Las arcas públicas tienen que asumir el vencimiento más abultado de bonos soberanos en un contexto financiero especialmente frágil.
La desescalada que ahora inicia España tiene un complicado obstáculo que sortear justo en su arranque. Este jueves se enfrenta al vencimiento de deuda más abultado de todo el año. Y solo una semana después tendrá que responder al término de otra emisión. En un momento especialmente peliagudo para el erario público, saldrán de él nada menos que 30.924 millones de euros.
El primer desembolso al que tendrán que hacer frente las arcas públicas españolas tiene lugar este 30 de abril. El mismo en el que el Gobierno de España debe remitir a Bruselas un nuevo marco económico anual es el día señalado para el vencimiento de una emisión de bonos a diez años por 23.365 millones de euros que se colocó en enero de 2010, en los primeros estadios de la recuperación de la crisis financiera desatada apenas dos años antes.
A consecuencia de esta situación y de un intervencionismo de los bancos centrales en los mercados de deuda pública que nada tiene que ver con lo que ahora acostumbran, la emisión que ahora vence se colocó con un cupón del 4%. Y el pago de este año también hay que satisfacerlo, con lo que la factura de este jueves para el Tesoro Público asciende en realidad a cerca de 24.300 millones de euros.
Y el desembolso a afrontar en los próximos días no acaba ahí, pues el Tesoro Público también tendrá que responder el próximo 8 de mayo a la amortización de una emisión de letras a 12 meses. En este caso, la factura asciende a 6.624,5 millones de euros, tal y como recoge el calendario de emisiones en circulación del organismo dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital que encabeza Nadia Calviño.
España no tendrá que afrontar otra salida de caja tan elevada en tan corto tiempo hasta el año que viene. Será cuando el 30 de abril de 2021 se produzca el vencimiento de otra emisión de bonos a diez años por 24.002 millones de euros. En este caso, con un cupón del 5,5% que engrosará aún más la factura, pues vieron la luz en los albores de la crisis de deuda periférica europea del 2011-2012.
Calendario “milimétrico”
La atención de estos vencimientos no está para nada en entredicho. Ni mucho menos. El Tesoro Público “tiene más que milimetrado su calendario de emisiones y vencimientos para afrontar con holgura sus compromisos“, recuerdan fuentes próximas a la institución. Es más, subrayan que en los últimos meses incluso “ha venido adelantando su programa de emisión” para beneficiarse de las buenas condiciones del mercado primario.
El mejor reflejo de esta solvencia se aprecia en la decisión de mantener el rating de España que a finales del pasado marzo tomaron las agencias de medición de riesgos S&P y Moody’s. Con perspectiva estable en ambos casos, dejaron la nota de la deuda soberana en ‘A’ y ‘Baa1’ cuando el Covid-19 ya azotaba con fuerza el país.
Sin embargo, todavía era difícil medir qué consecuencias tendría la epidemia para la economía nacional. Aún ahora, los economistas siguen defendiendo que hacer pronósticos sigue siendo más que arriesgado.
A pesar de todo lo anterior, lo que resulta innegable es que estas salidas de caja sí que vienen a sumar problemas a unas cuentas públicas que tendrán que hacer equilibrios para asumir los compromisos asumidos por el Gobierno para aliviar los peores efectos de la crisis del coronavirus. Más aún para conjugarlos con algunos previos como la revalorización de las pensiones públicas y el salario de los funcionarios públicos, aprobados mucho antes de que el Covid-19 fuese una amenaza para Europa.
Por si todo esto fuera poco, la lista de compromisos de las arcas públicas de las que tienen que salir los millones con los que pagar a los inversores que hace diez años o una docena de meses compraron títulos de deuda soberana está a punto de sumar un nuevo factor de salida. Se trata del ingreso mínimo vital tan peleado por Unidas Podemos y que aún está pendiente de reflejarse en una propuesta firme del Ejecutivo, aunque desde filas socialistas también se ha apuntado que el objetivo es que esta medida de emergencia pueda estar lista antes de que acabe mayo.
Solo dos meses después de ese ultimátum, al Tesoro le vuelve a tocar rascarse el bolsillo. El 30 de julio de este año vencerá una emisión de bonos a cinco años por 19.079 millones de euros con un cupón del 1,15%, según figura en la web corporativa de la institución. Para entonces, solo según las previsiones más optimistas, habrá empezado la remontada de la economía española.
Apetito ante la recesión más profunda
La carrera de obstáculos, aunque bien medidos y calibrados, está servida en un contexto en el que cada nueva previsión macroeconómica que ve la luz vaticina una recesión más profunda para España. Incluso con el salvavidas de los múltiples programas de compra del Banco Central Europeo (BCE), las licencias de Bruselas para con el déficit público y el posible recurso a fondos comunitarios sin requerimientos demasiado exigentes cada desembolso de las arcas públicas tendrá que ser escrupulosamente medido por el equipo de Calviño.
Con este escenario, la comunidad financiera da por hecho que el Tesoro tendrá que sobrepasar los objetivos de emisión neta que se había propuesto para este año.
Aunque compradores no le faltan, como ya demostró con la mayor colocación sindicada de la historia de los mercados de capitales la semana pasada, cualquier paso en falso puede suponer un incremento de cupones que sume aprietos a las finanzas públicas del país.
De momento, el objetivo de emitir un máximo de 32.500 millones de euros netos sigue intacto. Sin embargo, el recurso a medidas como la posible disposición del circulante de las empresas públicas en caso de necesidad apuntan a que la actual holgura podría irse estrechando poco a poco en función de lo que dure esta crisis. Por ahora, toca hacer frente al mayor vencimiento de deuda del que pasará a la historia como ‘el año del coronavirus’.