Rechaza la derogación de la reforma laboral aprobada en 2012. Pide introducir más flexibilidad, con menos tipos de contrato y la ‘mochila austriaca’. Reclama digitalización y ‘Big Data’ aplicadas a un Portal de empleo de ámbito nacional.
Rafael Doménech, responsable de análisis económico BBVA Research, ha alertado esta mañana de que el impacto de la crisis sanitaria “puede tener efectos permanentes sobre el mercado de trabajo, el nivel de actividad, la desigualdad y el bienestar”. El ejecutivo ha recomendado más flexibilidad -modificando los contratos y las indemnizaciones con la llamada mochila austriaca– y la creación de un Portal de Empleo que aglutine todas las ofertas y emita recomendaciones de formación. Ha rechazado la derogación de la reforma laboral del 2012.
El responsable del departamento de análisis de la entidad financiera ha hecho estas declaraciones durante su intervención en la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados, en la que ha comparecido junto con el abogado Íñigo Segardoy y el economista José Ramón Rallo.
Preguntado por sus señorías, Doménech ha rechazado la derogación de la reforma laboral de 2012: “no es conveniente, porque el mercado de trabajo necesita mejorar en eficiencia y en equidad, más flexibilidad y más seguridad; hay muchos espacios de mejora”. Después ha valorado que “la derogación iría en la dirección contraria; lo que necesitamos ahora es certidumbre, confianza y consensos para que las empresas primero mantengan empleo y luego lo puedan crear”.
Rafael Doménech: “La derogación de la reforma laboral no es conveniente; lo que necesitamos ahora es certidumbre, confianza y consensos para que las empresas primero mantengan empleo y luego lo puedan crear”
Doménech ha señalado que la pandemia ha irrumpido en España cuando el mercado laboral del país aún no se había recuperado de la crisis de 2008, agravando sus carencias estructurales, con una tasa de empleo inferior, tasas superiores de desempleo y temporalidad: durante las últimas cuatro décadas, el país ha tenido una tasa de desempleo que ha rondado el 16%, más del doble que las ocho economías más avanzadas, en promedio por debajo del 7%.
Con ese panorama, el impacto de la crisis ha provocado la pérdida de 1,29 millones de cotizantes, que haya tres millones afectados por Erte y otros 1,5 millones de autónomos que han cesado su actividad por causa mayor. A ello se añaden que la protección del tejido productivo ha exigido medidas de carácter temporal, “totalmente necesarias”, pero con un importante coste para las cuentas públicas, y que la contracción de la economía española será superior a la de otros países de nuestro entorno y la recuperación será más lenta. En consecuencia, “sin las medidas adecuadas de política económica, la crisis puede tener efectos permanentes sobre el mercado de trabajo, el nivel de actividad, la desigualdad y el bienestar”.
Mala regulación laboral
Doménech ha expuesto que el problema está en la legislación actual, en unas barreras y cargas que no se adaptan a la capacidad productiva de empresas y trabajadores: “la regulación laboral es social y económicamente ineficiente”, lo que genera dualidad y desigualdad entre las empresas y trabajadores cualificados, por un lado, y las numerosas microempresas con escasa capacidad de crecimiento y los trabajadores desempleados, temporales o en economías sumergidas, por otro.
A su juicio, “frente a la flexiseguridad de muchas economías del centro y norte de Europa, España destaca por su flexirigidez“. Por eso ha detallado que antes de la crisis la tasa de desempleo era del 13,8%, con una temporalidad del 26,1%, y que sólo el 60,1% de los trabajadores tenía un contrato indefinido, frente al 80% de las economías avanzadas.
Por otro lado, en España el cambio se articula a través del nivel de empleo, en lugar de hacerlo a través de variaciones en los salarios. Igualmente, hay tendencia a reducir o variar el número de empleados, en vez de cambiar su jornada de trabajo, lo que desincentiva la formación y ayuda a que predominen actividades en las que la temporalidad se adapta mejor.
Apostar por la ‘mochila austriaca’
Para ganar flexibilidad, de acuerdo con las propuestas del BBVA Research de los últimos años, la mejora de la regulación laboral pasa por simplificar el “menú de contratos”, agrupando todas las modalidades en tres categorías, y por aplicar un “cambio integral del sistema de indemnizaciones, con un modelo mixto”, inspirado en la mochila austriaca; una parte provendría de una cuenta de ahorro individual, nutrida con aportaciones periódicas de la empresa, a la que se añadiría una indemnización adicional, constante para los empleados temporales y creciente para los indefinidos, en función de su antigüedad.
Sus señorías le han pedido que explique esta propuesta sobre la mochila austriaca y Doménech ha aclarado que lleva trabajando sobre la materia desde 2014 y que podrá usarse en España sin problemas. Se aplicaría sólo a los nuevos contratos, de manera gradual, y tanto a temporales como indefinidos: “la mochila tiene que ser para todos los trabajadores”.
Los trabajadores temporales recibiría la indemnización de 12 días por año trabajado, más una aportación de la empresa de ocho días, con lo que se alcanzan los 20 días por año trabajado. Los trabajadores indefinidos recibirían una aportación gradual de las empresas durante los primeros tres años y a partir del cuarto tendrían el mismo tipo de indemnización por despido que el temporal.
Como resultado, durante estos tres años de transición, el contrato temporal tendría un coste de despido superior al indefinido, “actuando como un bonus malus“, y potenciando de este modo los segundos. Por otro lado, habría que distinguir entre despido procedente e improcedente, que tendría su indemnización.
Otras de las medidas reclamadas por Doménech ha sido la flexibilidad interna, pactada entre los agentes sociales; esto estimularía el empleo y la inversión, y reduciría la incertidumbre. “La negociación colectiva debe articularse hasta donde sea económicamente eficiente en el ámbito de la empresa”, sin que esté reñida con un sistema de negociación multinivel, pero delimitando las materias a negociar en cada uno de los ámbitos: “Los convenios, como norma general, deberían tener una eficacia limitada”.
Portal de empleo de ámbito europeo
Otra receta sería apostar por la digitalización y el Big Data: crear un portal de empleo que aglutine el universo de vacantes, incluidos todos los portales privados. Idealmente debería ser a nivel europeo y en todo caso de ámbito nacional. Todo ello daría lugar a un enorme mercado de trabajo y también permitiría emitir información a todos los trabajadores automáticamente para que puedan elegir, por ejemplo, programas formativos.
Ha finalizado subrayando que la crisis ocurre en medio de tendencias de globalización, cambio climático y una disrupción digital que están transformando la economía global con cambios abruptos y reduciendo los tiempos de respuesta.
Para afrontarlo son necesarias políticas públicas bien diseñadas en varios ámbitos: educación y nuevas habilidades digitales; el mercado laboral, con regulación para fomentar la competencia en bienes y servicios; e igualdad de oportunidades y distribución. “El objetivo último es conseguir que los empleos de calidad, estables y productivos, sean la mejor protección que el mercado de trabajo pueda proporcionar a los trabajadores”.