Pide a los gobiernos una política fiscal adecuada para luchar contra la crisis. Lagarde reconoce que las compras pandémicas pueden extenderse “No vamos a permitir ningún tipo de fragmentación en la zona euro”.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha comentado en la rueda de prensa posterior a la decisión de tipos que la zona euro se enfrenta a una recesión que puede ir desde el 5 hasta el 12% del PIB en el año 2020. Esta es una recesión sin precedentes en tiempos de paz, ha asegurado la presidenta del BCE. Por otro lado, la presidenta del banco central ha reconocido que la inflación a medio plazo es muy incierta debido al efecto del coronavirus. Esto puede dificultar sobremanera el trabajo del BCE.
La crisis del coronavirus está obligando a paralizar la producción de incontables bienes y servicios, interrumpiendo las cadenas de producción globales, hundiendo los precios de las materias primas y generando millones de parados. Esto a su vez, junto a las medidas de contención, reducen la demanda a través de un menor consumo e inversión, golpeando a la economía por dos lados diferentes.
Esta mezcla de shock de oferta y demanda está reduciendo sobremanera (al menos de forma temporal) la capacidad de producción de las economías. A la vez, los bancos centrales y los gobiernos intentan amortiguar el golpe inyectando cientos de miles de millones a la economía. Todo ello hace más difícil que nunca prever lo que pasará con la inflación, lo que deja en el aire las futuras políticas monetarias del BCE.
Según las estimaciones preliminares de Eurostat, la inflación IPCA anual de la zona del euro disminuyó del 0,7% en marzo al 0,4% en abril, debido en gran medida a la inflación más baja del precio de la energía, pero también a una inflación IPCA ligeramente más baja, excluyendo la energía y los alimentos.
Sobre la base de la fuerte caída de los precios actuales y futuros del petróleo, es probable que la inflación general disminuya considerablemente en los próximos meses. Se espera que la fuerte desaceleración de la actividad económica conduzca a efectos negativos sobre la inflación subyacente en los próximos meses. “Sin embargo, las implicaciones a medio plazo de la pandemia de coronavirus para la inflación están rodeadas de una alta incertidumbre, dado que las presiones a la baja vinculadas a una demanda más débil pueden compensarse parcialmente por las presiones al alza relacionadas con las interrupciones de suministros”, ha sentenciado Lagarde.
Por otro lado, Lagarde ha rectificado en parte las previsiones de contracción del PIB. Hace unos días habló de un descenso de hasta el 15%, que hoy ha quedado en un rango que va desde el 5 hasta el 12%, lo que seguiría siendo la mayor recesión de la zona euro desde que existe. Para contrarrestar los efectos, Lagarde ha asegurado que el BCE está listo para prolongar el programa de compras pandémicas, que ahora mismo tienen un tamaño de 750.000 millones de euros, si fuera necesario para asegurar el objetivo de inflación del euro.
Además, Lagarde ha asegurado que no se va a permitir ningún tipo de fragmentación en la zona euro. “La política monetaria debe transmitirse a todos los miembros y jurisdicciones por igual”. De esta forma quedaría zanjada la polémica que disparó las primas de riesgo de España e Italia en la anterior reunión, después de que Lagarde asegurase que el BCE no estaba para cerrar primas entre los bonos soberanos.