Estima que la economía ya ha tocado fondo y que la velocidad de la recuperación dependerá de cómo se levanten las restricciones a la actividad.
En un momento en que países como España o Italia apelan de forma permanente a la solidaridad europea para sufragar la asimétrica factura que el coronavirus ha generado en los diferentes países de la Unión, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha salido a la palestra para recordar que la solidaridad europea se ejerce desde muchos canales y muchas instituciones y que, por ejemplo, la actuación del BCE en la compra de títulos de deuda de los países más estresados financieramente, como los dos países antes mencionados, “está permitiendo que se sigan pagando las pensiones y las nóminas de los funcionarios o que se haga frente a esta situación de incremento de déficit sin que surjan problemas de financiación y sin que nos corten el grifo”, ha recordado en una charla organizada por Esade.
“El BCE está comprando en este momento entre 120.000 y 130.000 millones de euros de deuda pública española, que equivale al 10% del PIB español y es un porcentaje elevadísimo de las necesidades de financiación del Tesoro español para este año. Y ahí está una muestra clara de que el sistema institucional europeo está ayudando a estabilizar la zona euro”. El vicepresidente del BCE, no obstante, ha subrayado que se necesitará también una respuesta paneuropea para evitar que esta crisis derive en una fragmentación fiscal de la zona euro. En este sentido, ha mostrado su confianza en que los gobiernos de los 27 se pongan de acuerdo en activar el ‘Fondo de Relanzamiento’ que defiende el Gobierno de España, con una dotación previsible de entre un billón y 1,5 billones de euros, para sufragar la factura generada por la crisis, que, ha reconocido, es mayor en unos países respecto a otros.
En tanto Europa avanza a su ritmo para desbrozar un eventual acuerdo sobre el particular el déficit público de los países europeos se dispara a cotas históricas. “No es el momento de mirar al déficit. En estos momentos los sectores públicos solo tienen un camino y es gastar más. No hay alternativa”, ha recalcado el viceprsidente del BCE. “Ahora ya no tiene sentido preguntarse si deberíamos haber intentado reducir más el déficit en el pasado….aunque sí tendríamos que haber hecho un mayor esfuerzo de reducción del déficit público“, ha dejado caer.
El que fuera ministro de Economía del Gobierno de España entre 2012 y 2018 ha subrayado que la prioridad absoluta de la actuación del Gobierno en este contexto debe ser “salvar el máximo de tejido empresarial posible” y para ello ha ‘recetado’ la creación de un sistema de garantías públicas que permita trasladar la liquidez proporcionada por el BCE al tejido productivo, el papel que hacen las líneas de préstamos con aval público del ICO -una de las menos ambiciosas de Europa- y permitir en lo posible acomodar la estructura de costes de las empresas al desplome de su facturación, lo que se debe conseguir a través de medidas como los ERTE o las moratorias fiscales. También ha vuelto a mostrarse favorable de crear una especie de Ingreso Mínimo Vital, si bien no con carácter permanente -como prepara el Gobierno- sino limitado al periodo de hibernación de la economía, “de dos o tres meses”.
En opinión de Luis de Guindos, Europa en general tardará dos o tres años en volver a los niveles de déficit público -la Autoridad Fiscal estima que en España ese proceso se prolongará durante una década – y será inevitable que la crisis deje un legado en forma de mayor deuda pública. El vicepresidente del BCE no ha querido pronunciarse sobre si España debería acudir o no al MEDE y solicitar el rescate para pasar el trago, pero ha rechazado el peso del estigma por recurrir a esa solución.
La economía ha tocado fondo
Guindos ha trasladado que el escenario que manejan en el BCE es que la economía ha tocado fondo y que empezará a experimentar una recuperación más o menos potente en la segunda mitad del año. “No sabemos si será en forma de ‘V’, de ‘V asimétrica’ o como el logo de Nike, pero habrá recuperación en el tercer y el cuarto trimestre”. Más dudas ha mostrado sobre lo que puede ocurrir en 2021. Los escenarios que maneja el BCE es que llevará alrededor de dos años recuperar los niveles de PIB anteriores a la crisis.
El vicepresidente del BCE ha reconocido la peculiaridad del caso español, ya que por su sesgo hacia actividades dependientes del turismo el golpe económico será algo mayor en España, aunque confía en que la recuperación sea igualmente significativa. En su opinión la fortaleza de ésta dependerá de la evolución de la pandemia y del modo en que se levanten las restricciones a la actividad económica.