Sus detractores ven en la herramienta una amenaza para las libertades individuales.
StopCovid, la polémica aplicación para teléfonos móviles del Gobierno francés de rastreo de contactos para combatir el coronavirus, está disponible desde el martes en Francia, coincidiendo con el inicio de la fase 2 de la desescalada y la reapertura de los cafés, bares y restaurantes en gran parte del país y de las terrazas en París .
Esta aplicación, que puede descargarse en el App Store de Apple y el Google Play Store para Android, se suma así en Francia al lavado de manos, las mascarillas y el distanciamiento social como un instrumento más para ayudar a luchar contra el coronavirus. Su llegada se retrasó varias horas con respecto al horario previsto y provocó confusiones. Muchos franceses se bajaron por equivocación otras aplicaciones disponibles de nombre similar, como la de la Generalitat de Catalunya (Stop Covid19 Cat), que recibió una oleada de descargas desde Francia.
La aplicación del Gobierno francé, gratuita y de uso voluntario, ha topado con la oposición de los defensores de los derechos civiles, que ven una amenaza para las libertades individuales. Temen que sea un primer paso hacia una sociedad bajo constante vigilancia a través de los smartphones o teléfonos inteligentes. Otros alertan de que piratas informáticos podrían usarla para hackear los datos de los usuarios.
StopCovid es una aplicación de ‘contact tracing’ o rastreo de contactos que funciona con Bluetooth, un protocolo de comunicación que permite detectar los móviles que están a pocos metros de distancia y compartir información mediante mensajes encriptados.
La aplicación no pide al usuario que se identifique ni información personal ni almacena su geoposición. Una vez descargada, el usuario debe autorizar el uso del Bluetooth y el envío de notificaciones.
Esta ‘app’ registra de forma automática todas las personas con las que el usuario ha estado en contacto en los últimos 15 días a menos de un metro de distancia y durante más de 15 minutos, por ejemplo, en el transporte público, en un café o en una tienda. Para que funcione, los dos usuarios que se cruzan deben haberse descargado la aplicación y tener activado el Bluetooh. Los datos serán conservados durante 14 días, el tiempo estimado de incubación de la Covid-19.
En caso de un usuario se haga la prueba de Covid-19 y dé positivo, su médico o laboratorio le dará un código QR con el que podrá notificarlo al sistema. La aplicación enviará una notificación al resto de usuarios con los que ha estado en contacto informándoles del riesgo de exposición al coronavirus y les invitará a confinarse en casa y a hacerse la prueba con el fin de frenar así la cadena de contagios.
Voluntaria
El hecho de que su aplicación sea de carácter voluntario, puede restarle eficacia. Su éxito depende de que la persona contagiada, cuya identidad no será revelada, lo notifique al sistema y que las personas que hayan estado en contacto con alguien que dio positivo al Covid-19 se autoaíslen voluntariamente y se hagan la prueba.
“Necesitamos que un máximo de personas lo tengan” para que sea realmente eficaz, señaló hace unos días Cédric O, secretario de Estado francés de Economía digital, quien invitó sobre todo a los habitantes de las grandes ciudades y a los usuarios del transporte público a descargarse la aplicación.
Los franceses se encuentran divididos sobre su uso. El 45% dicen estar dispuestos a descargársela, frente al 55% que no piensa hacerlo, según un sondeo reciente de los institutos Odoxa y Dentsu Consulting para el diario ‘Le Figaro’. Se desconoce cuántos franceses lo harán finalmente.
La controvertida aplicación ha recibido luz verde del Parlamento y la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), encargada de velar por la protección de datos en Francia. La aplicación respeta las leyes relativas a la protección de la vida privada en Francia y proporciona suficientes salvaguardias para evitar abusos, según esa comisión.