El coronavirus no solo ha golpeado la sanidad, sino también la economía de las familias. Las semanas en confinamiento y el parón económico ha provocado que aumenten las colas para pedir comida en muchos países.
Ante esta situación, los vecinos del barrio de Puente Alto, al sudeste de la capital chilena, han decidido montar un comedor social para dar apoyo a las comunidades más golpeadas.
Aquí viven más de 625.000 personas con un alto índice de vulnerabilidad social. Paulina
Caro, líder del proyecto, cuenta cómo surgió la motivación.
“Tuve unos vecinos que tenían unos pequeños y no tenían nada que darles de comer. Eso fue lo que a mí me motivó para poder salir y empezar esta iniciativa, porque es mucha la pobreza y son muchas las familias que están pasando hambre”.
Según el Ministerio de Trabajo chileno, la cifra de desempleados ha aumentado de forma vertiginosa. Los programas sociales del Gobierno, que incluyen un ingreso mínimo de 300 dólares mensuales, no son suficientes.
Las colas de comida son tan largas que los voluntarios no dan a basto.
“Ayer fue nuestro primer día y teníamos comida para 150 personas. Tuvimos que hacer un poco más y repartimos 172 raciones. Aún así quedaron 30 familias sin comida”, cuenta Paulina.
Según las últimas cifras, Chile acumula unos 13.000 casos de coronavirus confirmados y más de 180 muertes.
La crisis del coronavirus sigue su avance por América Latina. México ha vivido una aceleración en el número de contagios, elevando la cifra a más de 14.600.
El país se prepara para atender la demanda de espacios que se requerirán para los fallecidos por el virus. Tan solo el Ayuntamiento de Guadalajara, ha comenzado la construcción de 700 fosas en el Panteón de Mezquitán.
Las autoridades han alargado las medidas de distanciamiento social hasta el 30 de mayo.
