La policía ya está usando las apps del COVID para rastrear a manifestantes

Covid privacidad apps

El rastreo de contactos es una potente herramienta para ayudar a seguir la evolución del COVID-19. Sea manualmente o mediante aplicaciones. Pero ahora la policía está empezando a aplicar este tipo de prácticas para sus investigaciones, empezando por las actuales protestas que están sucediendo en los EEUU.

Una decisión que está generando preocupación por parte de los rastreadores de contactos. Y es que más allá de las implicaciones respecto a los manifestantes, los expertos alertan que puede llegar a afectar la confianza que la población tenga en estos sistemas de seguimiento y aumente el número de gente que no quiera cooperar.

En juego la confianza en el seguimiento de contactos

La polémica ha surgido a raíz de unos comentarios del Comisionado de Seguridad Pública de Minnesota, John Harrington, quien en una rueda de prensa explicó que la policía estaba comenzando a rastrear a los manifestantes que habían arrestado. Una investigación en la que intentan averiguar “con quién se asocian, qué plataformas utilizan, qué apoyos tienen y construir la red de información asociada” a esas personas.

“Estamos comprobando si la gente a la que hemos arrestado está conectada a esas plataformas”, explicaba el Comisionado.

Como relata el Dallas Morning News, entre los manifestantes contra el racismo han empezado a surgir las primeras pancartas rechazando directamente estos sistemas de ‘contact tracing’.

Utilizar los datos estrictamente necesarios

Esta analogía con el rastreo de contactos ha alertado a organizaciones como EFF, quienes explican los riesgos que supone. El seguimiento de contactos involucra entrevistas con personas que se han visto infectadas para determinar con quién han estado en contacto y así analizar posibles contagiados. Se trata de un riesgo físico por el hecho de estar cerca de alguien. Por el contrario, interrogar a detenidos sobre organizaciones y posibles aliados está en contra de la presunción de inocencia de las personas.

De manera equivalente, estas interrogaciones “pueden socavar la opinión pública sobre el seguimiento de contactos” explican desde EFF. Hasta la fecha, aquellos que creían más en la autoridad sanitaria eran más propensos a colaborar con el rastreo de contactos. Una confianza que puede disminuir si se transmite la idea que estos métodos se utilizan para conseguir información no relacionada con la salud.

Los mismos expertos recomiendan que para el rastreo de contactos se recolecten la menor cantidad de datos para el propósito concreto. En el caso del COVID-19 no es necesario por ejemplo saber con quién has estado hace un mes, ya que los pacientes únicamente suponen un riesgo durante 14 días.

Otro aspecto que deben tener en cuenta las autoridades es eliminar lo datos en el momento que ya no son necesarios. Si nos fijamos en el servicio automatizado de Apple y Google, el usuario puede eliminar sus datos y en apps como la italiana se establece que como máximo los datos se guardarán hasta final de año.

Las autoridades sanitarias no deben divulgar esta información con otras autoridades, especialmente aquellas que como la policía podrían utilizar esta información con otros propósitos. Afortunadamente, países como Australia han tomado la decisión correcta de no ofrecer a los cuerpos de seguridad la información de su seguimiento de contactos para el coronavirus.

Xataka