todos los récords dentro de las grandes economías. Ya en 2014 su balance alcanzó el 50% del PIB, mientras que en estos momentos se sitúa en el 112% y se prevé que acabe 2020 en el 119% del PIB de Japón.
Diseccionando el balance del BCE por la parte de los activos, lo que más pesa en abril de 2020 son los bonos adquiridos bajo los diferentes programas de compras, que alcanzar los 2,9 billones de euros. En segundo lugar se encuentran las inyecciones a más largo plazo (TLTROs) que rozan el billón de euros, mientras que el oro bajo custodia del banco central está valorado en unos 510.000 millones de euros.
Sin embargo, son los bonos y las inyecciones de liquidez lo que más peso ha ganado en el balance en los últimos años. Las TLTRO son unas inyecciones en las que el banco central presta liquidez (reservas bancarias) a los bancos de la zona euro a un precio tan ‘razonable’ como son los intereses negativos. Es decir, el BCE paga a los bancos por el dinero que les presta a cambio de que estos incrementen el crédito a familias y empresas.
Por otro lado, están los diferentes programas de compras de activos, entre los que destacan el PSPP, que es el programa de compra de bonos soberanos, y el PEPP lanzado recientemente para luchar contra los efectos del coronavirus, que también incluye compra de bonos soberanos y bonos corporativos por valor de 750.000 millones de euros.
De este modo, el Banco Central Europeo sigue los pasos del Banco de Japón. No solo los tipos de interés negativos, también el tamaño del balance parece estar siguiendo un recorrido similar, aunque todavía lejos del de Japón. Las proyecciones de los analistas de BofAML muestra que el balance del BCE podría superar el 60% del PIB en algún momento de 2021 o 2022.